Jarvis Cocker – Further Complications (Rough Trade Records / Popstock)
Hace ahora justo un año que Jarvis Cocker y Steve Albini se conocieron, charlaron y decidieron probar a hacer alguna cosilla juntos. El resultado ya lo tenemos en nuestras manos, se llama Further Complications (Rough Trade/Popstock, 2009) y es un disco realmente sorprendente, incluso para alguien como el ex líder de Pulp.
Si su debut en solitario, Jarvis (2006), estaba marcado (sobre todo las letras) por su matrimonio, su traslado a París y su tranquila vida a orillas del Sena, su madurez y su paternidad, en esta ocasión nos asomamos a la otra cara de la moneda, al lado salvaje de la mediana edad. No quiero extenderme mucho en la crónica rosa, pero es difícil disociar el estilo, la temática y las letras de este Further Complications del reciente divorcio de su autor. Y es que su escucha, prestando atención a las letras, deviene en una especie de viaje alucinante al fondo de la mente de un hombre que está pasando la crisis de los 40, que mira hacia delante con vértigo, que se asusta del paso del tiempo y que ansía volver a la circulación, a la caza y captura de carne joven y fresca. Crudo, carnal, depravado, en ocasiones rayando la misoginia (“Leftovers”, “I never said I was deep”), aunque con esa ironía y gracia que le caracteriza (sólo él puede abrir una canción con la frase “I met her in the museum of paleontology” y no sonar pedante). En otras canciones aparca los dobles sentidos y ataca directamente a la yugular del problema (“Homewrecker!”, con un inicio brutal cortesía del saxo del fiel Steve Mackey, o “Caucasian blues”).
¿Y que hay de la música? Bueno, por una parte la producción de Steve Albini le proporciona ese barniz suyo tan característico que ensucia el sonido, potencia las guitarras e invita a la banda y al propio Jarvis a sonar garajeros y rudos. Como en el single, “Angela”, una canción atrevida (y resultona, tras varias escuchas) en la que la letra parece sólo una excusa repetitiva y machacona con que acompañar esos escasos 2 ó 3 acordes que se repiten a lo largo de la canción (un aperitivo para la casi totalmente instrumental “Pilchard”). Como al mismo tiempo Jarvis Cocker sigue recordando a David Bowie en su forma de cantar, tenemos como resultado algunas canciones, como la que da título al disco, que son una verdadera revisión del glam rock menos glam y más rockero. El Bowie más desmelenado en boca de Iggy Pop, para entendernos.
Todo lo anterior no es impedimento para que, entre tanto derroche de rock seco y sexual, sobresalgan algunas melodías memorables y momentos verdaderamente elegantes, como en el soul sureño de “I never said I was deep”, o el Philly sound de “You’re in my eyes (discosong)”, canción que en 1975 y en la voz de Barry White hubiese reventado discotecas y corazones a partes iguales. También hay momentos menores, todo hay que decirlo, pero en mi opinión son pocos. ¿Ejemplos? Para mí sólo flojean “Slush” y “Hold still”.
Jarvis suda, se afloja el nudo de la corbata. Albini le ha tirado de un manotazo sus gafas de pasta, y se las ha cambiado por otras negras de rockero.
Jarvis está de vuelta, y tiene hambre atrasada. Cuidado.