Paul Weller – On Sunset (Polydor / Universal Music)
Recuerdo con la claridad que puede tener un adolescente mi primer día de universidad, seguramente romantizado hasta la saciedad. Entrar a la facultad suponía abrir la puerta a un nuevo mundo. Nada más entrar, como si fueras parte de un rebaño, te llevan a una sala enorme con gente desconocida para explicarte qué narices vas a hacer los próximos cuatro años. Un hombre con un traje dos tallas más grandes te cuenta una historia que sinceramente no te interesa. En ese momento tú solo quieres saber dónde está la cafetería, pedirte una cerveza e intentar hablar de algo con el primer compañero que puedas encontrar. Seguramente esa fue una de las horas más largas de mi vida. Al salir, por otra puerta diferente de la que entré, me encontré un pasillo enorme condensado por el humo del tabaco y las risas sinceras. Al final del pasillo había un grafiti que ponía: La gente tiene lo que quiere, pero yo paso de lo que esta sociedad tiene. Voy contra corriente. Alguien, en pleno 2013, se había molestado en escribir una de las estrofas de la canción “Going Underground” del grupo londinense The Jam. No sabía quién era la persona que había escrito eso (y por supuesto nunca la encontré). Pero a ese eterno desconocido le debo bastante. Fue la primera vez que me replanteé el valor que tiene la música. Fue la primera vez que escuche verdaderamente lo que tenía que decirme Paul Weller.
¿Cuántas veces nos hemos encontrado perdidos en esta selva oscura de las tendencias? Enfadados por una producción masiva de espectáculo de una sociedad enferma de banalidad, aburrido de las mismas respuestas y de los referentes mil veces manidos, de nuevos artistas que no aportan nada y viejos músicos con una luz apagándose poco a poco. No fue fácil enfrentarme al nuevo disco de Paul Weller. Para mí, este artista británico nunca ha cedido un palmo a la mediocridad en toda su trayectoria y tenía miedo de que lo hiciera ahora. A sus sesenta y dos años nos presentaba su nuevo trabajo: On Sunset (Polydor, 2020). Un disco que debido a las circunstancias que padecemos ha ido retrasando su publicación, y del cual solo conocíamos varios hits de buena calidad y una portada bastante mejorable. Un álbum compuesto y grabado en los Black Barn Studios de Surrey, producido por Jan “Stan”Kybert y el mismo Paul con ayuda de Charles Rees; puesto a la venta a principios de julio.
Paul Weller es un artista incombustible. Sus ideas, su estilo, su intensidad, su arrogancia, su cabezonería y su elegancia siempre han estado presentes en su música. Desde que era un adolescente, un joven inconformista y diferente, que arrastró con apenas 14 años a sus dos vecinos tres años mayores que él para conformar un grupo como The Jam, hasta cuando decidió embarcarse en el combo de sophisti-pop The Style Council, o cuando comenzó su carrera en solitario.
Tras más de treinta años como artista solista y quince álbumes de estudio a sus espaldas, nos presentaba este nuevo trabajo. Un disco que gira por mundos sonoros que van desde la ópera rock a un pop agradable, desde su soul característico al R&B, pasando por toques electrónicos o rasgueos de una guitarra acústica. Cada arreglo en su sitio, sin necesidad de demostrar nada y con una buena historia detrás. Da igual el estilo que quiera interpretar el Modfather, que todo acaba sonando a Paul Weller. Y esa es la mayor virtud que nos presenta este artista.
Para entender este álbum tenemos que comprender su inspiración. Nada es en vano, nada está elegido al azar. Su disco es una clara referencia a Sunset Strip, el famoso bulevar que se encuentra en el West Hollywood. Un sitio arropado por la luz del sol por las mañanas y los neones de los carteles publicitarios de la noche. Uno de esos lugares sin el cual la música del siglo XX no se podría comprender. Desde los años veinte, la fuerza del jazz y la ley seca, los gánsteres como Mickey Cohen y los legendarios clubs como el Mocambo de los años 30 y 40. La contracultura hippie de finales de los 60 y las bailarinas go go. Este lugar continuó siendo un foco para el glam rock, para el punk rock y el new wave de finales de los 60 o legendarias salas como el Whisky a Go Go o el Roxy Theatre, así como grupos de los 80. Este lugar es historia viva de la música.
