El crepúsculo de los dioses: David Bowie y Anhoni (Antony Hegarty)
Como amante de la música desde siempre y estudiante novel de técnicas y teorías musicales mi amor por este mágico arte va ensanchándose de semana en semana. Si antes miraba con recelo y de reojo a estilos como el blues y el jazz, arrastrado por una juventud en la que sólo me permití disfrutar de las más fulgurantes y convencionales estrellas pop a golpe de carpeta escolar, la edad y cierta encabezonamiento por conocer otros mundos más allá del estribillo fácil me terminaron por abrir los oídos y me aventuré en otros sonidos más ásperos y menos inmediatos, guitarras de por medio. Y fue en ese viaje, dando bandazos de uno a otro lado del pentagrama donde me encontré con dos de mis referentes musicales, dos de los que ahora más reverencio. Dos artistas de esos de los que ya nadie osa hablar mal. Y eso que ambos han tenido que ganarse el respeto a base de empujones hacia adelante y carreras en el sentido inverso a las agujas del reloj. Son muchos grados los que distancian a uno y otro artista, pero también convergen en multitud de puntos comunes, algunos de los cuales os referimos a continuación, como excusa para repasar la carrera de estos dos gigantes de la música que acaban de publicar dos de las mejores canciones de 2015.
Da la casualidad que ambos artistas son de origen inglés pero su carrera terminó por desarrollarse en América. Antony Hegarty (el de los Johnsons) se trasladó siendo aún adolescente a Estados Unidos, mientras que el díscolo David Robert Jones, que catapultó a la historia musical el falso apellido de Bowie, creando el poliédrico personaje que hoy todos conocemos, se trasladó a los Estados Unidos en pleno auge de su carrera, huyendo de la fama desmedida que alcanzó en su país natal y los molestos periodistas. Este 2015 se han puesto de acuerdo para adelantar la Navidad, publicando cada uno de ellos dos de los mejores temas de sus respectivas carreras y por ende de este 2015. Tal vez con la intención de calentar motores de cara al prometedor año 2016 y obligando al mundo entero a incluirlos entre las listas de lo mejor del año, para que no se nos olvide que deberemos pasar por caja. Pero si lo que buscan ambos artistas es una reseña en estas listas de fin de año, sin duda alguno se lo merecen por méritos propios. Por un lado David Bowie quien decidió iniciar su indeterminado y esperemos que longevo canto de sirena hace dos años tras la publicación del agraciado álbum The Next Day (2013) cuando el mundo entero ya lloraba su perdida como músico en activo, ha decidido irrumpir con fuerza atronadora y nuevamente por sorpresa, tras el título de “Blackstar” (que ya ha dado continuación con «Lazarus»). Título que da nombre al single y también del próximo LP que se publicará en enero y para el que ha creado un corto a modo de vídeo musical. Así que acompaña para la ocasión una de sus mejores canciones con uno de sus mejores videos. Y eso señores es mucho decir cuando de quien hablamos es de uno de los artistas que junto a Madonna, Michael Jackson y Björk mejor rédito han sabido sacar de la imagen como instrumento para entender su música. Pero es que además del impresionante vídeo, cuyo visionado se hace más que necesario, el tema resulta sin duda una audacia en su concepto y un acierto en su ejecución. Un atrevimiento que aúna la grandilocuencia y la versatilidad de la música jazz con sus más característicos estribillos pop, esos que le dieron mucho dinero a principios de la década de los ochenta y la misma cantidad de reverencias a partir de los noventa.
Y al otro lado del ring para disfrute y gozo de este autor, Antony Hegarty se ha rendido a las súplicas de sus fieles y tras aquella mastodóntica y perfecta incursión en la música electrónica de baile junto a Hercules and Love Affair, con aquel megahit rompepistas que resultó ser “Blind” ha accedido a lanzar un nuevo álbum bajo el nuevo (y feote) nombre de Anohni, en el que subraya su naturaleza de mujer transgénero con la colaboración de Hudson Mohawke y Oneohtrix Point Never. Un LP que llevará por título Hopelessness y que también verá la luz en 2016, pero cuyo adelanto, “4 Degrees” debería encontrarse entre las mejores canciones de 2015 junto al “Blackstar” de David Bowie. Una canción tremendamente adictiva con un estribillo contagioso en el que vientos y cuerdas se desdibujan en favor de una machacona y excesiva percusión electrónica que potencia la ya de por sí indestructible voz de Hegarty. Y es que algo debe tener este tema cuando ya se ha colocado directamente entre los temas más pinchados por los DJ’s de medio mundo.
Es curioso como ambos artistas, uno en el crepúsculo (que no en el declive) de su vida física, a punto de cumplir 69 años, y otro dejando languidecer la formación artística que lo vio crecer, los Johnsons con los que cada vez cuesta más relacionarlo, hayan enfrentado casualmente sus caminos en el mercado musical a la misma vez y a la misma hora con un par de apuestas totalmente inesperadas, arriesgadas pero de una calidad extrema.
Pero como hemos comentado anteriormente, este no es el único punto que tienen en común:
Hombres, mujeres y viceversa.
Antony Hegarty es una mujer transgénero, aunque ya duela la boca de tanto explicarlo, la mejor reivindicación y la que debiéramos tomar como definitiva en ese alto grito por reivindicar el hueco que todos tenemos en el mundo es la que se promulgó a través de la gira mundial Turning que quedó perfectamente plasmada en 2012 por el cineasta Charles Atlas con la publicación de un CD/DVD que llevaba el mismo título que la gira.
