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Entrevistamos a Destroyer por ‘Dan’s Boogie’

Dan Bejar califica su nuevo disco como el que más suena a Destroyer de sus últimos trabajos. Y eso, a aquellos que seguimos con pasión cada uno de sus movimientos, nos ha llenado de felicidad.

Dan’s Boogie (Merge Records, 2025) es un nuevo ejercicio de malabarismo musical, en el que hay espacio para sus ya habituales festines de cuerdas y vientos, pero también para diversos números impregnados por ese intimismo enigmático que tan bien recrea Bejar al piano, e incluso para un dueto fabuloso en clave trip-hop. Atrás queda el vértigo nocturno del magistral Labyrinthitis (Merge Records, 2022), inspirado por sus problemas de oído.

Conversamos con el artista nacido en Vancouver y que alcanzó su cumbre creativa con el descomunal Kaputt (Merge Records, 2011), siendo capaz de mantener el nivel en cada entrega pese a lo alto que se iba posicionando el listón de la inspiración. Entre los temas que surgen, no podían faltar sus raíces españolas, llegando incluso a chapurrear un poco del idioma, la preocupante situación política de EEUU, con la consecuente repercusión en su fuente de ingresos, o los detalles y aspectos que rodean a su modo de componer.

Como no podía ser menos, la charla transcurre de modo diferente al habitual, con el icónico compositor canadiense dando vueltas por su casa mientras sostiene el teléfono con sus manos, invitándome así a un original e inesperado recorrido por los rincones de su hogar. Genio y figura las veinticuatro horas del día que podremos ver de gira por aquí el próximo otoño (fechas al final de la entrevista)

«No sé por qué decidí llamar al disco ‘Dan’s Boogie’. Creo que tiene algo que ver con intentar improvisar tu manera de salir de una situación»

El anterior disco, Labyrinthitis, abrazaba la electrónica y la noche, en cambio en este disco vuelves a la paz del piano y la quietud a lo Tom Waits, acaso atiborrado de psicodelia pop.

Bueno, no fuimos a hacer el disco con un plan, mientras que con ‘Labyrinthitis’, ‘How We Met’ y ‘Ken’, los tres últimos álbumes, había un plan. El plan no funcionó, pero lo tuvimos, y eso involucró definitivamente sonidos electrónicos, con más de un sintetizador presente.

Para ‘Dan´s Boogie’, escribí un montón de canciones en el piano. No estaba planeando hacerlo de este modo, pero así es como escribo canciones hoy en día. Escucho mucha música jazz. De hecho, eso es todo lo que escucho. Y eso probablemente me influyó. Creo que también, cuando me veo más viejo, me siento más cómodo haciendo jazz.

Así que creo que es lo que las canciones requerían. Especialmente cuando empezamos a involucrar al resto de la banda en el álbum. Especialmente las trompetas de Josh, que creo que son interpretaciones bastante interesantes y muy agresivas en su propio modo jazz.

 

Siempre me ha atraído el contraste entre la soledad y la tristeza que transmiten las letras en algunas ocasiones, y el sonido orgánico y la felicidad que transmiten las melodías, en las que reina la esperanza como en “Cataract Time”. ¿Estoy en lo cierto al pensar en ese contraste?

Es una mezcla muy clásica de Destroyer, que aúna en su música cierta cantidad de energía y tiene un sentimiento de alegría implícito. Y letras tienen un tipo de energía diferente, una energía más oscura, una visión más oscura del mundo y la música es más insular.

La música llega al mundo, mientras que las palabras, especialmente en ‘Dan’s Boogie’, son bastante internalizadas. Tienen más de su propia lógica interna, aunque siento que son muy personales a su manera. Esa mezcla siempre está presente en la música de Destroyer y quizás en ‘Dan´s Boogie’.

Haces las canciones principalmente con John Collins, que podría ser tu mano derecha, como productor. Pero me temo que mucha gente no sabe cómo funciona Destroyer como banda. ¿Cuál es la dinámica cuando haces las canciones?

La dinámica que he seguido durante los últimos diez años se ha basado en ir haciendo demos y luego, en los últimos tres álbumes, se las envío a John Collins, que las extiende y las convierte en un mundo más amplio de posibilidades. Algunas de ellas acaban siendo versiones que mejoran a lo que yo le había enviado. Otras acaban transformadas en algo completamente diferente.

