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Arenal Sound 2011. Asistimos al festival de Burriana

Intro
Éxito sin precedentes del Arenal Sound que con una propuesta que mezcla indie predominante nacional y folk levantino (electro desatado), ha alcanzado en su segunda edición una media de 40.000 espectadores, prácticamente cifras de Primavera Sound. Sin embargo, el festival de Burriana ha sido un gigante de pies de barro con una organización francamente mejorable, que necesita cambiar algunas cosas si pretende consolidarse en el panorama festivalero nacional.

Aunque por lo general los servicios dentro del festival (barras y baños), han respondido, los accesos fueron caóticos durante los primeros días. Se han producido varias cancelaciones (Tulsa, Paul Thomson de Franz Ferdinand o The Zombie Kids, con polémica incluida), de las que prácticamente no se ha informado, por lo que ha sido decepcionante acercase a un escenario a ver, por ejemplo aTulsa, y sorprenderse escuchando a Los Nastys.

Mención aparte merece el camping que ha alojado durante varios días a 29.000 personas. Aquello ha sido un campo de refugiados. Desbordado en cuanto a infraestructura, la basura se acumulaba desde el primer día, mientras los baños se convirtieron en impracticables en pocas horas. El problema se trasladó a la playa que se ha terminado convirtiendo, aparte de un macro botellón, en un lavabo público. En el camping, lo único que ha sobrado ha sido “bacalao”, omnipresente gracias a dos clubs al aire libre y aledaños a las tiendas, que han aprovechado el festival para fomentar el insomnio programando fiestas y sesiones non stop desde las 3 de la mañana a la una del medio día y vuelta a empezar.

A pesar de las dificultades, por encima de todo está la música y el Arenal Sound 2011 ha firmado un buen número de magníficos conciertos con unos pletóricos Vetusta Morla, Russian Red, Charlatans, Scissor Sisters, y sobre todo Hurts.


Jueves 4

Comenzamos el Arenal Sound escuchando a Dorian ofrecer un bolo guitarrero que no destacó por el sonido pero que contagió a un jovencísimo público del entusiasmo que transmiten sus imbatibles y de sobra conocidos hits. Al final del concierto, y a pesar de que a continuación tocaban The Charlatans, estampida general camino del botellón en la playa o el camping.

Desde primera fila y sin agobios pudimos disfrutan la enésima clase magistral de lo de Manchester. De menos a más, los de Tim Burgess (menuda coleta se ha dejado), fueron combinando pop, (“Can´t Get Out Of Bed”, “North Country Boy”) y psicodelia (“The Only One I Know”, “Then”), para firmar la actuación con más clase del festival.

Russian Red ocupó el escenario del Arenal Sound a eso de las 00:30, una hora bastante inusitada para programar una propuesta como la de la madrileña. Sin embargo, Lourdes no se amilanó y ofreció su set habitual de este verano (mezcla de I Love your glassesy Fuerteventura), pero con un punto adicional de animación, lo que fue muy bien recibido por el público. Contagiada por el entusiasmo con el que se recibían sus canciones, Lourdes metió una macha más y terminó rozando lo bailable.

Hurts eran el elemento diferenciador musical del festival y estuvieron a la altura. Con una puesta en escena en la que Adam Anderson, el teclista, cedía todo el protagonismo a Theo Hutchcraft, los británicos comenzaron muy pronto destilando épica a través de sus sintetizadores. Repasaron prácticamente completo el Happiness, versionando a Kylie Minogue en “Confide in me”, y sorprendiendo en una inmensa “Verona” con la participación del tenor de ópera Richard Sidaway. “Sunday”, “Stay” o “Better than love”, llenas de ritmo y melodrama, marcaron la plenitud de un concierto para el recuerdo.


Viernes 5

Abrimos el viernes con La Habitación Roja haciendo un show más que correcto con dos fases, la primera más contenida y la segunda muy movida ante toda la representación indie del festival. Empezamos 500 y terminamos 2.000 o 3.000, así que sobre 40.000 personas, hagan cálculos de la gente que venía a los conciertos y de los que preferían la zapatilla.

Triángulo de Amor Bizarro estrenaban el escenario principal y lo hizo con su set habitual y el tradicional saludo de Isa, “somos Triángulo de Amor Bizarro y vamos a darle un poquillo”. Potentes hasta la saciedad, por muchas veces que oiga los temazos de Año Santo, es complicado que me canse. Cerraron con “El baile de los caídos” y varios minutos de ruidismo contagioso.

