Crónica del viernes del Bilbao BBK Live 2017
No podemos empezar esta crónica sin acordarnos desde la distancia de Pedro Aunión Monroy (Madrid, 1975), el acróbata del grupo In Fact que ayer perdió la vida en el Mad Cool. Nuestro más sentido pésame a su familia y amigos.
En Bilbao, la jornada de ayer quedó marcada por la lluvia, que hizo acto de presencia de forma tan poco intensa como constante. Estando en Bilbao, prácticamente no se notó, así que The Killers, Phoenix o Royal Blood no tuvieron obstáculo para arrasar el recinto de Kobetamendi, de nuevo a reventar.
Comenzamos el viernes viendo a Fleet Foxes ofrecer una actuación difícilmente superable. Cierto es que las principales virtudes de la propuesta de los de Seattle, tenían difícil acomodo en un escenario reservado para The Killers. Sin embargo, Robin Pecknold y los suyos consiguieron dotar al folk que les caracteriza del suficiente ritmo para que funcionara como rock de estadio, sin perder un ápice de sus virtudes. Abriendo igual que en su nuevo disco (Crack-Up, 2017, Nonesuch) con «I Am All That I Need / Arroyo Seco / Thumbprint Scar», el concierto fue un emocionante viaje entre sueños y paisajes, perfectamente enmarcado por la bruma que comenzaba a envolver Kobetamendi. A destacar, el derroche de emotividad de «Blue Ridge Mountains» y «Helplessness Blues».
Con el corazón caliente, y el cuerpo que comenzaba a mojarse, la siguiente parada fue Jens Lekman, en la carpa Starman, que no deja de deparar gratas sorpresas. En directo, el sueco prescinde de barroquismos y se envuelve de exuberancia tropical, lo que convierte sus conciertos en elegantes y exóticas fiestas bailables.
No voy a decir que el triunfo apoteósico de Phoenix me sorprendiera, porque siempre he opinado que los franceses tienen un directo más que efectivo, pero lo de ayer fue diferente. Por ejemplo, si tu último disco (Ti amo, 2017, Glassnote/Loyauté), no funciona del todo, ¿para qué insistir? Te quedas con la mejor parte («Ti amo», Fior di Latte), y completas el set con el magnífico Wolfgang Amadeus Phoenix (2009, Glassnote/V2/Loyauté).
¿Se te rompe a mitad de gira el espejo gigante con el que vestías el escenario y proyectabas la actuación de una manera absolutamente original? Te presentas en Bilbao con uno nuevo e incluso más grande. ¿Se pone a llover? Animas al público para que no pare de bailar y no se dé ni cuenta. Mezcla todos estos elementos con hits como «Lisztomania», «Long Distance Call», «If I Ever Feel Better» o «1901», y el resultado será una verbena elegante e ilustrada, repleta de bailes y sonrisas.
The Killers llevan sin publicar un disco decente casi diez años, pero ni con esas son capaces de perder un ápice de su precisión para reventar festivales. Llevo dos o tres conciertos con el cuchillo entre los dientes esperando verles caer, pero nada, insisten e insisten en convertirse en apisonadoras en cuanto se suben a un escenario. Como ya no les sobras, administran de forma magnífica sus hits, y los muestran enseguida. Abren con «Mr. Brightside» y de forma casi enlazada rompen con «Somebody Told Me».
A partir de aquí, una de cal y de otra de arena. Pero cuando la cosa parece que decae, suena «Human», y vuelven a llenar de energía a un público entregado de antemano. De nuevo aguas turbulentas, pues «Read My Mind», y terminamos con «All These Things That I’ve Done» para alegría y emoción general. Eso sí, al bis llegaron en reserva, y solo con «Shot at the Night» y «When You Were Young» quedó algo deslucido. Brando, no te quedan muchas vidas, esmérate en Wonderful Wonderful, porque no se puede vivir tanto tiempo en el alambre.
Si The Killers generan cada día más dudas, Royal Blood son una realidad tan rotunda como un huracán. Simplemente con un bajo y una batería, los británicos se empeñaron ayer en que se oyera su concierto hasta en Vitoria. A medio camino entre White Stripes y Queen of the Stone Age, Mike Kerr y Ben Thatcher dejaron ayer muy claro porqué son el grupo de moda en el Reino Unido (por cierto, ¿para cuándo en el FIB?). Energía desatada, ritmo desenfrenado y un aura de autenticidad mezclados de tal forma que resultan completamente adictivos. Es cierto que, encontrada la fórmula, abusan de ella sin límites, pero ayer en Bilbao dejaron volando a un buen puñado de fans y curiosos que se acercaron a verles dominar la tormenta.
Como broche final, Los Punsetes (casi tan complicados de ver en Bilbao como Depeche Mode), pletóricos de guitarras e ironía en forma de hits incontestables como «Tus Amigos», «Dos Policías» o «Tu puto grupo». Sin embargo, obviando el ya clásico hieratismo de Ariadna, ayer estuvieron fríos como la noche en Siberia. Pero bueno, con canciones como «Maricas» y «¡Viva!», no hace falta ni sonreír para reventar un escenario.
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