The House Of Love + Thousand Yard Stare + Martin Carr (Roundhouse) Londres 10/11/18
El Roundhouse de Londres se puso de gala para recibir a la banda inglesa que cerraba así la gira de presentación del 30 aniversario de su álbum de debut, el homónimo House of love. La historia de la banda londinense es conocida: una banda con brillante futuro que comenzó a contrapié y que tuvo que abrirse camino entre brasas aún calientes de los Smiths y los primeros atisbos madchesterianos que estaban por venir y que arrasarían la escena británica. Ello, junto a los viajes al infierno de su líder Guy Chadwick y las discrepancias con Terry Bickers, bien nos pueden dar la claves de la mala fortuna que siempre les ha perseguido. Su afortunada reunión a partir del 2003, su intacta capacidad para crear canciones y su más que notable legado, han hecho posible que aún podamos disfrutarlos muy de vez en cuando (porque sus directos son contadísimos), y el pasado sábado lo hicimos.
A Martin Carrr no llegamos a para verle pero si vimos la actuación de Thousand Yard Stare, banda de principios de los 90 de corta vida y que están de vuelta a los escenarios. Su actuación fue solvente y vibrante por momentos y el público coreó algunos de los temas que antaño apuntaron efímeramente en los charts independientes británicos como “No score after extra time” o “Wonderment” y algunos más recientes como “Tragedy No.6” que sonaron realmente bien.
Acto después salieron House of love al escenario ante una sala prácticamente llena. Para tan magna ocasión formaron con tres de sus miembros originales, el carismático Guy Chadwick a la guitarra y voz, Terry Bickers a la guitarra y Pete Evans a la batería, acompañados por Matt Jury bajista de la banda desde su reunión en 2003.
El combo londinense ofreció un concierto excelso en todo. Estructurado en dos partes, comenzaron la primera interpretando el celebrado álbum y ya con los primeros acordes de la sublime “Christine” demostraron lo que, a la postre, iba a ser todo el concierto: un ejercicio magistral de elegancia y sobriedad con un sonido impecable y unas canciones atemporales. Los temas del álbum se sucedieron uno tras otro en perfecto orden y con cuidada ejecución. Guy Chadwick, tímido pero cómodo en el escenario, más que cantar acariciaba las canciones mientras que las guitarras de Terry Bickers, muy dinámico todo el concierto, alternaban la delicadeza y languidez vaporosa de “Man to child” y “Hope” con los guitarrazos y explosivos riffs afilados de “Road” y “Salomé”. Para acabar el set, la emotiva “Touch me”, que sonó celestial.
Sin descanso, abarcaron un segundo setlist basado en sus dos siguientes discos (The Butterfly Album y Babe Rainbow) añadiendo algunos de sus mejores temas desperdigados por su discografia posterior. La banda se ganó la complicidad y el silencio del numerosísimo público asistente para escuchar los arpegios cristalinos de Bickers sobre los finos redobles de escobilla y las suaves lineas de bajo. Se fueron sucediendo piezas como “Marble”, “Hannah”, “Plastic”, “The hedonist” y como no, la impagable “Beatles and Stones”, toda una demostración sobre el escenario de lo poco que requiere una canción para ser maravillosa. Sin embargo, el punto culminante llegó con “Blind”, que sonó tan auténtica y profunda que el aplauso atronador emocionó al mismísimo Chadwick y a un servidor. A partir de ahí, pusieron una marcha más y llegó la catarsis con “I don´t know why I love you”, “Safe” y “Destroy de heart” dejando abrumado al público asistente.
No tardaron mucho en salir para atacar los bises ante un público ya rendido. Sonaron “Trouble in Mind”, “Phone” y un final por todo lo alto con su resplandeciente “Shine On”, coreado como si no hubiera un mañana. No sonó ni “Crush me” ni “Yer eyes” ni “Loneliness is a gun”, pero daba igual. Hacer mención al detalle que tuvo el grupo con el público que habíamos asistido desde fuera de las islas: un póster conmemorativo de la gira firmado por toda la banda. Grandes. Después nos acabamos preguntando el porqué de la mala estrella que siempre ha perseguido a este grupo y lo mucho que pudieron haber sido en otras circunstancias, pero el sábado, bajo la cúpula del Roundhouse, The House of Love brillaron.Y mucho.