Días Nórdicos 2016 (Joy Eslava) Madrid 09/09/16
El pasado viernes tuvo lugar en la Joy Eslava madrileña una nueva edición de esa interesante iniciativa multi-artística bautizada como Días Nórdicos que, entre otras actividades, acerca a nuestra geografía bandas escandinavas de calidad y más bien semidesconocidas. Los cuatro grupos seleccionados para la ocasión aprovecharon sus treinta minutos para presentar una muestra representativa de su obra, ejecutando propuestas diferentes entre sí y todas ellas convincentes dentro de sus propios parámetros.
La velada fue inaugurada por The Hearing, proyecto unipersonal de Ringa Manner, que sobre las tablas se ayudó de la tecnología para dotar de cuerpo a su pop profundo y de alma electrónica. Amparándose en numerosos samplers y loops, la finlandesa firmó una bonita actuación en la que las capas fueron siempre superpuestas con cuidado y sentido hasta lograr dosis equilibradas (y meritorias) de delicadeza y fuerza. La artista dejó así un excelente sabor de boca ante el todavía escaso público asistente, y resultó perfecta a la hora de levantar el telón.
El relevo fue tomado por el noruego Nils Bech, vistoso vocalista recientemente fichado por el afamado sello americano DFA Records, que ejecuta basándose en una teatralidad extrema. Evidenciando esas maneras clásicas popularizadas en los ochenta por los “nuevos románticos” y más recientemente por los británicos Hurts, lo suyo es la preferencia por el exceso y las formas tremendamente marcadas. Unas peculiaridades que, en la práctica, se concretan en aparente fragilidad y un gran dramatismo escénico con el que engalanar las propias composiciones. El músico se hizo acompañar de un DJ, en pleno contrapunto de modernidad ante sus propias cualidades y formando así una dupla ampliamente curiosa y peculiar.
El ritmo y las preferencias cambiaron sensiblemente con la presencia de Hey Elbow, que apretaron el acelerador con su rock tradicional pero accesible, de corte post-punk y cierta tradición al estilo del Riot Grrrl. El trío juega en la misma liga que nombres al alza como Courtney Barnett y las recientemente renacidas Sleater-Kinney, gracias en parte a su vocalista Julia Ringdahl. Los suecos resultan además poseedores de una buena colección de canciones incluidas en Every Other (2015), su único disco hasta la fecha. Una interpretación incuestionable, la solvencia del batería Liam Amner y la llamativa aportación de la teclista y tubista Ellen Petersson hicieron el resto y confirmaron el triunfo.
La presencia de Nelson Can fue el colofón del evento, trabajando una línea relativamente continuista con la de sus predecesores en el cartel, al menos en cuanto a contundencia. Y es que el trío femenino se manifestó sólido como una roca, concretamente una especie de mixtura a medio camino entre Gossip y Siouxie And The Banshees. El bajo grueso de Signe SigneSigne y la agresiva actitud de Selina Gin (y su potencia vocal) hicieron que no pesase la ausencia de guitarras. El combo danés resultó arrollador y crudo pero a la vez melódico, y cuenta además con tres o cuatro temas espectacularmente verticales y propicios para el directo.
El excelente sonido fue una constante a lo largo de todo el evento, y junto al nivel de los protagonistas, la buena organización (incluida la extrema agilidad en los cambios entre formación en formación), y una hoja de ruta perfectamente trazada, certificaron el éxito logístico de la aventura.