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Entrevistamos a Ferran Palau

Conversar con Ferran Palau resulta tan ágil y fluido como escuchar cualquiera de sus discos. La facilidad que maneja para hacerte sentir cómodo desde el saludo inicial, es directamente proporcional a la sutileza con la que sus canciones acarician los sentidos hasta acabar impregnando cada una de las células sensoriales del oyente. El flamante Parc, editado en su propio sello Hidden Track Records, supone una muestra más de su inagotable talento para emocionar con lo imprescindible: un buen puñado de melodías perdurables apenas abrazadas por una instrumentación escueta y sensual, capaz de evocar dulzura y deseo, claridad y oscuridad a partes iguales. Conseguimos contactar con él en plena vorágine promocional para adentrarnos en su siempre adictivo imaginario repleto de ganchos sobre los que querer saber más y más. Y nos atiende con una sonrisa y una calidez que hacen que uno imagine esa charla cerveza en mano, especialmente ahora que tanto echamos de menos la rotundidad de una mirada amiga. Tras felicitarle por su enorme estado de gracia y por su brillante nuevo retoño, entramos en faena.

“Me funciona no elegir temáticas sino seguir el inconsciente y el corazón, no hacer algo cerebral”

Para empezar, y jugando sobre seguro, es fácil intuir que con Parc se cierra una trilogía tras Blanc (2018) y Kevin (2019), por la naturaleza de los trabajos y el corto periodo de tiempo en el que se han compuesto, ¿voy bien encaminado?

Como bien dices, es una pregunta clásica que os encanta a los periodistas (risas). Seguro que sí están conectados, forman parte de un momento vital personal. Entre los tres discos hay una evolución, también por la influencia de mi banda, de mis músicos, todo lo hace más compacto. No he pensado tanto en el tema de la trilogía, el tiempo lo dirá. Si ahora hiciera un disco completamente diferente, sí parecería como una trilogía, pero si hago uno de este palo, parecerá una “cuatrilogía”. Me siento creativo, me salen buenas canciones, tengo una manera fluida de grabar y con mi primo (de nuevo a la producción), me funciona mucho y me gusta mucho lo que sacamos. Se ha perdido la costumbre de sacar discos, pero por ejemplo en los 70 algunos artistas sacaban uno o dos discos al año y no era algo extraordinario. Si te dedicas a esto, es lo que haces: componer, grabar y tocar, es nuestro curro.

¿Cómo surgen las canciones de Parc? ¿Existe algún hilo argumental claro e influencia sobre ellas o son entes independientes?

Yo siempre estoy haciendo canciones. Tengo un sistema y he ido perfilando un modo de hacer las cosas. Me funciona no elegir temáticas sino seguir el inconsciente y el corazón, no hacer algo cerebral. Cuando termino un grupo de canciones que me satisface, empiezo a vislumbrar un disco. A partir de ahí, se empieza a hacer la magia un poco sola. Comienzan a existir como símbolos en las canciones, cosas que las unen entre ellas y es algo que sucede por casualidad. Al escribir letras tan ambiguas, abiertas e indefinidas, esto me da opciones para que funcionen en conceptos que luego incrusto en los discos. Así puedo aprovechar eso para sugerir temáticas que me interesen.

Siendo una persona que tiendo a expresarme utilizando, muchas veces, demasiadas palabras, admiro tu capacidad para sintetizar y expresar mucho con poco. Desde los títulos de las canciones y de los discos, a las letras, o incluso a la concreción de los elementos visuales que utilizas. ¿Dirías que es algo intencionado?

Es algo depurado, digamos. Es algo así como una filosofía artística. Para mí, el menos es más, es la clave. Desde las letras, a la producción, los conceptos, los títulos… Siempre ha de ser simple, claro y también ambiguo y abierto. Esto ha ido cambiando. Al principio mis canciones tenían letras mucho más rebuscadas, me hacía listas de palabras para no repetirlas… Tenía mecanismos que, al mismo tiempo, me autocensuraban al mismo tiempo que me exigían muchísimo. A partir de Blanc, decidí cambiar el sistema y empecé a repetir palabras entre las canciones para que fueran una especie de símbolos. Hay muchas referencias temporales, a las estaciones del año, al sol, a la luna, a las estrellas… una serie de conceptos que me ayudan a desplegar ideas que son un poco random, abiertas e indefinidas.

