Festivales

Bilbao BBK Live 2015 – Kobetamendi (Bilbao)

No hay mejor forma de celebrar un cumpleaños que haciendo una fiesta que se llene hasta que no pueda venir más gente (40.000 asistentes diarios). Así ha sido el décimo aniversario del BBK Live, un festival que por segundo año consecutivo ha agotado sus entradas. Y eso que este año su oferta musical, nunca caracterizada por su excesivo riesgo, recibió más críticas de las habituales, centradas sobre todo en la falta de nombres que acompañaran a Muse entre las letras grandes del cartel.

Es cierto que hasta la fecha, el BBK había triunfado mezclando estilos en la clase media del line-up hasta más allá de la puerta de Tannhäuser, pero sobre todo, gracias a la rotundidad de una aristocracia siempre incuestionable (REM, Pearl Jam, The Cure…). Pero seamos justos, ¿quién falta por tocar en el BBK? No demasiadas bandas. Por otro lado, la competencia entre festivales, lejos de decaer, se recrudece. El Primavera Sound se aleja de su esencia tradicional para ocupar espacios artísticos cada vez más masivos (The Strokes), el FIB se recupera sin prisa pero sin pausa (Blur), y en Murcia siempre tienen preparada alguna sorpresa (Morrissey). Así que, haber firmado a Muse, como tras su concierto del sábado se pudo comprobar (fue uno de los mejores momentos de la historia del BBK), es un éxito bastante relevante.

Por lo demás el BBK parece acomodarse cada vez más a un recinto tan incómodo como vistoso. Los accesos, siempre complicados, han funcionado a un nivel aceptable; la oferta culinaria ha dado un salto cuantitativo y cualitativo; los servicios no han sobrado, pero tampoco han supuesto un problema; y el camping, salvo por un problema con el agua caliente durante unas horas, ha funcionado adecuadamente. Todo ello, dicho en el marco de un debate abierto sobre un posible cambio de ubicación del recinto del festival. Lo planteó el sábado el Alcalde de Bilbao en las páginas de El Correo, y en el Deia lo descartó a corto plazo portavoz de la promotora Last Tour International, Alfonso Santiago. De todos modos, espero que estén pensando en crecer en cuanto a calidad, porque en cuanto a cantidad, ¿qué hay más allá? ¿El Primavera Sound? Otra liga. ¿El Arenal Sound? ¡Ojo, cuidado!

JUEVES

Future Islands
Nada más y nada menos que los autores del mejor disco del año 2014 abrían nuestro particular BBK Live con la elegancia con la que los de Carolina del Norte suelen presentar sus canciones. Samuel T. Herring sigue empeñado en desarrollar un histrionismo intimista algo empalagoso, pero el conjunto es un directo impecable y rotundo. Lástima de la hora a la que tuvieron que tocar, impropia para uno de los grupos con más calidad del festival.

Counting Crows
Que quede claro que el concierto de Counting Crows estuvo técnicamente impecable, que reunió a buena parte del festival (aunque el público comenzó a desertar masivamente después de “Mr. Jones”, y que había varios guiris y no tan guiris, emocionadísimos. Dicho esto, la verdad es que fue espeluznante desde que pudimos ver a Adam Duritz disfrazado de sí mismo en versión celebrity chanante listo para participar en un episodio de Portlandia. A partir de cierta edad, siendo blanco, las rastas deberían estar prohibidas. Tanto como recuperar canciones que no envejezcan bien. La mitad de la historia de este grupo bascula en torno a August and everything after (1993), un disco con una obsolescencia programada programada más temprana que los globos con helio que venden en El Retiro. Les digo discos más de 1993 y juzgan ustedes mismos, Rid of Me, Pablo Honey, y Siamese Dream.

