Discos

Kiev Cuando Nieva – Duermen en Discos (Great Canyon Records)

Kiev Cuando Nieva se toman las cosas con calma, no cabe duda. En estos tiempos vertiginosos es casi suicida estar seis años sin sacar disco, pero cuando el resultado es tan bueno no cabe decir otra cosa que el tópico: ha valido la pena esperar. Y no es que haya grandes sorpresas en este nuevo trabajo del grupo aragonés.

Ellos siguen en lo suyo, en esa especie de costumbrismo mágico y elegante donde las canciones nunca hablan de tópicos ni repiten esas historias mil veces contadas. Unas canciones que suenan a cruces imposibles entre Vainica Doble y La Costa Brava, o entre cualquier grupo de indie pop sensible de los 90 y algún otro grupo de folk psicodélico medio olvidado de finales de los 60. Picotear de este estilo y de aquel otro muchas veces acaba en pastiche, en disparar a todas partes para ver si alguna bala acierta, pero no es el caso. Esa variedad, ese no hacerle ascos a nada que pueda alimentar la canción y hacer que sorprenda, es de hecho una de las señas de identidad del grupo, sobre todo en este nuevo álbum.

Desde el arranque con “Peine” las canciones juegan con el oyente como el gato y el ratón. No sabes nunca por dónde van a salir. Cuando llevan media canción acústica de repente asoman las guitarras eléctricas, o al revés. O bien un teclado sesentero lanza un par de fogonazos. El grupo escogió al productor zaragozano Carasueño para pulir estas ya de por sí imaginativas canciones, y se nota en el resultado, exuberante sin llegar a la exceso, expansivo sin renunciar al roce íntimo con quien las está escuchando. Los arreglos de “Carpintero” son magníficos, de una belleza silvestre, con efectos que se dejan caer como quien pasa por allí pero cuyo eco tarda en desvanecerse.

La melodía vocal de “Despierto” es evocadora y sugerente, como surgida de algún tiempo de mitos y leyendas. Cuando empiezan a sonar los vientos y los órganos, abriendo paso a la coda final, el asombro se multiplica. Y no hay descanso, porque en “Kes” conviven estructuras añejas como las que cultiva Alberto Montero, por ejemplo, con pasajes instrumentales muy originales. Y así podría hablar de todas y cada una de la canciones, porque ninguna es predecible. Esos coros tan psicodélicos de “Piezas”, los cambios de ritmo y textura en “Opinión”, la colaboración vocal de la magnífica Lorena Álvarez, las armonías vocales, los delicados arreglos de viento, ese jugar con las canciones como si fueran Animal Collective sin todo su cacharreo… En fin, una maravilla que da a entender que Kiev Cuando Nieva han aprovechado perfectamente todo este tiempo de silencio.

Escucha Kiev Cuando Nieva – Duermen en Discos

 

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