 

¿Dirías que hay algo de autobiográficas en esas letras?

Diría que he llegado a ellas gracias a experiencias vitales, pero nunca son narrativas ni explican situaciones que me hayan pasado. Me pasa a menudo que escribo frases que pasado un tiempo acaban cobrando sentido. De repente cogen un significado para mí. Eso me parece mágico, porque me da la sensación como si yo fuera mi propio espectador. Cuando escucho una letra mía, siento seguramente lo mismo que tú, el mismo interrogante, me pregunto por qué esa letra significa tanto en un momento concreto de mi vida. Cuando una frase es muy evidente, la borro. Si no hay misterio, no hay interés para mí. Me pasa continuamente: escribo una letra, y por ejemplo al cabo de medio año sucede algo, y esa letra es perfecta para describir ese episodio.

En este sentido, me hizo gracia como El Petit de Cal Eril contaba en “Un país para escucharlo” que teníais los dos una regla de no citar medios de transporte en las letras, y tú te la saltaste citando el tren en una de ellas.

En este caso, se trata de subirse al tren de modo figurado. No es una regla cerrada, pero sí que he ido evolucionando de manera que ahora estoy componiendo y utilizando palabras o conceptos que antes hubieran sido imposibles para mí, pero siempre teniendo claro que es lo que está bien decir y qué lo que queda cutre. Siempre he intentado no mencionar sitios o elementos concretos, y con ello mantener un poco mi personalidad que es lo que te diferencia.

“Cuando una frase es muy evidente, la borro. Si no hay misterio, no hay interés para mí”

 ¿Dirías que Parc aporta algo distinto a tu discografía que los anteriores trabajos no tuvieran? ¿Cómo lo ves envejeciendo?

Parc representa mi yo de ahora. Considero que las personas tenemos la capacidad de irnos transformando continuamente, y lo que eres ahora, puede no tener nada que ver con lo que seas la semana que viene. Vamos cambiando y la música, para mí, es el reflejo de esos cambios. Nunca son bruscos, pero siempre están ahí. Escucho nuevos tipos de música que me gustan y de alguna manera se infiltran, si bien no me acerco demasiado, siempre mantengo una cierta distancia con las cosas. Soy una persona muy inquieta a nivel artístico. 

Hablemos del apartado visual, poderoso activo en tu concepto artístico. Es evidente que cuidas mucho este aspecto. A nivel de portadas, fotografía, vídeos, redes sociales…

Para mí es un todo. Disfruto muchísimo de todos los aspectos que suponen ser músico. Uno de ellos, muy importante, es el visual. Yo ya no pienso en una portada cuando estoy haciendo un disco. La portada es lo que menos me importa. Me preocupa crear un concepto visual que se pueda distinguir en todos los aspectos del disco. Me siento un poco como cuando era pequeño y hacía mis experimentos, mis películas y grabaciones, dibujaba las portadas… Poder hacer esto siendo mayor y dedicarme a ello es una pasada. Siento la obligación de poner todo mi cariño en todo lo que hago, y la imagen es importantísima en todo ello. Es también esencial que entre tanta música y tantos artistas, uno tenga una imagen reconocible. Si pones un disco mío y me reconoces, ya es algo muy bueno, pero si además ven una foto mía, también han de saber quién se esconde detrás, quien es ese artista. Incluso sentirse identificado con lo que percibes en ese estilo de vida. El pop es eso también, sentirse identificado de alguna manera. Tienes que generar algo personal de alguna manera. Me gusta que en las portadas, conectando con la pregunta sobre la trilogía, los fondos no sean lugares y en las canciones, las situaciones no pasan en lugares concretos, la mayoría. Esos fondos de color bloque, o que tienen alguna sombra pero no sabes exactamente lo que es, me dan mucho espacio a la imaginación. Cuanto más simple, más continuista puede ser.