Y una vez que me uno con él y tenemos idea de cómo deberían sonar las canciones, le enviamos las pistas a Josh para tocar percusiones, a Ted para meter piano, Nick para meter guitarras y Dave para sumar guitarras también. Pero nunca debemos pensar que las canciones son lo que entra en el estudio de primeras. Creo que ‘Dan’s Boogie’, de hecho, suena a como sonamos como banda cuando nos juntamos a tocar, pero esa no es la intención.

Incluso cuando tenemos todo el material, todavía es un reto, y puede ir en muchas direcciones diferentes. Esas son las principales etapas. Y mi trabajo es ir reconduciendo, en silencio, detrás de John, mientras se sienta con su ordenador, y hacer sonidos de aprobación o desaprobación (risas).

«’Kaputt’ fue el inicio de la idea de que el estudio debía ser usado como un estudio. Fue el fin de la idea de Destroyer como banda de rock, tratando de capturar la esencia de una actuación en directo en cada canción que grabábamos»

Diría que hay mucha intuición en la música de Destroyer en términos de que, como oyente, siempre sabes cómo empieza la canción, pero nunca sabes cómo va a terminar o cuándo lo va a hacer. A veces te imagino sentado al piano improvisando, que creo que es uno de los elementos más interesantes de Destroyer, y todo acaba fluyendo sin saber muy bien cómo y sin que realmente importe.

Incluso aunque las canciones puedan ser extrañas, creo que las escribo de una manera bastante tradicional. Nunca empezaré a trabajar en una canción con John o con la banda si mi parte no está completamente terminada. Una cosa que no cambia desde el principio hasta el final durante, digamos, los ocho o nueve meses que pasamos trabajando en este álbum es lo que canto. Sé exactamente lo que voy a cantar, cómo lo voy a cantar y los acordes que estarán detrás de eso.

Eso no cambia desde el principio hasta el final. Lo que cambia es el sonido alrededor de eso, de mis palabras y de mis melodías vocales. Las palabras y las melodías son bastante estáticas desde el momento en el que decido que son buenas.

 

En este disco conviven una canción de poco más de un minuto que acaba algo abruptamente cuando parece que va a explotar, “I Materialize”, y otra de casi ocho minutos como “Cataract Time” que fluye de tal manera que podría durar toda la vida y nunca nos cansaríamos de ella.

Sí, es algo extraño ya que a veces dejamos las canciones alargarse porque nos gustan mucho como suenan. Creo que ambas duran lo que deben durar. Tenía dos versos para “I Materialize” que en principio no iban a estar en ninguna canción, pero una vez que la hice, no quería añadirle nada más, incluso aunque no sea una canción en el sentido tradicional de la palabra. Dimos con una forma de acabarla bastante violenta. Como si alguien externo la hubiera parado de repente. Además creo que va perfecta en la secuenciación del disco. Me gusta la variedad, y no todas las canciones tienen que durar cuatro minutos como estándar. No me importa la estructura de las canciones y, de hecho, es una de las cosas que menos me gusta a la hora de componer. Todo eso relacionado con lo que supuestamente tiene que tener una canción, qué estructuras debe contener…”I Materialize” es un buen ejemplo de todo esto.

Siguiendo con este hilo, hablemos de la canción que más me recuerda a esa obra maestra que es ‘Kaputt’ de todo el disco: “Cataract Time”. Una ópera pop sublime que pasa por diversos estados de ánimo. ¿Estás de acuerdo en que ‘Kaputt’ significó un punto de inflexión en vuestra carrera?

Yo diría que “Cataract Time” es una versión madurada de algunas de las cosas que estábamos haciendo en ‘Kaputt’. Aunque solo fuera por el saxofón final de Joseph, que tiene un sonido muy distinto, y eso fue definitivamente parte del sonido de ‘Kaputt’.

Pienso que la música en sí, es mucho más minimalista en “Cataract Time”. Si escuchas la fuerza de movimiento de los arpegios, tiene más un sonido de música nueva que lo que había en ‘Kaputt’, que fue compuesto principalmente a partir de sonidos de sintonía de sueños y luego la gente tocando solos sobre todo. Una cosa que siempre me gusta decir es que creo que soy mucho mejor cantante ahora de lo que era cuando tenía 37 años, cuando hice ‘Kaputt’.

