Christian Kjellvander – About Love And Loving Again (Tapete Records)
Si esa teoría que afirma que en esto de la música ya está todo inventado es cierta, entonces solo queda esperar que los artistas en activo “plagien” con buen gusto a músicos de renombre y catálogo trascendente. Christian Kjellvander no es uno de esos autores poseedores de personalidad propia y bien diferenciable, pero lleva años haciendo canciones de profundo calado. Una estela dejada por las constantes muestras de su talento, y materializada a lo largo de no pocos discos e incluso alguna gira por nuestra geografía de agradable recuerdo acontecida en tiempos sin duda mejores.
Tal y como sucede campaña tras campaña, meses después de haber finiquitado el año entra en escena algún disco que en su momento pasó desapercibido, cuando en realidad su atenta disección resultaba poco menos que inexcusable. Es lo que sucede con ‘About Love And Loving Again’ (Tapete Records, 20), último disco hasta la fecha del sueco –otrora miembro de los noventeros Loosegoats y de Songs Of Soil– y uno de los más ambiciosos dentro de una discografía que, solo bajo su propio nombre, incluye una decena de referencias. La obra (publicada el pasado mes de octubre) se compone de un total de siete piezas, desarrolladas con convicción y minutaje generoso en torno a referentes imponentes como Nick Cave, Matt Berninger (de The National) o el Josh T. Pearson de la época de ‘Last Of The Country Gentlemen’ (Mute, 11). Una sucesión de piezas de fuerte calado emocional, delicadas en sus mimbres pero de arrasadoras consecuencias, que parecen mecidas en el vacío hasta el momento del impacto definitivo. Es así como destacan composiciones como “Cultural Spain”, “Baptist Lodge (The Galaxy), “Trouble”, “No Grace” o la final “Process Of Pyoneers”. Juntas conforman una secuencia, en definitiva, de gran solemnidad, elegancia oscurecida y dureza sentimental.
Poca o nada atención parece habérsele prestado al elepé en cuestión, a pesar de venir marcado con el sello de calidad de la discográfica Tapete. Un error de cálculo que, dada la atemporalidad de la música, puede (y debe) subsanarse. Y aunque Christian Kjellvander seguirá siendo poco menos que un total desconocido por estas latitudes, aquel aficionado con olfato que decida prestarle atención seguramente ya no se permitirá perderle la pista. Es lo que le pasó al abajo firmante una fría noche de enero de 2012, tras conocer al escandinavo a través de un sobrio concierto celebrado en La Lata de Bombillas zaragozana.