Black Country, New Road – For The First Time (Ninja Tune)
Sentimientos encontrados, emociones plasmadas, la música como motor generacional. Recuerdo la primera vez que los escuché con dos amigos, mientras sonaba Black midi entre latas de cerveza y charlas existenciales. Black Country, New Road son esa extraña conjunción que fluctúa entre la melancolía y la esperanza. Cualquiera de sus canciones transcurre por diferentes fases, de un sonido tranquilizador a un ritmo frenético, de una frase evocadora a otra dramática; una continua bipolaridad representada musicalmente. Como la vida misma: nos creemos que todo es eterno, pero lejos de ello, vivimos en instantes. Momentos que muchas veces solo valoramos cuando pasa el tiempo. Los temas de este conjunto son una clara metáfora de esta sensación, un producto de nuestro tiempo capaz de inquietarte, confundirte, pero también de enamorarte.
BCNR es un conjunto formado por Isaac Wood (voz, guitarra), Tyler Hyde (bajo), Lewis Evans (saxofón), Georgia Ellery (violín), May Kershaw (teclas), Charlie Wayne (batería) y Luke Mark (guitarra) en alguna zona periférica de Londres allá por 2018. Un grupo que es como un rompecabezas. Por un lado, jóvenes autodidactas que tan solo muestran su pasión por la música, y por otro, artistas de formación clásica con nociones técnicas dignas de conservatorio. Sus canciones, a veces cantadas, otras habladas, se basan en referencias cotidianas narradas a través de spoken-word para reflejar la cruda sociedad en la que habitamos.
For the First Time (2021) es su álbum debut. Uno de los discos más esperados de este 2021. Seis canciones, cuarenta minutos, que nos presentan su universo musical, difícil de categorizar. Una fusión de paisajes sonoros que fluctúan entre el post-rock, el rock progresivo, el rock experimental, la influencia del free jazz, e, incluso, la tradición judía del klezmer. Lo sorprendente es que no hay límites creativos en esta banda. Aunque curiosamente su sonido puede parecer descoordinado, está permanentemente sincronizado. Maestros de la construcción lenta y proveedores de intensidad, sus canciones son discursos que parecen sacados de las novelas del joven escritor inglés Ben Brooks. Testimonios no filtrados de una vida repleta de ansiedad.
El disco abre con “Instrumental”, una canción que comienza con ritmos de la tradición musical judía, fanfarrias balcánicas y que va derivando hacia un estilo de jazz muy rítmico, ligado a grupos como Moon Hooch o Too Many Zooz, algo que seguirá estando presente a lo largo de las distintas pistas que configuran el álbum. Su último corte, “Opus”, un tema creado el mismo día que “Instrumental”, muestra un álbum conceptual, una historia contada de principio a fin, reflexionado sobre los inicios y la nostalgia de una relación amorosa. A lo largo de esta narración se cuelan frases lapidarias dignas de cualquier columnista de The Guardian. “Está bien, hoy me escondo/ Pero mañana, tomo las riendas/ aun viviendo con mi madre/ A medida que paso de un micro-influencer a otro”.
Su sonido puede parecer, en ocasiones, un tanto críptico. Aun así, sus canciones encajan a la perfección. Por ejemplo, la canción “Track X”, un fantástico tema de acid folk, está creada a partir de las estructuras melódicas de “Sunglasses”, uno de sus temas más conocidos. El único gran inconveniente que podemos encontrar es que, prácticamente, conocíamos con anterioridad casi todas las canciones de este primer álbum.
Aunque el tema principal que conecta las canciones habla sobre las fases de una relación vista desde los ojos de un joven, también se vislumbran las problemáticas sociales, las crisis existenciales que se cuelan en sus estrofas, demostrando que esta crisis ya no es solo política o económica, sino vital. Una situación de malestar que nos marca como generación y que aparece como algo irremediable a nuestra vida, como algo de lo que no podemos escapar porque nos hemos criado con ello. En una entrevista realizada por el medio Loud and Quiet, se definía al conjunto como “una formación con un nuevo lenguaje; un enfoque distintivo de la Generación Z sobre la superposición musical y la hiperconciencia del mundo que los rodea como resultado de una vida vivida en una era digital siempre activa”. Y, sinceramente, creo que es una de las mejores formas de definir el contexto de los participantes de BCNR.
Todavía es muy pronto para saber si este nuevo conjunto se convertirá en un estandarte musical a nivel internacional. Lo cierto es que, si siguen por este camino, nos van a dar muchas alegrías. De nuevo, algo se está cociendo en Reino Unido. Esta nueva horneada de grupos, Los Hijos del Brexit, representan a la perfección el sonido de nuestra generación. Agudiza tus oídos, puede que hagan historia.
Me ha gustado el disco.