No creo que pudiera cantar una canción como “Cataract Time” en 2009. Pero sí, ‘Kaputt’ fue el inicio de la idea de que el estudio debía ser usado como un estudio. Fue el fin de la idea de Destroyer como banda de rock, tratando de capturar la esencia de una actuación en directo en cada canción que grabábamos.

Fue definitivamente el fin de mi época tocando la guitarra, lo cual fue importante. Fue el final de mi inercia de llenar las canciones con palabras, tantas como fuera capaz de meter. Fue como un desafío personal que tuve durante los primeros diez años de Destroyer y alcancé en ese momento.

Solo quería escribir todo lo que pudiera y empaparme de todas las referencias literarias como fuera posible. Quería que el mundo viera y escuchara lo que salía de ahí. Y ‘Kaputt’ significó que la idea de espacio y de ambiente se volviera mucho más importante para mí.

«Probablemente tengo una idea de mí como cantante que tiene más que ver con España que con una versión norteamericana. Y hay cosas de la música española que me han influenciado»

Hablemos de la mágica colaboración de Simone Schmidt de la banda Fever en “Bologna”, que te atrapa con su atmósfera envolvente. Es como un ejercicio de trip-hop bastante oscuro que introduce nuevos registros en tu forma de escribir. ¿Estás contento con el resultado?

Estoy muy contento con el resultado. Lo que no me hacía sentir tan feliz era el hecho de cantar esa canción, porque no creía que fuera a llegar a lo que buscaba. Antes de que Simone viniera a cantar, no estaba seguro de si la canción iba a acabar en el álbum.

Ni John ni yo nos divertíamos trabajando en ella. No sabía cómo iba a ir. Y no podía cantarla de una manera muy convincente. No podía cantarla de una manera dramática. No podía cantar el primer y el tercer verso que es el corazón de la canción. No estaba convencido de mí mismo. Y a mí me gusta mucho el último álbum de Fever. Los conocí un poco. Le pregunté. Ellos dijeron que sí. Y luego las cosas cambiaron muy rápidamente una vez que tuvimos las voces de Simone.

Entre la voz de Simone y todas las congas que Josh tocó la canción empezó a ser otra. Y una vez que se volvió una canción que sonaba como un dub en el estilo The Clash, todo empezó a tener sentido. Hicimos una mezcla de sonidos que sonaban muy bien de inmediato. Fue muy fácil, muy rápido. Hasta el punto de que no queríamos tocar la canción de nuevo. Estábamos bastante seguros de que esa era la toma. No podía mejorar. No sabemos cómo lo hicimos. Así que pasó de ser una de las canciones que más problemas me causaba, a ser la canción que ejemplificaba lo que queríamos del álbum en términos de sonido.

A nivel de sonido fue el gran hallazgo del disco. Esa canción y probablemente “Cataract Time”.

 

El hecho de tener ancestros españoles, ¿tiene impacto en la forma en que haces música, en la forma en que investigas nuevos sonidos?

Viví en Málaga durante unos meses, en 2006 y 2007. Es increíble. Pero mi familia vivió mayoritariamente en Granada. Creo que tiene un impacto en mí como cantante, como escritor. Me siento muy cómodo tomando influencias que no son típicas para alguien de mi generación del Pacífico Noreste, aquí en Norteamérica. Probablemente tengo una idea de mí como cantante que tiene más que ver con España que con una versión norteamericana. Y hay cosas de la música española que me han influenciado.

Incluso tal vez si no soy consciente de ello, creo que está ahí. También sobre la sensación de ser exilado. Sé que hay otro lugar donde me siento muy cómodo cuando voy a España. La vida cobra sentido allí. Hay muchas cosas que incluso habiendo nacido aquí me resultan extrañas de mi país y me hacen sentir como un extranjero.

«Mi vida está bastante dividida entre estos mundos: el de las canciones que escribí y el de mi vida normal»

Hablemos del título del álbum, ‘Dan’s Boogie’, que transmite esa idea de imaginarte sentado al piano dejando fluir tus ideas. ¿Y qué hay detrás de esa intrigante portada?

