Birdy – Fire within (Warner)
A priori, parece que la pobrecilla Jasmine Van Den Bogaerde, más conocida como Birdy, lleva escrito en la frente la palabra «hype» con letras de gran tamaño y luces de neón. Recordemos: la chica tiene 17 años, se dio a conocer en un concurso, debutó con un álbum de versiones, en algunos sitios la comparan con Adele, ya ha sido nominada a un Brit Awards…
Una mirada más cercana, sin embargo, obliga a replantearse los prejuicios iniciales. De entrada, el concurso que ganó Birdy no tiene demasiado que ver con los habituales shows televisivos que todos tenemos en mente, y además tiene fama de bastante duro (no olvidemos, además, que lo ganó con 12 años, y que toca el piano desde los 7). En segundo lugar, tal vez intentando acallar esas voces que la pudieran acusar de triunfar con canciones ajenas, Birdy lanzó un segundo álbum, Fire Within, con todos los temas compuestos por ella misma.
Y el caso es que la chica no lo hace mal. Sus canciones se mueven en ese terreno resbaladizo de la balada pop exaltada y trascendental con voz femenina donde, efectivamente, la reina es Adele. Ahí pertenecen su éxito «Wings», y también «Heart of gold», mientras que temas como «Words as weapons» o «Strange birds» tienen un fondo más intimista, menos épico, en el primer caso con Birdy acompañada de una guitarra y algunos instrumentos de cuerda, y en el segundo al piano.
También hay alguna concesión (no excesiva) al bailoteo, como en «Light me up», pero en general la línea del álbum es muy rectilínea, sin sorpresas. Las letras, las que uno puede esperar de una chiquilla de 17 años; la música, la típica que hace ganar concursos, obtener nominaciones a los Grammy o los Brit Awards, la que todavía vende discos, la que encaja a la perfección con la radiofórmula. Elegante, inofensiva, bonita, emotiva. Vacía, también, pero la chiquilla tiene 17 años y es su primer disco. Tiempo habrá para exigirle más, ahora está a lo que tiene que estar.