Mumford and Sons
Les he contado más de una vez que hay que desconfiar de cualquier inglés que haga folk americano. Sí, también a pesar de que en su último disco, Wilder Mind, se hayan dado cuenta que el bluegrass no pega en medio de la niebla londinense y se hayan abonado a la épica del rock clásico camino (aún muy lejano) de The National. Sin embargo, parece que soy el único que opina de esta manera porque la gente lo pasó en grande con Mumford and Sons. Es cierto que, por lo general, las nuevas canciones pasaron desapercibidas, pero el público enloqueció con “I Will Wait” y demás hits  de los londinenses. Impagable el don de la oportunidad de Marcus Mumford, muy aplicado al intentar saludar en euskera, cuando se le ocurrió preguntar a la gente si prefería vasco o español. En Bilbao, y con la mayor parte del público del resto de España…

Nueva Vulcano
Los catalanes Nueva Vulcano son más un grupo de degustar en una sala que en un festival de estas características, no tanto porque su propuesta musical no lo valga (que sí) ni por sus ganas de demostrarlo, ya avisaba su cantante y guitarrista, Artur Estrada, que habían hecho de todo en esta vida, actuar encima de un autobús (actuaron en el Red Bull Tour Stage) en la entrada de un festival era lo que les quedaba, pero su poder de convocatoria se vio mermado por los otros escenarios. Sea como fuere, su actuación se puede tachar de impecable, como lo es su último trabajo, Noveleria, en el sello BCore. Guitarrazos noventeros, canciones inmediatas y, como ellos mismos dice; “Rock sentimental”.

Capital Cities
Los angelinos Capital Cities comenzaban su actuación en el segundo escenario del BBK Live con una afluencia de público más que notable y con ganas hacer gastar suela a los presentes, y así lo hicieron desde el primer segundo de actuación al último. Recordemos que el dúo (cuarteto para los directos) conformado por: Ryan Merchant y Sebu Simonian ya nos había visitado por España en otras dos ocasiones, la primera; en la edición del DCODE 2012, aun como una banda apenas conocida. Quizás fue su sapiencia acerca de las ganas de juerga del “festivalero” medio español, lo que propició una de las actuaciones más bailables de esta edición del BBK. Ayudados por unas pulseras que se repartían en el festival y que lucían de diferentes colores al ritmo de su música, por el perfecto castellano que esgrimía Ryan Merchant y sus simpáticos bailes, se metieron fácilmente en el bolsillo, a la, ya de por sí, entregada audiencia. Hits como: “Safe and Sound”, “I Sold My Bed, But No My Stereo” o el cover de Pink Floyd, “Breathe”, hicieron el resto.

VIERNES

Azealia Banks
No cometan el error de descartar artísticamente a Azealia Banks dada su falta de habilidad para conducir su fama sin pisar demasiadas minas. La neoyorquina es una bomba llena de ritmo capaz de poner a bailar un festival entero a treinta grados a la sombra. En el fondo dio igual, Azealia sonrió, bailó y saltó hasta enganchar a todo el público que tenía delante, para terminar de rematarlo con “212”. Como el día anterior con Future Islands, suspenso al programador del horario. 

The Jesus & Mary Chain
Presumiblemente los hermanos Reid eran los cabezas de cartel del viernes en el Kobetamendi, pero no nos engañemos, The Jesus & Mary Chain no eran el grupo que el asistente medio al BBK Live, al menos de este año, se muriese por ver encima de un escenario, y así quedó plasmado en la afluencia de almas enfrente del escenario Bilbao, nada que ver con los asistentes congregados para ver los conciertos de:Mumford and Sons, Of Monster and Men o, no hablemos ya de Muse. Si a eso le añadimos la parquedad de la puesta en escena de los escoceses y la falta de empatía con los de enfrente, marca de la casa Jesus & Mary Chain, pues no es de extrañar que en un festival de estas características su concierto, quizás, quedase un poco deslucido. No por falta de hits, el concierto era su ópera prima, Pshycochandy, de principio a fin, y a pesar de los problemas de sonido iniciales lo defendieron con el oficio que otorgan los años, pero es inevitable quedarse con la sensación de que no fue la noche de los Jesus, y eso que, como el propio Jim Reid señaló, al haber tocado todo el set basado en el susodicho disco, tocaron otros temas y terminaron con otra canción cumbre, “Reverence”.

alt-J
alt-J
era sin duda uno de los atractivos del festival. Por eso sorprendió verlos en el escenario secundario de Kobetamendi, un espacio alargado y limitado por dos paredes de roca que se asemeja un pasillo, así que si el concierto es concurrido, tiene los inconvenientes de un callejón. Con poco espacio, pero muchas ganas, el público se entregó desde el comienzo a la propuesta de Joe Newman y los suyos. Rotundos e incontestables, centraron su actuación en el aclamado This is all yours, dejando claro porqué son un grupo cada vez más cotizado.

