Fleet Foxes – Crack-Up (Nonesuch)
Nada menos que seis años han empleado Fleet Foxes en gestar y lanzar la continuación de Helplessness Blues (2011), tras el éxito de éste y también de su debut homónimo de 2008, ambos al amparo del sello Sub Pop. Un extenso periodo que, más allá del cambio de discográfica, bien podría sugerir cambios consistentes en el sonido de la banda, o incluso en la asunción de algún riesgo que justificase tal dilatación en el tiempo. Sin embargo y tras escuchar el tercer largo de la banda de Seattle, las novedades incluidas en la presente referencia no son demasiadas ni desde luego determinantes.
De hecho, el quinteto continúa anclado en el indie-folk de marcados ecos pastorales, sugerencias atmosféricas, y un remate de psicodelia ligera con la que dotar de cuerpo a once nuevas canciones. También se mantiene vigente el aspecto pretérito del conjunto, que remite a algún momento sito entre la segunda mitad de los sesenta y los setenta. El grupo alarga así su toque a la hora de dar forma a composiciones diseñadas con extremo cuidado, apostando por una ausencia de premura que reclama toda la atención del oyente y choca con el actual ritmo social.
Son temas elaborados, cristalinos y detallistas -que no recargados-, y que vuelven a resultar ampliamente evocadores en el caso de “Kept Woman”, la dupla de “Third Of May/?daigahara”, “Fool’s Errand”, “On Another Ocean (January-June)”, “If You Need To”, “Keep Time On Me”. Crack-Up (2017) deja, en cualquier caso, la sensación de que Fleet Foxes mantienen estatus sin dificultad, pero al mismo tiempo evitan afrontar alguna dirección adicional. Es la obra de una banda acomodada en sus coordenadas, desde donde brillan al trabajar con incuestionable pericia y buen gusto, pero de las que también deberían comenzar a alejarse parcialmente para que la reiteración no se traduzca en agotamiento.