Entrevistas

Aaron Thomas

Con este disco sólo quiero disfrutar de la música

Hace escasamente tres semanas se publicó The Blues and Greens, el tercer disco de Aaron Thomas. En este tercer trabajo, Thomas deja de hablar de las cosas que ve, para explicar las cosas que siente. Se trata de un disco sincero e íntimo con el que pretende resarcirse de la mala experiencia de su trabajo anterior. Aprovechando el reciente lanzamiento del disco y las próximas fechas en directo, estuvimos charlando con Aaron y esto es lo que nos contó.

Escuchando este The Blues and Greens, parece que te relajas un poco en tu acercamiento a las canciones. Los temas están menos forzados y da la sensación de que los has escrito de forma más natural que en tus trabajos anteriores. ¿Es así?

Puede ser, sí. Ahora quiero disfrutar un poco más de la música. Es un disco más personal. Es el disco más personal que tengo. Las canciones que hay en este disco no fueron compuestas con la idea de sacar un disco. Han pasado tres años desde mi anterior disco, y en estos tres años de descanso he estado componiendo pero sin pensar en qué iba a hacer con las canciones, así que salieron de forma muy natural.

Además, en estos tres años ha habido cambios importantes en mi vida, y las canciones son una manera de poder hablar de lo que estaba pensando y de lo que estaba pasando, porque a veces es más fácil escribir una canción que contarle algo a un amigo. Sí, las canciones reflejan, de una manera muy directa, lo que me estaba pasando en la vida.

Los temas nuevos tienen un aire más liviano, como si no te hubiera costado tanto componerlas.

Hay de todo. Algunas canciones las tuve que trabajar un montón porque tenía muchas ideas, y estaba mezclando muchas cosas, y continuamente hacía cambios de acordes y de frases. Esas canciones salieron super lentas, y llegaron después de meses trabajando en ellas.

Pero otras… (se queda pensativo)… por ejemplo “How we got started” es una canción que compuse cuando estaba haciendo una banda sonora. Tenía la parte de la guitarra desde hacía como unos diez años, pero sin poder colocarla a una letra o formar una canción. Pero luego todo sale en el momento por la necesidad. Y la canción se acabó en cinco minutos.

Una vez que tenía las canciones pensé “tengo que trabajar más los temas”, como en los discos anteriores donde siempre estaba muy obsesionado con los detalles, por la letra… Pero esta vez pensé que si la canción había salido así y funciona, si transmite, lo iba a dejar así para que las canciones de este disco fueran más naturales. Igual más mías.

Me apetecía estar más conectado con la fuente de creatividad en vez de llenar las canciones de pensamientos, de expectativas, de fobias. Dejarlas libres para que sonaran más personales. Y es una manera de buscar un sonido mío.
Pero eso no quiere decir que no haya trabajado el disco porque he trabajado un montón (risas).

Incluso tu voz parece más auténtica y menos afectada ¿a qué se debe?

Llevo todos estos años intentando aprender. Ahora escucho mis discos anteriores y veo que estaba forzando la voz. Mucho vibrato o mucho grito, por ejemplo. Cuando la discográfica me confirmó que finalmente se grabaría el tercer disco, me propuse no repetir ciertos errores del pasado. Y he intentado grabar los nuevos temas con más generosidad, igual ahora suena raro, pero con menos egoísmo: no quería preocuparme tanto por la perfección de todo sino por la honestidad y la emoción de la canción. Y al plantearlo así entré en el estudio con una sensación totalmente diferente que las veces anteriores. Y eso es lo que se transmite en el disco.

Para el disco anterior trabajaste con Valgeir Sigurdsson y Nico Muhly. ¿Cómo ha sido la grabación de este disco?

Pues muy intensa, la verdad. Con el disco anterior tuve el problema de que yo tenía muchas expectativas y me estaba poniendo mucha presión. Y, desde mi punto de vista, el proceso de grabación no fue, al menos por mi parte, demasiado puro. Fue muy intenso llegar a Islandia, a una comunidad de artistas que están muy unidos. Yo venía de fuera y me sentí un poco incómodo a veces. Aprendí mucho pero pasé mucho tiempo sólo en mi habitación (risas).

Así que para este disco decidí encargarme yo mismo y asumir la responsabilidad del sonido, de los arreglos y la instrumentación. Y al principio me puse muy nervioso, dudaba de mí y no confiaba en mí mismo, pero después de una o dos semanas empecé a sentirme más seguro y la verdad es que el proceso fue muy agradable, y más fácil que mis discos anteriores. Aunque no estoy muy seguro de si ha sido por los cambios que he sufrido en los últimos años, o por un cambio de mentalidad.

Me decías antes que en tu disco anterior tenías muchas expectativas y en alguna ocasión he leído que comentabas que no funcionó como esperabas ¿en qué sentido?

Cuando salió el disco, la prensa hizo buenas críticas y tenía buen feedback de la gente, pero luego conseguí hacer muy pocos conciertos. Y eso fue muy duro. Fue una decepción pensar que había sacado un buen disco, había trabajado con un buen productor y luego darme cuenta de que no formaba parte de la escena de aquí, que se mueve en salas y festivales de este país. Estaba muy frustrado y decepcionado en este sentido. Pero es lo que hay. Ahora no quiero pensar en estas cosas ni dejar que estas situaciones me afecten tanto. Con este disco sólo quiero disfrutar de la música.

En los próximos días te vamos a ver en concierto en Valencia (8/3) y Barcelona (9/3). ¿Tienes nueva banda?

Sí. Estoy tocando con Marcus Doo de Marcus Doo and the Secret Family, que es una banda donde hay españoles y franceses. Y con Xisco Rojo, que también toca con Marcus Doo. Prácticamente le he robado su banda para hacer la gira.

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