Zea Mays
Como bien señalaban las propias fuentes del BBK Live, lo de no ser profetas en tu tierra no se cumple con los bilbaínos Zea Mays, que abarrotaban el escenario de la carpa, compitiendo con alt-J en el segundo escenario. El cuarteto puso patas arriba la totalidad del único escenario cubierto del festival al desplegar su potente rock de guitarras, cantado en euskera.

Ben Harper and the Inocent Criminals 
Ben Harper con sus Inocent Criminals ya habían estado por los montes de Kobetamendi en el año 2006, debe ser que como siempre se vuelve a la escena del crimen, este año tocaba. Comenzar con la acústica y los timbales de su ya clásica, “Burn One Down” no le impidió pasarse a su lado más “rockero” a medida que iba pasando su concierto, haciendo equilibrio sonoro por toda clase de registros a los que tiene acostumbrados a sus fans, como el Soul, Blues o incluso Funk. Sin llegar a ser como en aquelFestimad del 2004, en el que el bueno de Ben estuvo casi tres horas encima del escenario, agarrado a su Slide Guitar, y volviendo a demostrar su versatilidad a las seis cuerdas, en los últimos coletazos de actuación, propició que la siguiente banda en tocar en el otro escenario principal, comenzase su actuación casi veinte minutos más tarde sobre el horario marcado. Tanto él, como su público hubieran seguido ahí tan contentos. 

Shaka Ponk
La cara y la cruz, el ying y el yang, el Depor y el Celta, la Real y el Athletic, así eran las propuestas de Ben Harper, recién acabada su actuación, y la de los franceses Shaka Ponk que comenzaban tarde la suya. No se sabe a ciencia cierta los kilos que pierden los componentes del sexteto gabacho en cada set, pero deben ser varios, porque no paran ni en un solo minuto de concierto. No exageramos si decimos que Shaka Ponk han sido una de las grandes sorpresas de esta edición delBBK Live y que, por méritos propios, ya que mucha gente no los conocía, fueron llenando la explanada del segundo escario hasta abarrotarla. Su terrible mezcla de Hardcore, Punk, Metal, Funk y Thecno, y un escenario y visuales más que trabajados, son lo de menos si lo comparamos con la actitud en las tablas de sus dos cantantes, unos “Pimpinela” que parecen haberse tragado un Iggy Pop de sus tiempos más salvajes. Probablemente uno de los grupos que más gente contenta haya dejado en el festival, inversamente proporcional es la simpatía que debieron despertar en el personal de seguridad, vistos obligados a estar detrás del cantante gran parte de la actuación.

Jupiter Lion
Mientras, en el pequeño de los escenarios (Escenario El Bosque) otra propuesta no exenta de electrónica pero sin menos sangre circense en sus venas, finiquitaba, prácticamente, lo tocante a actuaciones en directo del viernes, los valencianos Jupiter Lion.

 

SÁBADO

Vintage Trouble
A alguno de los programadores del BBK le gusta el soul y el blues, y siempre está atento a cuál es la banda del momento en este campo. Así que este año nos trajo a los californianos Vintage Trouble, un huracán de elegancia y clase. Músicos de altura, un frontman frenético, y otra nueva demostración que hay un tipo de música, la buena, que durará siempre.

The Tings Tings
El dúo británico, The Tings Tings, (trio en directo) formado por: Katie White y Jules de Martino fueron los primeros en poner a bailar al BBK en la jornada del sábado con su fórmula simple pero efectiva, canciones pegadizas, ritmos de batería frenéticos y Katie White al frente. Además de hacer bailar, también tuvieron tiempo de rendir pleitesía a los Talking Heads de David Byrne, uno de sus grupos de referencia (según ellos), influencia que, dicho sea de paso, no se vislumbra por ninguna parte, y de hacer el acostumbrado numerito de del escrito en español que lee Katie, agradeciendo la atención y la presencia del público, pero que, “como mi español es una mierda, os vamos a hacer bailar”. Sí, tocaron “That´s not my Name”.