Tras ellos tenía que tocar Tulsa en el escenario Legendario, pero por un aparente problema de salud de un miembro de la banda, los bilbaínos no pudieron estar en el Arenal Sound y fueron sustituidos por Los Nastys. De todos modos, Tulsa tenía una papeleta difícil ya que los tres últimos grupos del Legendario servían de mero entretenimiento para el cambio de instrumentos del escenario principal y tenían escasos 30 minutos para tocar.

Vetusta Morla fueron uno de los grandes triunfadores del festival. Con ellos me pasa como a un madridista sincero cuanto le toca ver jugar al Barça actual. Es una sensación que mezcla manía e inevitable admiración. No me gustan, pero hay que admitir que ofrecen conciertos generosos y adictivos para los que sean aficionados a su música. Siguen funcionando mejor los temas del primer disco que los de Mapas, pero en cualquier caso aquello fue una fiesta de 47.000 personas cantando, saltando y celebrando. Podemos pasarnos la vida escribiendo de música como si lo hiciéramos de física cuántica, pero de lo que realmente se trata es de conseguir lo que han logrado Vetusta Morla.

Scissor Sisters cogieron el relevo con el festival caliente, por lo que lo suyo, sin ser brillante fue un auténtico paseo militar. Hacía tiempo que no les veía en directo y me sorprendió lo que ha crecido en presencia y voz Anna Matronic, y lo que ha empequeñecido Jake Shears que se está quedando en simpático corista que enseña torso, baila estupendamente y resulta simpatiquísimo con un par de chistes. Muy resultones y divertidos en general, con “I don´t feel like dancing” y “Filthy/Gorgeous” fueron apoteósicos.

Para la hora en la que empezó Vive la Fête o la gente estaba ya cansada, o huyeron a los escenarios de la playa para comenzar cuanto antes con la zapatilla, pero el espacio se amplió considerablemente. Danny Mommens y Els Pynoo (espectacular a lo Debbie Harry por cierto) le pusieron ganas, pero les faltó ritmo y pegada y a pesar de sus hits, no consiguieron generar la excitación que se había vivido con los conciertos anteriores.

Para cerrar la noche y ya en forma Dj nos gustó más Eme que Calvin Harris.


Sábado 6

El sábado empezamos con We are Standard tocando a unas intempestivas 20:00. Siempre digo que son el mejor grupo a partir de las 3:00, pero a media tarde se defendieron con soltura y sirvieron de inicio perfecto para el festival indie con más animación del panorama. Estrenaron dos temas nuevos que publicarán próximamente en un EP que tiene pinta de ser de lo mejor que han grabado.

El Guincho puso la pausa después del despliegue endiablado de WAS. El canario afincado en Barcelona desplegó todo su arsenal tropicalista ayudado de bajo y guitarra, pero no consiguió transmitir aquello que le ve por ejemplo Pitchforkmedia. Quizás demasiado lento, le faltó una velocidad para salir airoso de un escenario que pedía algo más de ritmo.

Y puestos a pedir algo más de ritmo, Delorean son una opción perfecta, pero quizás de nuevo demasiado pronto. A pesar de ello, los de Zarautz, que antes habían estado viendo a El Guincho, dieron una lección sobre como entender la electrónica con elegancia coqueteando entre el pop y el house y convirtiendo el Arenal Sound en una montaña rusa plagada de growers.

Lo de Rinôçérôse después fue un quiero y no puedo. En formato rockero y sin su vocalista invitado más carismático, Jessie Chaton(componente de Fancy), los franceses se quedaron en una colección de buenas canciones sin brío y brillo. Mark Gardener (el otro vocalista), más soso de lo que suele acostumbrar, participó únicamente en la última parte del concierto y con lo poco extrovertidos que son Patrice “Patou” Carrie y Jean Philippe Freu, aquello se convirtió en una travesía hacia el aburrimiento.

Love of Lesbian eran los llamados a levantar lo que quedaba de noche pero no fue su mejor día. Quizás no sea la mejor hora paraSanti Balmes y los suyos porque se perdieron en seguida. Con la mejor intención presentan cada canción, pero quizás a las 3 de la mañana conviene más tocar sin pausas. Sonaron raro, voz y guitarra prácticamente y además no escatimaron medios tiempos. Resultado, un concierto flojo que no se pareció en nada a lo que suelen hacer los catalanes.

En los intermedios de los conciertos grandes, Layabouts pusieron un animado punto rockero que recibía como maná cualquier propuesta que permitiera saltar y bailar.

Como colofón final de nuestro Arenal Sound, que aún tendría un día más, unos oscuros The Suicide of Western Culture comenzando con el “¡Ay Carmela!” y con una pancarta de “Madrid Resiste”, y Orbital más abiertos y en formato Dj.

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