Cuando escuché por primera vez la canción “On Sunset”, hit que da nombre al disco, todos los miedos que tenía desaparecieron. Una canción donde las armonías vocales femeninas de los años 60, las cuerdas de una guitarra vintage, el sonido de una flauta de jazz, el solo de una trompeta, el sonido de las olas o la brisa del mar, nos muestra una canción sobre el paso del tiempo. El mundo que conocía ha pasado, replica Paul, todos los lugares a los que solíamos ir pertenecen a otro tiempo.
El álbum abre con la canción “Mirror Ball”, una canción con un fuerte estilo de ópera rock que va fluyendo por sí sola, aunque a pesar del spoiler que nos podría hacer el título, nunca llega a convertirse en una canción disco, sino que nos muestra elementos electrónicos y partes con una fuerte experimentación. Una canción sobre la liberación de la pista de baile y cómo no debemos dejar de danzar aunque perdamos el ritmo. Tras esta apertura se encuentra “Baptiste”, una canción con una letra y un ritmo soul que sirve como homenaje a esta música que tantas veces nos ha limpiado el alma, una canción que me recuerda al grupo Stone Foundation con el que Paul ha colaborado en alguna ocasión. Nunca solía rezar, nunca he ido a la iglesia, pero cuando escucho ese sonido va a mi corazón directamente a mi alma.
En “Old Father Tyme” encontramos una canción con bastante ritmo al más puro estilo Isley Brothers. Tras este inicio fulgurante nos muestra “Village”, uno de los temas que ya conocíamos con anterioridad, un tema mucho más lento y en el que cuenta con la colaboración de Mick Talbot en el teclado. Una canción que presenta a un Paul feliz con las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida. Un tema que recupera aquella frase que me encontré graffiteada en una pared siete años antes, aunque en esta ocasión pone: Solo quiero ser quien soy, no necesito nada de las cosas que ofreces…
Tras esta reflexión nos presenta la canción “More”, el tercer adelanto del disco, una canción impregnada de cuerdas y vientos inspirada en Roy Ayers y en la que participa la cantante francesa Julie Gros. Para mí, una de las grandes canciones de este disco y curiosamente no por su melodía sino por la reflexión que nos hace ver. Una crítica al consumismo imperante de nuestros días, al deseo de acumular dinero y objetos que no necesitamos. Nos hace ver que muchas veces menos es más. “Equanimity” es un tema que se aleja del sonido presente en el álbum, una muy buena canción en el que podemos encontrar ecos de los Beatles y de los Kinks. Además, en esta canción colabora con Jim Lea de Slade contribuyendo en el violín. Otras canciones como “Earth beat”, en la que participa la artista Col3trane, tienen un inicio con un sonido bastante contemporáneo que no me termina de convencer, aunque la canción va cogiendo bastante ritmo según avanzan los minutos. Algo parecido ocurre con el tema “4th Dimensión”, un tema de corte eléctrico y bastante experimental.
Por último, mencionar la canción “Rockets”, para mí una de las canciones que más me han gustado de este disco. Un tema elegante y emotivo donde Weller emula a David Bowie. Y es que tan larga es la sombra de Bowie en esta canción que incluso podemos llegar a escuchar su voz. Una canción capaz de trasportarnos a otros lugares y a la vez arremeter con crítica contra el sistema en el que estamos atrapado.
Paul Weller es de esos artistas capaz de deslizarse entre géneros sin desdibujar su compromiso con la calidad. On Sunset es un disco que encuentra inspiración en décadas pasadas, y, aun así, es capaz de mostrarnos sonidos contemporáneos. Es curioso que justamente cuando este artículo vea la luz, en una realidad paralela, estaría escuchándole en directo en el Mad Cool. Pero pronto nos volveremos a poner el traje desde el atardecer, nos montaremos en el tren nocturno e iremos a la tierra de las mil danzas, beberemos cerveza, bailaremos viejos ritmos de soul y recibiremos un tiro de rhythm and blues y el tren seguirá rodando toda la larga noche…
Escucha Paul Weller – On Sunset
La verdad es que de primeras me tiró para atrás, pero a base de escucharlo he descubierto muchas cosas interesantes en el disco. Buen análisis, por cierto
» Y es que es tan larga la sombra de Bowie en esta canción que incluso podemos llegar a escuchar su voz «.
Completamente de acuerdo, para mi una de las mejores canciones de este disco.
Cada día Weller es más como Van Morrison, un artesano que tendrá 80 años y seguirá sacando discazos como churros