Sí, el título todavía es un poco misterioso para mí. Aun así, tal vez me arrepiento un poco de él.

Hay una canción llamada “Dan’s Boogie” que es una de las canciones más jazz. Y cuando primero envié la demo a John, simplemente me inventé el nombre Dan’s Boogie porque tiene una línea de piano jazz. No pensé que sería el título de la canción. Luego el título se quedó. El espíritu de esa canción comenzó a crecer por el resto del álbum.

Y no sé por qué decidí llamarlo así. Creo que tiene algo que ver con intentar improvisar tu manera de salir de una situación. Sé que eso no suena como una incitación a bailar, pero para mí, en mi mente, es así, sería como una danza siniestra.

Quería que el título pudiera ser positivo, pero también, tal vez, un poco siniestro. También pensé que tenía un título que me recordaba a un libro de los setenta o un film del 1975. Me gustan ese tipo de títulos. La portada del álbum no fue mi idea. Fue Dave Galloway, quien ha hecho muchos videos de Destroyer. Tuvimos la idea de intentar capturar el espíritu de una Green Room, que en inglés es como el nombre de la sala de artistas en un teatro o en un club, y cuánto de clínico y depresivo puede ser eso a veces.

Pensé que se trataba una mezcla interesante, esa imagen que es muy estéril y compuesta. Esa imagen, con las palabras Dan’s Boogie sobre ella, que representa lo contrario, ya que es muy personal. Y creo que funciona. Me gusta mucho la portada.

Y en términos de influencias en el álbum, ¿hay algún artista, película o libro que dirías que impregne estas canciones?

Le he dicho a la gente que encuentro este nuevo álbum como el más “Destroyer” que hemos hecho en mucho tiempo. Parece que el sonido y las letras se localizan en algún lugar en el que me siento cómodo. Quizás esa sensación de confort me hubiera asustado hace diez años, pero ahora me siento bien por ello. Puedo saborearlo disfrutando esa sensación. Creo que me pasé suficiente tiempo escuchando a tríos de piano-jazz, escucho a Billie Holiday todos los días. Hay canciones escritas hace ochenta, noventa o incluso hace años que se han colado por mis venas incluso más de lo que pueda ser consciente. Lo que se llama American Standards. No sé si mis acordes de piano reflejan eso porque no soy muy bueno recreándolo con el piano, pero hay un par de canciones en el disco que reflejan esa influencia de música antigua. Esto es curioso porque normalmente no se asocia a Destroyer con ello, sino con rock de los setenta o new-wave de los ochenta, que me encantan pero no creo que hayan tenido tanta influencia en este disco.

Las influencias británicas en tu sonido son muy reconocibles, con New Order, The Cure, Echo & The Bunnymen y otros grandes nombres de esa escena en el punto de mira. ¿A qué crees que se debe?

Como adolescente en los años 80, creo que estas bandas inglesas representaban algo para mí. Y no creo que estuviera solo. No lo sé. La imagen de ellas me atrapó. Y la imagen es importante cuando tienes 13 años. La imagen, el sonido. En el caso de algunas de ellas, como Echo & The Bunnymen y The Smiths, había una aproximación a las palabras que resultaba interesante, aunque no me importaban las letras hasta que fui más viejo. Pero sí, hay algo sobre el lirismo inglés y sus melodías que me dice más que el de América del Norte.

Eso siempre ha sido así conmigo, ya sea la música new-wave de los años ochenta o el glam-rock de los años 70, que marca el comienzo de Destroyer como banda. Era muy aficionado a Roxy Music, David Bowie y T-Rex o la música clásica de los años sesenta. Siempre he encontrado la música inglesa un poco más melódica y un poco más interesante líricamente que la música pop americana. Ese soy yo.

 

Antes hablábamos del influjo en tu música que tiene tu relación con España, pero Italia también está presente en tu ideario. En el disco anterior con la canción dedicada a un pintor casi desconocido, “Tintoretto, It´s For You” y en este último álbum con la fantástica “Bologna” de la que también hemos hablado ya.

