Liars – Liars (Mute/EMI)
Lo suyo es el eclecticismo por antonomasia, la continúa búsqueda de nuevos territorios en cada una de sus referencias y una inquieta y estimulante forma de ver el rock lejos del encasillamiento y el acomodo. Apenas un año después de entregar el conceptual, enrevesado y recomendable Drums Not Dead (9º
mejor disco del año en Muzikalia) Liars regresan a la actualidad con un álbum homónimo en el que, una vez más, vuelven a dar una vuelta de tuerca a su sonido.
Grabado entre Berlín y Los Angeles, en su cuarto trabajo ya no hay rastro de ritmos tribales, percusiones enrevesadas o ambientes asfixiantes y tortuosos, Liars, es un disco de guitarras, de canciones entre lo primitivo y lo brumoso, donde la melodía gana terreno a la experimentación o a la improvisación de antaño. Aquí hay rock contundente, garage, ritmos funk, surferos y una deuda aparente con el Psychocandy de los Jesus & Mary Chain.
Pero haciendo honor a su nombre, si tuviéramos que decir que simplemente remiten al sonido de los hermanos Reid (“What Would They Know”, “Freak Out”, “Pure Unveil”), sería una mentira mayúscula. Ellos además son capaces de pasar con facilidad de la agresividad rockera (“Plaster Casts Of Everything”) a convertirse en unos Happy Mondays con falsete (“Houseclouds”). O a alternar los sonidos más marcianos (“Leather Prowler”) por los más seductores (“Sailing To Byzantium”) sin despeinarse. De parecer Black Sabbath (“Cycle Time”) a crear piezas por las que Beck (“Clear Island”)o Flaming Lips (“Protection”) matarían.
Uno de los discos del año.