Antony and the Johnsons – Swanlights (Rough Trade/Everlasting)
Algo ha cambiado en la música de Antony and the Johnsons. Hay algo nuevo en su último disco. «Everething is new», repite una y otra vez en distintas canciones. En Swanlights, Antony Hagerty se despoja del sonido que le ha caracteritzado hasta el momento. Ahora se enfrenta solo con instrumentos de cuerda y acústicos. Su reciente EP Thank You For Your Love (con una preciosa versión de «Imagine», de John Lennon) se convierte ahora en engañoso. Lo que parecía que sería una continuación casi lineal de sus obras se ha convertido finalmente en su obra más oscuro y experimental. A pesar de ello, mantiene el tono melancólico y nostálgico. Él mismo contó que el título de su nueva obra «es el reflejo de la luz sobre la superficie del agua por la noche. Es el momento en el que un espíritu sale del cuerpo y se convierte en un fantasma violeta».
Sus tres primeros discos, Antony and the Johnsons (1998), I am a bird now (2005) y The Crying Light (2009) siguen una tónica similar, que se va perfeccionando álbum a álbum, llegando a su obra magna y completa publicado hace un año. Swanlights no rompe totalmente con ese bagaje musical, pero sí presenta un sonido más crudo, minimalista e íntimo. Desaparecen por completo, a excepción de «Thank You For Your Love», tema principal de su reciente EP, ritmos convencionales con percusión y acordes de guitarra para ser sustituidos por un Antony acompañado básicamente por pianos e instrumentos de viento. Algo que aún ensalza más su voz.
«The great white ocean» se encuentra entre las cinco mejores canciones de Hagerty. Es un tierno viaje en el océano hacia un lugar lleno de nostalgia con una triste letra: «Swim to me my Father when I die / Please remember Father, we must try / Try not to forget our family / Oh my darling Father, rescue me». La misma nostalgia que se respira en la preciosa «The spirit was gone».
Acompañados por una melodía de piano, que parece tocada por Yann Tiersen, Björk y Antony apuntalan en «Flétta» su mejor colaboración hasta el momento, que está casi a la altura de «I´ve Seen It All», la canción que interpretaron juntos en la película Dancer in the Dark la islandesa y el cantante de Radiohead, Thom Yorke. En este caso, es Hagerty quien acompaña la voz predominante de Björk, en un tema evocador y bello, que lleva toda sensibilidad hasta límites insospechados y envolventes.
Tras escuchar varias veces el álbum, aún no me atrevo a decir que éste sea su mejor trabajo después de su insuperable The Crying Light. No hay duda de que es su obra más atrevida, menos convencional y no será, seguro, un álbum de gran éxito. Ahí es donde radica su fuerza y atractivo. Hagerty avanza y ahora ha aprovechado para dar un nuevo giro, por pequeño que éste sea, hacia la excelencia y experimentación musical. Esto siempre es una buena noticia.