Virginia Maestro – Blue Bird (Autoeditado)
Hace casi un año Virginia Labuat anunciaba su salida de Sony, una ruptura consensuada y amistosa. Terminaba así su carrera como ganadora de Operación Triunfo en 2008 y empezaba una nueva fase, una nueva etapa a la que se enfrentaba ligera de equipaje, sin el apoyo de una multinacional, recurriendo al crowdfunding para financiar su siguiente álbum y retomando su verdadero nombre.
El primer fruto de esta nueva etapa es Blue Bird (Autoeditado, 2015), un álbum con el que sigue la senda musical emprendida en Night & Day (Sony, 2013) pero con algunos cambios, unos más evidentes que otros, que ponen de manifiesto la firme voluntad de Virginia de controlar su carrera por primera vez. Empezando desde la propia portada, con una magnífica foto que combina vulnerabilidad y convicción, y siguiendo con la decisión de repetir equipo de producción para dar continuidad a lo mostrado en su anterior disco.
Sin renunciar a su amor por la música americana de los 50 y los 60, parece claro que en Blue Bird se apuesta por modernizar y hacer más refrescante el sonido retro de Night & Day. Quizás menos encorsetado, más libre, esta vez combina el aroma a praderas abiertas («Here I go») con toques de R&B («The best») o country moderno («Please»), manteniendo sus referencias ya conocidas (Patsy Cline, Peggy Lee, etc.) pero añadiendo otras como Norah Jones o Taylor Swift. El gusto por las baladas melancólicas con sabor añejo se mantiene («Places» es un buen ejemplo), pero en cortes como el single «Make it alright» o «Candy conditions» encontramos a una Virginia nueva, sexy, juguetona, que experimenta con su voz y con su sensualidad para ofrecernos dos canciones que, sobre todo en el caso del single, llegan a recordar por su desenvoltura a la Madonna de «Like a virgin» o a la Meghan Trainor de «All about a bass».
La sensación es de libertad, de trabajo hecho con responsabilidad pero sin presiones, disfrutando y ofreciendo una manera de entender la música más que un producto. Consciente de que se mueve en territorio de nadie, con un pasado que provoca recelos en ciertos sectores al tiempo que su apuesta por el inglés y el sonido retro le puede cerrar las puertas que tenía abiertas de par en par hace años, esta nueva Virginia te podrá gustar más o menos pero es innegable su valentía. Una valentía que impregna todo Blue Bird, un disco sin concesiones pero a la vez con potencial comercial indudable.