La tipografía de tus los créditos, por ejemplo, me resulta muy personal y atractiva, por ahondar en lo mucho que cuidas el aspecto visual y que tanto, y tan bien te identifica. No es fácil encontrar artistas que sean tan fácil de reconocer.

Está influenciada por la estética skater de los 90, y luego por películas de terror o cosas como “La cosa del pantano”, ese tipo de tipografías también de comics. Para este disco buscaba generar mi propia tipografía y buscaba que alguien ilustrara mis ideas. Encontré a Dsorder, que es un amor de persona, y le envié un montón de referencias, y de la mezcla de ellas, y lo que le gusta a él y a mí. Para la portada de un disco, no puedes hacer una foto, mandársela a un diseñador y que le ponga un fondo. Las cosas no se hacen así. Yo veo mis discos como películas, y cuando ves el cartel de una peli, sabes que hay centenares de tipografías de películas que son icónicas. Hay que buscar generar eso. Pongo interés en lo que hago y me gustan los artistas que lo hacen, como Tyler The Creator. En todo lo que hace está su sello. El arte es 360 grados. No puedes pensar “yo soy músico y solo me encargo de mi guitarra y mi voz”. Tienes que preocuparte de todo lo demás también.

Aunque tu música transmite una sensación de luz y calidez, se percibe ese contraste de la influencia del cine slasher de los 80, el homenaje en la portada a la película It con los globos, la cierta oscuridad que transmiten vídeos como el de Parc o el de Reflexe. Ese contraste resulta altamente enigmático y atractivo. El juego entre calma e inquietud. Un poco de cal y otro poco de arena.

Lo has definido perfectamente con esta última frase. Para mí el contraste es súper importante. Siempre me han interesado las cosas oscuras, y tiendo a la melancolía. Pero digamos que si mezclas belleza con tristeza, es una fórmula mágica, o miedo con color y con luz. Es como intentar saltarse los clichés o los estereotipos. Si a un disco oscuro, lo pintas de negro, resulta muy evidente. A mí las cosas evidentes no me gustan, lo cual no significa que no me gustes las cosas directas y claras, tampoco está reñido. Soy como una especie de cocinero, voy probando contrastes de sabores y mejorando una receta. El contraste es lo que funciona.

¿Cuándo sentiste que empezabas a marcar tu propio camino, desvinculándote de alguna manera de tu pasado con Anímic?

Fue con “El Meu Lament”, de mi segundo disco, año 2015. A partir de esa canción se creó la semilla de la que ha ido creciendo algo muy importante. Sentí que había hecho algo que tenía un estilo con el que me sentía muy cómodo y me diferenciaba del resto. A partir de ahí, empecé a tirar de ese hilo.

“Para mí el contraste es súper importante. Siempre me han interesado las cosas oscuras, y tiendo a la melancolía. Pero digamos que si mezclas belleza con tristeza, es una fórmula mágica, o miedo con color y con luz”

¿Qué te permite expresar el catalán a través de tus letras?

He intentado componer en castellano, y me gusta, pero no sé cómo trasladarlo en mi música. Considero que enriquece. El catalán es, a nivel de sonoridad, uno de los idiomas más bonitos que existen, a nivel de rítmica es muy entrecortado, tiene muchas eses, lo que ayuda a la sensualidad, y he encontrado en parte un estilo gracias al idioma. Cuando canto en castellano algo se pierde. Es un idioma bonito y por eso lo utilizo, y además es mi idioma materno, de manera que es totalmente real lo que hago, de modo que si imagino, sueño y pienso en catalán, sería muy raro decirlo en otro idioma. A los que habláis castellano, estoy seguro de que entendéis mucho de mis letras, al menos lo más importante.

Tu evolución, de sonidos más básicos y esqueléticos, con querencia por el folk desnudo, se ha ido nutriendo de forma muy natural de elementos más contemporáneos fruto de la influencia de lo que has ido escuchando y te ha ido interesando, como Tyler The Creator o Frank Ocean. Si vas a la melodía, abstrayéndonos del idioma, suena vanguardista y no tiene nada que envidiarles.

