Conciertos

Chuck Prophet & The Spanish Bombs – Sala Wah-Wah (Valencia)

Un grupo de californianos cantándole a Londres y Brixton, hay que reconocerle a los de Houston Party que su “We used to party”, en el que una banda interpreta al completo un disco que les haya marcado, es un invento realmente divertido. Además, la excitación se multiplica cuando hablamos de discos del calado histórico del London Calling y figuras excepcionales como Chuck Prophet.

Anoche, en la penúltima fecha del tour, Valencia se vistió de Londres para recibir como es debido al clásico de The Clash: un manto de niebla anormalmente espesa cubría la ciudad cuando a las 22h me dirigía al concierto. Ya en la sala, que registró uno de los mejores ambientes que recuerdo (y no lo digo por la ausencia de humo), todo empezó con el breve calentamiento de Chris Von Sneidern y su filosofía del amor.

Apenas media hora después, y en un abrir y cerrar de ojos, Schneider se convirtió en un tipo desgarbado, más inglés que el té de las cinco. Era Johnny Green, road manager de los Clash del 77 al 80. La propuesta era interesante: leer unos pasajes del libro “A Riot Of Our Own: Night And Day With The Clash” (convenientemente traducidos por, creo, Sergio Vinadé de Tachenko). Sin embargo, ponerse a charlar en un concierto de punk-rock al borde de la media noche quizá no es lo más aconsejable. Además, el clásico voceo valenciano ensució bastante el encuentro. Una pena. Eso sí, yo me quedé con una perla de Green: “Me gusta España porque a Joe le encantaba”.

Le llegó el turno entonces a Chuck Prophet & The Spanish Bombs, y “London calling” inauguró con éxtasis la noche, como si más de uno llevara más de tres décadas esperando a su chica. A partir de ahí todo fue rodado: celebradísimas “Brand new cadillac”, “Hateful” y “Lost in the supermarket”; coreadas como himnos “Rudie can’t fail”, “Death or Glory”, “Clampdown” y “Spanish Bombs”, momento álgido de la noche con el karaoke de “Yo te quiero infinito, yo te quiero, oh mi corazón”.

Prophet, al que se le recuerda todavía por Green On Red, fue el maestro de ceremonias que exigía la noche. Acompañado por una formación de secundarios excelente (Chris von Schneider y The Park), sudó, bailó, gritó y animó a la gente durante todo el concierto. También sonrió, como cuando vio la fiesta que se montó con “Wrong ‘em boyo”. Fue de lo mejor de una segunda parte que decayó por momentos, quizá por la inercia propia del tracklist del disco, quizá por la enorme intensidad emocional de la primera mitad. Aún así, la cosa remontó con una sorprendentemente poderosa versión de “Four horsemen”, y se cerró arriba con “I’m not down”, “Revolution rock” y la catártica “Train in vain”. Volvieron poco después, previa aparición de Johnny Green para anunciar el bis, y cerraron la velada con “Bankrobber”.

Fue una bonita noche, un viaje en el tiempo emocionante y memorable. En lo personal, me dejó un poco frío “Guns of Brixton”, una de mis favoritas del disco. Sin embargo, en un lance del concierto el bajista rompió una de las cuerdas de su bajo y yo, feliz, me lo tomé como un homenaje velado a la portada del London Calling en la que Simonon se carga su Fender Precission de una forma más explícita.

ESCUCHA en Spotify: The Clash – London Callin

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