Por su parte David Bowie, el artista, nació como un icono andrógino que llevó a las masas por primera vez a través de la televisión la androginia y la libertad sexual como elemento diferenciador y como elemento de consumo en una sociedad de un capitalismo cada vez más voraz. Millones de espíritus rebeldes se abalanzaron a finales de aquellos tumultuosos años setenta de la cercana Gran Bretaña a maquillarse y disfrazarse a golpe de chequera para marcar la diferencia. Su marciana y descuidada imagen (¡parche en el ojo al canto!) a la que acompañaba una música sin complejos ni ataduras, le llevó en poco tiempo a convertirse en el rey de los outsiders, y por tanto en el rey al que todo el mundo querría rendirle pleitesía. Si ya en la portada del disco The Man Who Sold The World (1970) apareció travestido, años más tarde con la publicación del single “Boys keep swinging” (1979) el mismo David Bowie es el encargado de dar vida a las travestis más elegantes que recordamos haber visto desfilar en televisión.
Let’s Dance
Mucha gente de mi generación, pasados largamente los treinta, realmente asocia a David Bowie con su etapa más discotequera, la que le dio aquella fama desmedida en los fértiles años ochenta. Títulos como “Let’s dance”, “Fame”, o la fantástica “Modern love” permanecen en la memoria colectiva de aquellos que consideran a Bowie un artista ochentero, ignorando que justo en la década anterior se encuentra lo mejor de su legado. Pero no sólo en los ochenta Bowie se acercó a la pista de baile, tras la publicación de su entonces incomprendido álbum Outside en 1995, que incluía el agresivo tema guitarrero “Hallo Spaceboy”, Bowie haciendo gala de su imperante versatilidad decidió tunearlo junto a Pet Shop Boys, siendo el resultado tan bueno que muchos seguidores del Duque Blanco han ignorado por años que la versión que realizó junto a los Pet Shop Boys no es la original, sino que se trataba de una nueva mezcla. Estos son los videos con la interpretación de la versión original junto a Foo Fighters en el año 2000, durante la celebración del cumpleaños del artista en un concierto especial en Nueva York, y el de la versión para discoteca junto a Pet Shop Boys.
Antony Hegarty por su parte ha tenido bastantes acercamientos a la música electrónica, con artistas tan afines como Björk o Cocorosie, pero ninguno tan orientado a la pista de baile como el ya mencionado tema “Blind”, junto a Hercules and Love Affair. Un tema archiconocido que no precisa de más presentación:
Por amor al prójimo
Si en el apartado anterior hablábamos de la colaboración de Antony Hegarty con las hermanas Casady de Cocorosie, no debemos dejar pasar por alto la oportunidad para reivindicar dos estupendas canciones que nacieron al abrigo de esta colaboración. Por un lado Beautiful Boyz que se contenía en el EP del mismo nombre que se publicó en 2012 y el canto ecologista que publicaron también de manera conjunta en 2013 “Tears for Animalz” . Precisamente esta última con mensaje ecológico es la que nos lleva nuevamente a converger con el otro protagonista de este artículo. Las canciones con esa temática, o las multitudes de conciertos benéficos que ambos cantantes tienen en su haber son interminables. Los dos artistas de hecho actuaron en el concierto que cada año se celebra en Nueva York a favor de la Casa del Tibet, aunque desgraciadamente con años de diferencia de por medio. Mientras que Bowie lo hizo en 2003 (los videos que rondan por Youtube son de pésima calidad), Antony Hegarty fue el protagonista del espectáculo en el año 2006. Una excusa estupenda para reivindicar uno de los mejores temas de Bowie, single de presentación de su álbum Heartling (1997) y de la que incluso existe una versión cantada por el mismo Bowie ¡en chino mandarín!
Lou Reed, que estás en los cielos.
Si hubiéramos sido rigurosos y hubiéramos planteado este artículo como un juego para descubrir los grados de distancia que separan a ambos, a buen seguro Lou Reed terminaría siendo el gran eslabón, el nexo de unión más férreo con el que terminaríamos el listado. El desaparecido Lou Reed fue el mecenas de Antony Hegarty y gracias a él se nos dio a descubrir al resto de mortales. Lou Reed lo paseó como telonero por su gira internacional cuando todavía cantaba en cabarets del Nueva York más underground. Por su parte, como bien es sabido por todos por ser un capítulo muy importante en la historia del rock, David Bowie es la otra mitad responsable de que Reed se convirtiera en leyenda musical, no en vano David Bowie (junto al también malogrado Mick Ronson) está acreditado como productor del clásico álbum Transformer (1972) que contiene los temas más reconocibles del neoyorkino.
Os dejamos aquí como colofón final con el vídeo de la actuación de un irreconocible rubio platino Antony Hegarty junto a Lou Reed cantando “Perfect day”, y la actuación en directo de Lou Reed junto a David Bowie para electrizar al público del Madison Square Garden al ritmo del clásico “Queen bitch”, perteneciente al disco Hunky Dory (1971) de Bowie. Maravillados de lo actual que suena todo.
Terminarán colaborando algún día. Muchas lo soñamos. Me ha gustado el articulo
Bowie lo que tiene que hacer es una gira como la de leonard cohen
Buen articulo!