No conozco demasiado de Italia ni he pasado mucho tiempo allí pero hay una cuestión de estilo en el modo de escribir de la música italiana que conservo cerca de mi corazón. Al estilo de Paolo Conte, tipo piano-jazz. Un sonido extraño con una voz extraña, no al estilo de Tom Waits, esto es diferente. Es algo que ha capturado mi imaginación en los últimos años y creo que está presente en este disco. Es sorprendente pero la forma en la que la música italiana incorpora el jazz, me ha influenciado. Debe estar en mi mente (risas). Estoy intentando consolidar una comunidad de seguidores importante en Italia, pero estoy fallando miserablemente (risas).

Este es tu disco número catorce. ¿Cómo te sientes mirando atrás en el tiempo tras una carrera tan prolífica?

Es una locura para mí que todavía sea capaz de seguir dedicándome a esto. No lo pienso mucho. Solo cuando me preguntan sobre los discos, que es lo que he hecho casi toda mi vida adulta. Han pasado 30 años. Es difícil verme haciendo otra cosa.

Mi vida está bastante dividida entre estos mundos: el de las canciones que escribí y el de mi vida normal. Pero ha sido tan constante. Parece una locura que no ha cambiado o se ha convertido en algo más. Pero no lo sé. Sí, soy afortunado de poder hacerlo todavía. Hay gente de tantas partes del mundo que parece seguir interesada en lo que hago… Me produce curiosidad el saber si hay otra cosa que pueda hacer en la vida en este momento.

¿Podrías decir que este es un álbum cohesivo, considerando que te gusta un poco el caos cuando compones música?

Comparado con el anterior disco, este me parece muy cohesivo. Pienso que Labyrinthitis no lo fue. Las circunstancias que lo rodearon no fueron las ideales. (Recordemos que Dan Bejar se autodiagnosticó con esta referencia sobre la infección el oído que sufría, tras buscar información en internet).

Por algún motivo, el flujo de las canciones de este nuevo disco suena muy natural. Tuvimos la secuencia para el álbum bastante pronto. Fue lo primero que hicimos antes de empezar a trabajar en la música. Tenía las canciones y las puse en un orden y es el orden que tienen ahora. Eso marca una diferencia respecto al modo de trabajar en Destroyer.

Eres uno de los artistas más icónicos en el catálogo de un sello tan mítico como Merge Records. ¿Qué te lleva a seguir con ellos después de tanto tiempo?

Son buenas personas. Me han dejado hacer todo lo que he querido. Cuando empecé en 2002 envié un álbum llamado This Night, que no era el álbum que esperaban de mí. Y les pareció bien. Mucho de ello tiene que ver con el hecho de que lo llevan artistas como Mac McCaughan y Laura Ballance de Superchunk.

Ahora que la situación política en Estados Unidos es tan extrema, con un modelo tan excéntrico y peligroso, ¿es todavía Canadá un buen país para tener una banda? ¿Protegen la escena musical?

Sí, es un momento confuso. Estamos empezando a escuchar todas las historias sobre las dificultades de llegar a la frontera. Me gustaría que mis ingresos no estuvieran tan ligados Estados Unidos, pero es así. No sé qué más hacer. No conozco a nadie que esté ilusionado con ir allí ahora mismo cuando debería ser algo interesante. Aun así, todavía hay gente allí a la que amo. Hay gente buena en todos lados, clubes donde tocar que conocemos bien, ciudades que disfrutamos cuando las visitamos. Pero la atmósfera es diferente.

¿Qué va a significar para ti echar a rodar estas nuevas canciones de Destroyer en la carretera y tocar por todo el mundo?

Estoy muy emocionado pero a la vez con algo de incertidumbre porque como banda, Destroyer no nos hemos juntado en un escenario desde que nos bajamos de uno en Londres, en noviembre de 2022. Ninguno en la banda sabe cómo van a funcionar los temas de este disco en vivo, ya que nunca nos juntamos para tocarlo juntos sino que cada uno fue enviando por internet sus partes.

Toma nota de la gira de Destroyer

20 Nov 2025 · SAN SEBASTIÁN · Teatro Victoria Eugenia – Entradas

21 Nov 2025 · SANTANDER · Escenario Santander – Entradas

23 Nov 2025 · VALÈNCIA · Sala Jerusalem – Entradas

24 Nov 2025 · MADRID · Teatro Magno – Entradas

 

Escucha Destroyer – Dan’s Boogie

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Foto Destroyer: Nicolas Bragg

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