Conciertos

Aaron Thomas + Abraham Boba – Círculo de Bellas Artes (Madrid)

Aviso a navegantes: mi principal motivación en esta cita no era otra que la de admirar el estado de forma álgido de un genio: Abraham Boba. Inspirado y con un talento desbordante, tal y como atestigua esa maravilla que es La educación (09), sin problema se puede afirmar que es el artista nacional más en estado de gracia que uno puede echarse a la cara hoy día. Muy lejos de esto, a priori, se encontraba la figura de un Aaron Thomas con una serie de tics vocales –Jeff Buckley principalmente- y unas maneras folk asépticas hasta la extenuación que hacen del todo imposible apreciar la suficiente personalidad y carácter a su música en estudio.

Un tono desangelado y frío mostraba la Sala de Columnas a medio llenar ante la salida de Abraham Boba al escenario. Poco público interesado, sin duda pecó del mismo error que servidor cuando le vio por vez primera, aún con mucho trecho por recorrer hasta llegar a su plenitud actual.

El entorno agreste fue un lastre para su concierto, que, unido a una distancia personal del vigués-muy en su mundo, intenso, pero alejado, quizá cansado de ser el eterno telonero-, deslució un repertorio que merecía mucho más. Una banda desarmada, con ausencias y sustituciones, no pudo dar el suficiente lustre a los clímax dramáticos de temas tan arrolladores como “La educación” o “Hagamos algo antes de morir”, lejos quedaron de ser unos escuderos a lo Bad Seeds que tanto merece Boba.

Arrancó él solo al piano rescatando “Turista feliz”, de los temas más inspirados de su –menor- debut. Volvieron a asomar también de él las “Hermanas Sánchez”, reticentes a perderse un solo set list. Fue la desnudez de “Frío” y su contraposición en la tormenta de “Juan y la defensa”, con la ayuda de los guitarrazos de Julio de la Rosa, los instantes a retener. No era su feudo, y se notó cuando el aplauso antes de acabar este último tema, dejaba en evidencia el descuadre del respetable al auspicio de mi sonrisa resignada.

La gente se congregó en las primeras filas ante la llegada de Aaron Thomas, su héroe a las claras vistas las reacciones y ovaciones recibidas. Presentaba en primicia su segundo trabajo, a publicarse a finales de octubre, Made of wood (09), todo sea dicho, de muchas mejores expectativas escuchado lo escuchado que la nadería de Follow the elephants (08).

Acompañado de una banda solvente y cálida con metales incluidos- destacaba un profesional Abraham Boba a las teclas con gesto circunspecto- fueron los perfectos adalides del triunfo del australiano. De muy buen ánimo y con mucha viveza, las nuevas canciones calaron, destacando la que dará nombre al disco y la desatada “Why whould you call me”. Tanto, que hasta volvió para terminar obsequiando “Clattering” a la entregada audiencia.

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