Entrevistamos a La Pegatina que lanzan ‘Hacia Otra Parte’
La Pegatina es uno de los grupos más internacionales de nuestro país, 35 países diferentes en estas dos décadas encima de los escenarios. A mediados de mayo presentaron su nuevo álbum, Hacia Otra Parte, su octavo disco de estudio. Un trabajo marca de la casa, en el que nos muestran como la alegría es una forma de resistencia.
De las diez píldoras que conforman este nuevo proyecto, nueve son colaboraciones con artistas de gran renombre internacional. Un trabajo conjunto en el que el grupo catalán transita por diferentes estilos y géneros musicales.
Desde Muzikalia hablamos con Adrià Salas (voz y guitarra), Rubén Sierra (voz y guitarra) y Miki Florensa (guitarra eléctrica) para acercarnos a su sonido y los detalles que marcan este nuevo disco.
“Siempre hemos entendido la música como un lenguaje universal”
Es todo un placer hablar con vosotros. Hace apenas unos días disteis un concierto muy aclamado en el Viña Rock. ¿Cómo estáis viviendo la vuelta a los festivales?
Rubén: Increíble. Después de estos años de pandemia, este ha sido el primer festival que hemos dado en España. Volver a ver a la gente sin mascarillas, sin distancia, cómo sonríen, como hacen pogos, como saltan … Una maravilla.
Adrià: Fue una pasada. Además, este año en el Viña ha hecho muy buen tiempo, con lo cual se disfruta el doble.
Lo primero de todo enhorabuena por vuestro nuevo trabajo. Un disco muy interesante donde destaca el gran número de colaboraciones. ¿Cómo nació esta idea?
Adrià: Todo el proceso salió de forma muy natural, empezó básicamente porque una banda bastante grande quería hacer una colaboración con nosotros, pero a los meses pues nos hizo un ghosting. A partir de ahí, empezamos a trabajar con muchos grupos de multitud de sitios. Desde bandas holandesas, hasta conjuntos alemanes, aunque la gran mayoría son americanos.
Conjuntos de una calidad inmejorable como: La Vela Puerca, Panteón Rococó, Los Auténticos Decadentes, entre muchos otros.
Adrià: Sí, además, son de países donde hemos tenido la suerte de poder actuar. Estos grupos que mencionas son referentes para nuestra música, hemos crecido escuchándolos. Muchos de estos grupos llevan treinta años encima de los escenarios. No veas que placer es poder actuar y colaborar con ellos.
Hace un año, estaba charlando con Zoé y comentamos lo difícil que es acceder al mercado musical español. Incluso ellos, que son un buque insignia del indie mexicano, les costaba una barbaridad.
Rubén: Piensa que el circuito que hay en España de música latina es bastante reducido. Obviamente, al reggaetón o al urbano esto no le pasa, pero a las bandas de rock les cuesta mucho. Es más fácil triunfar en Latinoamérica siendo un grupo español que al revés. Gran parte de culpa la tienen las radios comerciales, allí hay muchísima más variedad.
Adrià: Solo la provincia de Buenos Aires es más grande que la mitad de España.
Antes de comenzar a tratar vuestro nuevo disco me gustaría empezar por la evolución de vuestro sonido. ¿Cómo fueron los inicios de La Pegatina?
Rubén: Por aquel entonces éramos tres chavales con mucha ilusión, muchas ganas de comernos el mundo. Teníamos la suerte de nacer en un momento en el que todo el panorama de música mestiza estaba en auge. Grupos como Ojos de Brujo, Manu Chao, Che Sudaka o Macaco. Teníamos un buen espejo en el que poder reflejarnos.
Adrià: El contexto de cómo se forma nuestra música creo que es lo más interesante. La Pegatina empieza a fraguarse en el 2003 en la periferia de Barcelona. En aquel momento, empieza a generarse una gran migración por parte de Latinoamérica y el norte de áfrica, y claro, toda esta gente que viene a vivir aquí, también los acompaña su música. En barrios como el Raval o el Barrio Gótico empiezas a ver fusión musical en las calles. La música magrebí se mezcla con la colombiana, está con la rumba catalana y así sucesivamente. Una mezcla explosiva.