Of Monster and Men
Tanto a través de las redes, como en las aplicaciones móviles o por mediación de las pantallas ubicadas en los diferentes escenarios, la banda islandesa, Of Monster and Men, se había encargado de pedir disculpas por tener que ofrecer una actuación más corta de lo debido, a causa de enfermedad de uno de sus componentes. Y así fue, la formación capitaneada por Nanna Bryndís Hilmarsdóttir y Ragnar þórhallsson ofreció un set de no más de nueve temas, en pequeña parte basado en su nuevo trabajo,Beneath The Skin, del que interpretaron: “Thousand Eyes”, con la que comenzaron, “Human”, “Crystals” y “Hunger”. Su poderosa telaraña de Folk logró atrapar a los concurrentes al escenario principal, a estas horas ya abarrotado, está claro que en gran parte por la atracción mediática que quedaba por venir, en forma de Muse. No hay que restar méritos a los islandeses que, por supuesto, se bastan y se sobran para mantener la “tensión” en un escenario de esas características, ayudados por los últimos temas que tocaron, los infalibles; “Lakehouse”, Little Talks” y “Siw Weeks”.

Zoot Woman
Los atrevidos que no quisieron esperar casi la hora que quedaba para que el escenario Bilbao volviera a rugir, pudieron disfrutar del elegante Synth Pop de, Zoot Woman. Muchas referencias se venían a la cabeza al ver a los británicos sobre el escenario de la carpa, y todas buenas.

 

Muse
Mientras, en el ya mencionado escenario principal, y por lo tanto en el grueso del festival, la espera para ver a los cabezas de cartel indiscutibles de este año, se hacía más larga a causa del corto concierto de Of Monster and Men. Muchos de los que ya estaban en primera fila, llevaban allí desde la aperturas de puertas del sábado y hasta 12 personas (al menos de las que contamos desde el interior del foso) tuvieron que ser sacadas por el personal de seguridad, a causa de: mareos, cansancio y otras minucias, el precio de ser fan. Estamos hablando de Muse, claro, que comenzarían su concierto cuando la lluvia envolvía los montes de Kobeta, confiriendo así un aire más épico a su actuación. Si Matt Bellamy y los suyos ya tenían la partida ganada de antemano, comenzar con “Psycho”, “Suppermassive Black Hole” y “The Handler”, fue hacer a los fans enloquecer, a partir de ahí todo fueron hits, tanto clásicos en su repertorio como nuevos. Más allá de las filias y las fobias que el trio pueda suscitar, Muse, es hoy por hoy el tipo de grupo que espera el público de un festival como el BBK Live, y así lo demostraron. Muse manejan los tiempos en el escenario como nadie y saben dar al respetable lo que estos últimos quiere, sin entrar a valorar si es lo fácil o no. Hubo confetis, globos gigantes que al explotar inundaban (más aun) de confetis, visuales y espectáculo, mucho espectáculo. Pero también tuvieron tiempo de homenajear a AC/DC y a Ennio Morricone. En el inevitable “teatrillo” de hacer bises con tres últimas canciones; “Defector” con la pertinente intro de JFK en las pantallas del escenario, dando un aire (aun) más mesiánico a la banda, “Uprising”, y “Knights of Cydonia”.

Aaron Jerome
Mucho tenía que esforzarse el productor y DJ Aaron Jerome, si quería atraer gente hasta el Heineken Stage, después del concierto de Muse, pero lo que parecía un concierto poco menos que en familia, fue adquiriendo tintes de set de festival poco a poco. El británico Aaron Jerome apareció en el escenario escondido tras una máscara tribal y bajo las siglas de su nuevo proyecto, SBTRKT, en el que aúna su ya consabido House, con Soul, ritmos tribales y algo de Funk, acompañado por un baterista/percusionista y un vocalista. Temas como: “Hold On”, “Pharaohs”, “Gon Stay” o “War Drums” pusieron un broche de oro, aparte de convertir la explanada en una auténtica pista de baile, a la décima edición del BBK live, que iba terminando.

Trajano
Casi en la recta final del sábado y del festival, los que no quisieran bailar con SBTRKT o no pudieran aguantar el ritmo frenético que estaban imprimiendo en una abarrotada carpa, Delorean, tenían la oportunidad de ver a Trajano, en el escenario El Bosque. El mal sonido, unos horarios no adecuados y el tener enfrente un escenario con mucho más volumen que el suyo hicieron que la presencia de los madrileños quedase totalmente desdibujada.

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