Los Largos: anacronismo como forma de vida
Según la Rae anacrónico es algo que no es propio de la época en la que se trata. El problema, es que a esa definición le falta vida. Lo anacrónico no es lo mismo que lo vintage o lo retro. El anacronismo es nuestra posibilidad de escapar de la condena de la actualidad. Es la subversión del tiempo, y también, del espacio. Lo anacrónico es político; lo retro no. Lo vintage es una salida más del consumismo de: comprar, tirar y volver a comprar. Ser anacrónico es ser joven en un mundo clausurado.
Creo que cada vez somos más jóvenes los que nos fundimos en un proceso de desencanto con la sociedad y sus patrones de consumo; un proceso que homogeniza las diferentes culturas y nos asegura escuchar las mismas canciones en Madrid o en Tokio, de ver grupos calcados tanto en Barcelona como en Los Ángeles.
Por esta razón, cuando uno encuentra un grupo como Los Largos, le hace especial ilusión. Desde el primer momento que los escuchas sabes que son uno de los que todavía resisten a esta omnipresente actualidad. Sonidos con reminiscencias del pasado, pero plenamente contemporáneos.
Este grupo alicantino compuesto por Javier Monserrat, Rafa Quinto, Javier Montiel y Adrián Bago ha formado un cuarteto de calidad asombrosa. Sonidos que nos recuerdan a los mejores grupos Sixties, fogonazos de pop psicodélico, melodías con un claro toque garaje, e, incluso, sonidos que nos reviven las resonancias más mod de la España de los ochenta. Un conjunto que representa a la perfección la banda sonora de nuestras vidas.
Su carta de presentación fue un sencillo compuesto por dos canciones y publicado a mediados de 2019. La primera, titulada “Nosotros y las sombras”, es una simbiosis perfecta de melodías sesenteras de grupos como Los Mustang o Los Iberos. Su segunda canción, titulada “Bla, Bla, Bla”, tiene un toque más garajero, con ciertos ecos psicodélicos que nos recuerdan al estilo British de grupos como The Small Faces o The Kinks.
Los Largos tienen la capacidad de subvertir lo ordinario desde lo común, demostrándonos que desde lo común nace lo extraordinario. Pop salvaje, atemporal y sobretodo muy necesario en esta época que nos toca vivir. Larga vida a Los Largos y al anacronismo de sus melodías.