En este contexto nosotros salimos de nuestro pueblo y vemos toda esa variedad musical y empezamos a introducirla en nuestro sonido. Recuerdo que lo flipamos cuando vimos el primer restaurante Kebab, con eso te digo todo.
Manu Chao se convirtió en un abanderado de todo este movimiento, ya sea en solitario o con su grupo Mano Negra. A partir de ahí, cada vez más bandas empiezan a desarrollar un sonido dentro del mestizaje.
Algo que me parece muy interesante, sobre todo por la importancia que tuvo Barcelona en ese momento. En otras zonas de España, esa influencia no era tan notable, pero en Cataluña se estaba creando un sonido propio.
Rubén: Exacto. Eso que se estaba cociendo en Barcelona, luego se trasladó al resto de España y también tuvo cierto auge en Latinoamérica.
Adrià: Justo en estos momentos, y sobre todo tras las olimpiadas del 92, se vendía a Barcelona como una ciudad cosmopolita, pero al mismo tiempo estaban poniendo cámaras por toda la ciudad, había racismo, a los músicos no les dejaban tocar en la calle. Había una doble vara de medir, un marketing muy bien llevado por las instituciones, pero que en ocasiones no se correspondía con la tolerancia que vendían.
«Manu Chao se convirtió en un abanderado de todo este movimiento (…) A partir de ahí, cada vez más bandas empiezan a desarrollar un sonido dentro del mestizaje»
Vuestro primer disco, ‘Al Carrer’, recogía estas vivencias y sonidos. Fue publicado en el 2007 y contasteis con una canción en colaboración con Manu Chao. ¿Cómo surgió esa unión?
Rubén: La primera vez que yo subí a un escenario en mi vida fue con Manu Chao. Yo estaba de voluntario en un festival que se montó en Barcelona para recoger fondos para el “Nunca Máis” por todo el tema del chapapote. Pues sin darme cuenta, Manu me dijo que me subiera a tocar y así hice. A partir de ahí, empezamos a tener una amistad y un día en el bar Mariachi, un conocido sitio frecuentado por mucha gente del mundillo, nos invitó a su casa y le dijimos de hacer un tema juntos.
Así nació “O Camareiro”, un tema que no veas si tuvo complicaciones a nivel tecnológico. La parte de Manu estaba grabada a 48 Hz y la nuestra a 44 Hz, cuando la reproducimos sonaba como los Pitufos. Fue toda una odisea solucionarlo.
Vuestro nuevo disco, Hacia Otra Parte, reúne muchos de esos elementos. Entender que la lucha por una sociedad mejor no está reñida con la alegría, la importancia de la música como elemento que derriba fronteras o la comunidad como fuerza política.
Adrià: Siempre hemos buscado esto a lo largo de todos estos años. Incluso, aunque no es en este trabajo, tenemos colaboraciones con bandas de Japón, Mongolia, Angola… Siempre hemos entendido la música como un lenguaje universal, una puesta en común con gente que tiene otros idiomas. Hemos tenido la suerte de poder viajar mucho estos años, aprendiendo de otras culturas, pero siempre evitando ser un turista.
La canción “Corea del Sur” habla un poco de todo esto. Aunque tú seas de otro país y tengas una cultura diferente, hay ciertos problemas globales que nos oprimen a todos. Hay personas que dominan, que establecen censuras, que juegan con la libertad de los demás y ahí es donde surge una hermandad contra las desigualdades.
Otro de los temas que van por esa línea es “Culpa do Mar”, en el que colaboráis con Flavia Coelho, una de las artistas brasileñas más reconocidas. ¿Cómo surgió esta canción?