Eso también ha sido un camino largo. Cuando compuse Santa Ferida (Halley Records, 2015), yo ya escuchaba mucho hip-hop, pero no encontraba la manera de unir mi personalidad con ese estilo, siempre me sonaba muy forzado. A medida que lo oba intentando, he encontrado esta fórmula, que combina lo que soy con lo que me gustaría ser. Con eso me ayuda mucho mi mujer, que me dice que está bien que mire ahí, pero solo un poco, para mantener distancia con las cosas, lo cual te va a dar tu propia personalidad. Si ahora me pusiera a hacer un disco a lo Tyler The Creator, perdería toda mi personalidad, pero hay elementos de su música que están en la mía. Esto no ha sido rápido, el encontrar la manera de acercarme a esta música, y no he perdido nunca el vínculo con mi yo más profundo.

Durante la cuarentena, saqué “Cel Clar”, que es mi yo más puro, sin buscar conceptos. Y ahora puedo decirlo y acercarlo al soul o al hip-hop, pero sin perder mi personalidad. Es algo así como plantearte de qué manera mezclar Nick Drake con Tyler The Creator. En la cuarentena tuve un disgusto muy grande por la cancelación de conciertos. Se me pasó muy rápido pero tuve la necesidad de volver a conectar con eso. Es una canción que podría estar en mi primer disco, como podría estar en un disco de Anímic de hace quince años. Nunca pierdo de vista qué es lo que soy y qué es lo que se me da bien hacer, lo cual no significa que no pruebe cosas como poner el pitch de “Amor” en “Parc”, y me puedo permitir cosas de este tipo porque me he ido perdiendo el respeto a mí mismo y ya no me importa tanto equivocarme en caso de que sucediera.

Cualquier canción de mis discos, cuando la gente me habla tanto de la producción, la electrónica y demás, yo siempre digo que cualquiera de ellas te la puedo tocar en el salón de tu casa con una guitarra acústica y quedan preciosas. Es como son y como se hicieron, luego las produzco, pero no necesitan la producción para funcionar. Una canción no debe depender nunca de la producción.

“Si ahora me pusiera a hacer un disco a lo Tyler The Creator, perdería toda mi personalidad, pero hay elementos de su música que están en la mía»

En la nota de prensa se habla de un concepto que me ha llamado mucho la atención, que es el de “easyloving” (recomiendo la playlist temática que comparte en su perfil de Spotify). ¿Qué me puedes contar sobre ello?

Surgió cuando mi mujer estaba escribiendo la nota de prensa, y pensó, “voy a poner que es un disco de pop que mira de reojo al soul”. Entonces me dijo, “qué pongo, nuevo soul?”. No sabíamos qué poner, yo sugerí lo del easylistening, y a ella se le ocurrió lo del easyloving. Se lo inventó en ese momento y nos gustó: soul + easyloving, que es este soul romántico, ligero, con el que desconectar cuando por ejemplo estás conduciendo, es como la otra cara de la canción urbana más sexual, de rollo más fucker. Es como el amor suave, tranquilo. Es más sensorial, no tan sexual. Es más bien un feeling.

Se agradece algo más profundo ante la proliferación de fraseos demasiado explícitos.

Me gustan estos fraseos, no digo que los critique, pero veíamos necesario el otro lado, también. Hay letras que son muy poderosas, muy sexuales y funcionan como un cohete también, pero tiene que haber lo otro también.

¿Hay alguna canción del disco que te toque un poco más la fibra por cómo nació o lo que representa?

Creo que es un poco pronto. Ahora mismo veo el disco como una sola canción. Las canciones se necesitan entre ellas, pero seguro que sucederán cosas en la vida que harán que una de ellas cobre más sentido y se me quedará más grabada, probablemente.

El disco muestra contrastes muy atractivos, desde la dulzura de “Blau” a la oscuridad a lo Stranger Things de “Més Enllà”, acabando por todo lo alto con “Parc”, con un halo de melancolía pero sin caer en la tristeza. El ritmo resulta muy dinámico y hace que quieras volver a él una y otra vez.

