Arcade Fire – Judson Memorial Church (Nueva York)
Pocos grupos pueden presumir de ser el ojo derecho de crítica y público y banda fetiche de grandes como David Bowie o U2 con tan solo un álbum publicado. Este ha sido el caso de Arcade Fire, que con su laureado Funeral subieron a lo más alto de las listas de lo mejor del 2005 y que vuelven este año con nuevo trabajo, Neon Bible. Los supervirtusos multi-instrumentistas de Montreal, que ya han girado por Europa presentando sus nuevos temas, decidieron hacer parada y fonda en Nueva York donde, durante 5 noches, colgaron el cartel de no hay billetes en un escenario poco habitual para conciertos de rock: la Iglesia de Judson Church en Washington Square.
La expectación era tremenda, mas aún si tenemos en cuenta que en su última visita a la gran manzana su memorable colaboración con el Duque Blanco dejó el listón muy, muy alto. El escenario, a pesar de las limitaciones acústicas, era el ideal para reivindicarse.
En su tercer concierto de los cinco programados la banda nos ofreció un repertorio algo rácano, de apenas una hora y diez minutos, en el que el peso de la actuación recayó sobre Neon Bible, denso y oscuro, y por esas fechas aún no publicado – a pesar de que muchos de los fans conocieran ya de sobra los nuevos temas -.
Se echaron en falta muchos de los cortes del venerado Funeral, del que sólo dejaron caer “Haiti” (de lo mejor de la noche), “Rebellion (Lies)” y, cómo no, “Wake Up”, con el que Win Butler y los suyos cerraron la actuación sumergidos entre el público, asegurándose eso sí de que las cámaras que les acompañaban recogieran cada segundo de su “acústico” en medio de la audiencia. El DVD seguramente no tardará en llegar.
Virtuosismo, emotividad, atmósferas envolventes, sensaciones a flor de piel, exceso y una pizca de narcisismo cool convivieron en una noche en la que Arcade Fire nos dejó con ganas de más. Tienen mucho de lo que presumir y lo saben, pero todavía les quedan cosas que demostrar.