Adrià: Siempre hemos tenido muchas ganas de aprender. Obviamente, creo que hay muchos discursos que da igual como los cantes que se entienden y son compartidos. Flavia es una artista que suele reivindicar los problemas sociales de Río de Janeiro, y claro, cuando le dijimos que queríamos hacer una canción que tuviera cierta crítica se apuntó. Es un tema que habla de cómo muchas veces las instituciones dejan a su suerte a todos los migrantes que abandonan su país por un futuro mejor. Solo hay que ver el drama del mediterráneo y como los organismos no son capaces de ponerse de acuerdo.
¿Cómo veis el sector musical en estos momentos?
Adrià: En mi opinión, esta vuelta me recuerda mucho al 2007. Hay demasiados festivales, pero cuesta llenarlos, con las salas ocurre un poco igual, todo el mundo está intentando actuar a la vez. Justo en los albores de la crisis, una banda con más de cuatro personas ya era déficit económico seguro, no daban los números. Ahora creo que estamos un poco por esa vía.
Miki: Todo el sector está acelerado. Ahora los festivales quieren recuperar todo lo que no se ha podido hacer en estos años. Estamos en un momento en el que hay mucha oferta, mucha competencia entre los grupos, pero la demanda es la de siempre. Incluso diría que hay una sobreoferta.
Nosotros, como otros muchos grupos y compositores, hemos aprovechado la pandemia para poder sacar nuevos trabajos, para poder componer y ver nuestra relación con la música. Lo positivo que sacamos es que hemos aprendido nuevas formas de grabar, de componer, de tocar. Este disco está guay porque profundiza en estos elementos. La pandemia nos ha servido para aprender a trabajar en la distancia y en este disco realmente lo hemos puesto en práctica.
Algo que me ha sorprendido es que en todas las canciones de La Pegatina os acercáis a los estilos sonoros que presentan los diferentes artistas en sus propios álbumes. Una capacidad increíble para crear un lenguaje común a partir de una gran variedad de estilos.
Miki: Sí, ha sido como un juego.
Adrià: Por ejemplo, el tema de rock que hemos tocado con la Vela Puerca, si no hubiéramos colaborado con ellos no lo hubiéramos presentado.
También queremos que se sientan cómodos con nosotros. En más de una ocasión nos han dicho de colaborar con diferentes grupos que verdaderamente no tenemos nada en común, que no encajaban con su sonido. Lo que nosotros queremos es que la gente sienta suya la canción, que sienta que forma parte de ella. En este disco, hay canciones que hemos escrito a cuatro manos, en otras que metieron mano a la producción …
Rubén: Hemos aprendido muchas cosas. Ya antes de publicar el disco el 13 de mayo, hemos probado las canciones en directo y vemos que funcionan genial. Por ejemplo, “Yo quiero bailar” es un tema que está funcionando muy bien.
Otro de los elementos característicos de la Pegatina es la fuerza que ponéis en los espectáculos en directo, toda una fiesta.
Miki: Y estos nuevos van a estar genial, venimos con confeti, coreografía, visuales … Está cargado la verdad
Rubén: Lo de las visuales también es una historia curiosa. Hemos cogido a varios ilustradores que nos gustaban, han trabajado con nosotros y luego hemos animado esas ilustraciones. Además, mola porque son gente de Holanda, de México … Les hemos dado libertad total y ha quedado un trabajo increíble.
Adrià: Queríamos que la gente se expresara gráficamente y con la mayor libertad posible.
Por último, ¿qué significa la música para vosotros?
Miki: Yo no soy capaz de hacer nada que no tenga música. Mi vida consiste en levantarme y estar todo el día con la música, ya sea tocando, creándose o escuchándola. Luego me voy a la cama. Para mí, abarca todo, desde la comunicación hasta la forma de expresar mi mundo interior.
Rubén: Significa cumplir un sueño. Tengo la suerte de poder trabajar de lo que me gusta, utilizar la música para compartir, descubrir culturas, viajar, vivencias … Es algo que me acompaña en mi día a día. Diría que la música es como si fuese mi sombra.
Adrià: La música alimenta mi alma. Con respecto al trabajo es mi herramienta para crear. En resumidas cuentas, la música me encanta.