Para mí es muy importante porque representa todas mis caras, por ello una sola canción representaría una pequeña parte de lo que soy, para entender mi yo de ahora mismo, hay que escuchar el disco entero.

 

 

Hablando del vídeo de Parc, que juega mucho a insinuar y sugerir con las palabras y las imágenes, considero que marca un punto de inflexión en este apartado.

Qué guay. Yo tenía unas ideas y por suerte, me aparecen artistas audiovisuales que quieren hacerme vídeos y así he ido conociendo a un montón de gente talentosa y en este caso, los hermanos Guanyabens, quisieron hacerlo, y yo les dije que quería que estuviera lleno de homenajes y referencias a mis películas favoritas, que fuera de género fluido, de diversidad humana, muchos ítems. Nos mandamos un montón de mensajes con ideas y referencias, y se creó como una telaraña de ideas. A mi hijo le encanta salir y a mí sacarlo. Lo que hago es una forma de vivir y de compartir. De conocer a gente interesante. Todo lo que envuelve a la música, mi familia y mis amigos, es un todo. Todo lo que me ha pasado bueno en la vida ha sido gracias a la música, familia, conocer a mi mujer, tener un hijo… si hay música todo funciona. Pero eso también tiene sus partes negativas, porque a diferencia de un actor, esto es, una persona que puede coger distancia con su trabajo, que debe hacerlo, porque no te puedes dejar la vida en cada personaje, yo no tengo esa capacidad y a veces es muy emocional, me expongo mucho y a veces no es fácil, no es todo de color de rosa. Todo lo que se ve de mí es verdad. A veces me han preguntado si lo que muestro es un personaje, pero no, es tal cual me ven. Incluso han llegado a no reconocerme si no llevaba la gorra, y prefiero no llevarla.

Con este disco entraste en la lista de ventas. ¿Qué importancia puede tener esto para ti?

Bueno, me importa ganarme la vida, y claro que me importa, pero en realidad es una noticia triste porque si yo entro en una lista como ésta es que apenas se venden discos. Aunque sí que vendo, ver en esa lista que estoy por encima de gente mainstream, me hacía pensar que no estaban vendiendo nada. Yo me autogestiono a través de mi propio sello por lo que todo lo que produzco, va para casa, y sí considero que me estoy ganando bien la vida, pero si estuviera en una multinacional, estaría ganando muy poco dinero con las ventas que tengo ahora mismo. Hay que mirar las cosas con perspectiva, ahora se venden muy pocos discos con el streaming, y hay que luchar con que las plataformas paguen más porque está empezando a ser dramático. Tendríamos que poder vivir solo con eso, y si luego quieres tocar, te sacas un sobresueldo. Comparado con compañeros aquí en Cataluña, soy de los que mejor les va, pero si piensas en lo que ganaba antes un músico de mi estilo, y lo que se gana ahora, es muy diferente. Es otro planeta.

Mencionas la autoedición. Tu sello, Hidden Track Records, ha publicado, por ejemplo, el fantástico disco de Júlia, “Casa”. Cuéntanos cuáles son vuestros planes.

Estamos a tope para este año. Tenemos un montón de lanzamientos, no tanto por cantidad sino por calidad. Tenemos cosas muy buenas entre manos. Estamos en época de mucha inversión. Todo son chicas súper jóvenes que sacan su primer disco. Eso implica también un riesgo, pero tenemos fe absoluta porque tenemos talismanes en nuestras manos. Acabo de sacar un single de Sandra Monfort, por ejemplo, que es buenísimo, y vamos a sacar muchas cosas más chulísimas.

La visita de otro medio de comunicación, llamando justo en ese instante a su puerta, nos lleva a poner punto y final a una conversación tan dinámica como disfrutable. Aun así, consigo preguntarle por los directos, teniendo en cuenta lo difícil que, egoístamente, resulta verlo por el sur.

Seguro que voy a bajar, así que si me dejan, seguro que saldrán fechas. Vamos a intentar hacer un poco de gira, ya hemos tocado por Cataluña, Madrid y Valencia, así que seguro que llegará.

 

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