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Automatics + Código De Salto – Sala Hangar (Córdoba) – 18/02/16

Es emocionante comprobar que algunas de las bandas que abrieron camino, que se esforzaron por derribar las rocosas paredes del complejo de inferioridad e interiorizaron presupuestos que hasta su irrupción nos resultaban prácticamente ajenos vuelven a escena con la misma eficiencia que antaño, y casi diríamos que con otra y más poderosa energía. Automatics, los linarenses que abandonaron la lucha con el nuevo siglo para reaparecer doce años más tarde, son el ejemplo perfecto de un grupo de músicos empecinados en defenderse de la adversidad de caer en el olvido. Representaron la avanzadilla y la puesta de largo oficial de las lecciones de Sonic Youth, Jesus & Mary Chain, Pavement y hasta unos primeros y siderales Primal Scream en el terreno del rock nacional, porque lo que hacían –y lo que hacen- traspasaba de todas todas la etiqueta del pop. Desde la independencia, por y para ellos mismos y quienes entonces estaban por la labor de apreciar algo que sonaba a clásico desde otro punto de vista. Era música atada a un sonido pero libre de marcas, consecuente consigo misma y concebida para la minoría más mayoritaria. Paradójico, sí; cierto, también.

En la nueva etapa del grupo los objetivos y los medios siguen siendo los mismos. En directo, solidez absoluta y aclimatación progresiva a los nuevos y peligrosos tiempos. De la incertidumbre nace la ilusión para continuar tras la sonada reaparición y el riesgo de cambiar de vocalista y sonar a lo que siempre han sonado. Raúl Ruano, sustituto forzado por las circunstancias del impenetrable José Lozano, tampoco es la mejor presencia para que un concierto se transforme en espectáculo. Ni la mejor voz para hacer que estas grandes canciones, enormes en algunos casos, exploten como debieran en ciertas ocasiones. Pero es un frontman a lo Liam Gallagher, hierático y esporádicamente comunicativo, y solo el tiempo se perfila como el juez perfecto para decidir si su futuro está definitivamente aquí. Por el momento, y jugando en casa esta vez, sabe repartir las manos ganadoras de la baraja que le han puesto en las manos y ajusta las piezas de temas inolvidables como “Watch over you” o “Pop song” mientras el poso space rock y los teclados punzantes siguen ahí, donde siempre estuvieron. Se nota cierto ímpetu en algunos de las nuevas piezas, las incluidas en el notable Big Ear, especialmente en la rotundidad de “Monster” y una preciosidad de canción llamada “Puppet boy”. Cuando la escuchas tienes que darle forzosamente la razón a quienes pronosticaban que esta segunda vida iba a ser al menos tan intensa como la primera.

Tienen los picos (sorprendente podría resultar el término en una propuesta tan monolítica en teoría) perfectamente estudiados, y van sonando sin orden de importancia otras magníficas piedras de toque: “Open space”, “Suicide” –la desembocadura en vivo del cauce planeador de “1971”-, y las recién nacidas “A rainy day”, “Don’t call me anymore” y otra de las que serán más reclamadas en futuras reencarnaciones: “Fly around the world”. En otro orden de cosas, que es el mismo de cada día en cualquier sala, “Pop star” y la fenomenal “TV preacher” siguen resultando bárbaras en el formato que sea. Un recorrido horizontal con las guitarras bien afiladas y dispuestas a apuñalar hasta bien adentro. Peligrosidad bien estudiada.

Todo esto acontecía un jueves de febrero en una semipoblada sala Hangar, sin duda el centro neurálgico del mejor pop en directo de la capital cordobesa desde hace bastante tiempo. En su tablón de apuestas, la ocasión de presentarse ante parte de un público que no es el suyo, los locales Código de Salto reasentaron los cimientos de un sonido claramente post rock con dosis de experimentación (ni batería ni bajo, solo un chelo eléctrico y una guitarra sin permiso para puntear) y unos cuantos temas de los incluidos en su primer y prometedor trabajo, un disco homónimo en el que destaca, como en directo, la inesperada colaboración de la cantaora Alexandra “Monicha” Ortiz en un tema escalofriante titulado “Dejaem” (sí, las letras bailan a propósito) que vuelve a replantear la eterna pregunta de si el flamenco es un arte universal con vocación de globalidad. La respuesta ya la tenemos clara hace mucho.

Un comentario en «Automatics + Código De Salto – Sala Hangar (Córdoba) – 18/02/16»

  • ¡Muchas gracias por la mención y por una crítica tan positiva! Solo aclarar el tema de la instrumentación: nuestro set base fue guitarra+bajo en algunas canciones y guitarra+contrabajo eléctrico (de aquí la confusión con el chelo eléctrico) en otras. Gracias Muzikalia. <3

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