Fanfare Ciocarlia (Sala But) Madrid 02/11/24
Hace un año, en un concierto de Goran Bregovic acontecido en Las Noches del Botánico, el célebre músico de Sarajevo definió a su grupo como una «orquesta de bodas y funerales». Esa descripción capturaba a la perfección el espíritu de los metales balcánicos: un sonido que oscila entre la melancolía y la euforia, que el cuerpo entiende al instante y que despierta un impulso casi visceral por bailar.
El pasado 2 de noviembre, en la Sala But de Madrid, ese mismo espíritu cobró vida a través de Fanfare Ciocarlia. Esta agrupación conjuga la fuerza de una banda de metales con las polifonías tradicionales de la música de Moldavia y la música gitana oriental de Rumania. Su mezcla, que además incorpora swing, jazz latino y reggae, se convierte en un festín sonoro que trasciende el estilo para transformarse en una celebración de la vida misma.
La historia de Fanfare Cioc?rlia es casi de leyenda. Formada en el pequeño pueblo de Zece Prajini, en el noreste de Rumania, esta agrupación nació en una comunidad gitana donde tocar un instrumento es una tradición familiar transmitida de generación en generación. En 1996, el ingeniero de sonido alemán Henry Ernst descubrió casualmente a esta banda tocando en bodas y bautizos locales. Impresionado por su virtuosismo, Ernst decidió organizar una gira en Alemania, lo que inició una carrera internacional que pocos habrían imaginado. Desde entonces, Fanfare Cioc?rlia ha ofrecido más de 3.000 conciertos por todo el mundo, consolidándose como embajadora de un sonido tan único como vibrante.
Desde aquellos primeros conciertos organizados por Henry Ernst, la historia de esta comitiva —con algunos cambios en su formación a lo largo del tiempo— no ha parado de crecer, llevando su música de escenario en escenario alrededor del mundo. Mi primer encuentro con Fanfare Ciocarlia fue hace ya una década, gracias a una memorable actuación para la plataforma NPR Music. Su música, sin embargo, se ha colado también en la cultura popular, como en la banda sonora de la película Borat, en la que su icónica versión de «Born to Be Wild» les otorgo un mayor reconocimiento global.
En su paso reciente por la Sala But de Madrid, como parte de una gira de siete conciertos por España, Fanfare Cioc?rlia ofreció un espectáculo cargado de energía y entrega. Durante noventa minutos, su música inundó cada rincón de la sala. Los diez miembros que se subieron a la palestra, con sus tubas, trombones, saxofones y timbales, dialogaban sin descanso, combinándose y destacándose a lo largo del show. Cada instrumento ocupaba su espacio: en algunos momentos emergían todos en un crescendo exuberante, y en otros, las voces individuales se destacaban en solos hábiles, generando un juego de tensiones y relieves que mantenía al público en un vaivén constante.
El repertorio del concierto fue extenso, abarcando veintiuna composiciones que reflejaron la diversidad de influencias que caracterizan a la formación. Algunas de las piezas se extendieron en dúos, como “Swing Sagarese” y “C’est la vie”, o “Bubamara” y “Nicoleta”, lo que permitió a los músicos brillar individualmente. Uno de los momentos culminantes de la noche llegó con su enérgica interpretación de «Born to Be Wild», que se combinó con “Iag Bari”, generando una explosión de alegría y movimiento. Además, el grupo ofreció versiones inesperadas de clásicos como “I Put a Spell on You” y “Just the Two of Us”, así como la icónica “Moliendo Café”.
Lo más importante, y sobre todo identificativo del concierto, es que desde las primeras canciones se generó un ambiente de euforia colectiva. Aunque la sala no estaba completamente llena y había algunos espacios vacíos —un contraste con otros conciertos recientes como el de Yann Tiersen en el mismo lugar—, las primeras filas vibraban en un pogo incesante, con un público que respondía de forma orgánica a cada tema, como si formaran parte de la misma orquesta circense. Al ritmo de los metales y percusiones, la noche transcurrió como una celebración donde no faltaron clásicos como “Asfalt Tango” y “Lume Lume”, además de nuevas composiciones que estarán en su próximo trabajo.
Fanfare Ciocarlia, con su energía desbordante y su conexión con la tradición gitana, transformó la Sala But en un escenario de celebración, demostrando que su música, nacida en una pequeña aldea, es capaz de atravesar fronteras y resonar en los rincones más lejanos del mundo. Un viaje sonoro que, como aquella «orquesta de bodas y funerales», celebra tanto su herencia cultural como su evolución como banda internacional. En un mundo a menudo fragmentado, la experiencia de conciertos como este me reafirma en el poder de la música como un lenguaje universal que une a las personas.