Los Enemigos
Hay gente que quiere tener la actitud pero no tiene la energía o la capacidad. Se viste de actitud, pero no tiene huevos
Estar en un lugar tranquilo y charlar con Los Enemigos es un auténtico placer. Lo es porque conversar con ellos es repasar, con cercanía, todo lo que rodea el sentido de escribir canciones y defenderlas desde el convencimiento, la actitud. Teniendo las cosas claras, teniendo huevos.
Aprovechando la salida de su reciente nuevo disco, Vida inteligente (Alkilo Discos), pleno de catorce notables títulos, nos juntamos con Josele Santiago, Manolo Benítez, Fino Oyonarte y Chema Pérez para, dejando los habituales nudos promocionales, hablar un poco más acerca de las entrañas de un organismo que sigue vivo y vigoroso desde sus inicios, allá por 1985.
Este es el encuentro con una banda que, como pocas, mantiene intacta su rotundidad, su lucidez y las ganas de seguir haciendo rock sin más soporte que sus propias canciones.
¿Cómo se decide que un disco está acabado, que está listo?
«Es difícil decirlo, es una sensación. En este disco creo que no hemos repetido más de dos o tres veces una canción, excepto una. Creo que llega un momento en el que coge el punto de comunicación y relación entre nosotros y a partir de ahí ya repites algunos esquemas». (Fino)
«La toma buena es la que respira, la más relajada. Suele haber un consenso pero no es un momento exacto, simplemente es la que respira mejor y que parece fácil y atractiva». (Josele)
«Hay una regla que parece que tenemos y es que la primera es la de calentamiento, la segunda es la que vale y la tercera es la que te confirma que la segunda es la que vale». (Chema)
Pero llegar a ese punto no es tan sencillo siendo un grupo de cuatro personas…
«Bueno, pero somos pocos y tampoco metemos mucho overdubbing. Es más difícil estar en el local de ensayo y ver hasta dónde está sobrecargada una canción y decir no la toco más. Es incluso doloroso porque si lo estás disfrutando pero sabes que debes parar». (Josele)
«Es curioso porque es como que sabes que no se te debe pasar el arroz. Pero ¿hasta dónde llegas para que no pierda vida la canción y no se pierdan las sensaciones». (Fino)
«Sí, de hecho hay que recular. Es algo que ya nos ha pasado. Gran parte del trabajo consiste en borrar, sacrificar. Porque uno le coge cariño a un arreglo, se obceca con él y luego se da cuenta: «ese arreglo tan chulo, me cago en su madre… lo voy a tener que quitar». Entonces tienes que saber elegir sin dañar la canción». (Josele)
Y eso implica domar el ego.
«Claro, totalmente. Me imagino que, por ejemplo, le pasa a un pintor que está obsesionado con una esquina que piensa que sirve y que, sin embargo, no le acaba de cuadrar en el cuadro hasta que un día se da cuenta que no funciona. El juego consiste en no dar por hecho nada. Lo que importa es el conjunto, una visión total y global de la canción. Y no es un asunto de una suma de detalles chulos, los detalles chulos son sólo decoración para que la canción pueda respirar entera». (Josele)
¿Creéis que el estudio puede matar una canción?
«Por supuesto, además de hecho recuerdo que dejamos de grabar maquetas porque nos gustaba más la vibración que tenían porque parecía que tenían más vida. Es lo primero que haces. Entonces hubo una época que decidimos no grabarlas más y que la primera sensación que tengamos sea la que se quede». (Fino)
«También va por canciones, es cierto que en este disco hay canciones que las hemos tenido más claras a la hora de grabarlas y otras que, de repente al hacerlo, nos han planteado dudas. Luego las hemos corregido. Hay varios momentos en la vida de una canción para decidir dónde paras a la hora de crearla, de componerla, estructurarla, grabarla y mezclarla». (Chema)
«Está muy bien lo que dice Josele de ver la sensación total porque cuando estás en el estudio estás preocupado tocando, interrelacionándote, fijándote en tu instrumento y cómo tocas, pero al final lo que importa es el todo». (Fino)
«Claro, una canción no es un conjunto de detalles chulos, es una estructura y una vida independientes de los detalles». (Josele)
Luego en directo las canciones siguen su propio rumbo.
«¡Ahh claro, luego las hechas a volar y claro que vuelan!!». (Josele)
¿Y se puede matar una canción en directo?
«¡Sobre todo en directo! Las matas cuando te aburres tocándolas. (Fino)
«Pero eso tiene solución, dejas de tocarlas un tiempo y luego las retomas». (Josele)
Hablando de hacerlas respirar, eso implica que se tiene que respetar sus tiempos y espacios ¿no?
«Es fundamental que puedan tener aire y que respiren. De hecho suele ser uno de los motivos más habituales de asesinato de canciones, que se asfixien». (Josele)
«Esto me recuerda a un violinista que está por la Plaza de Oriente, aquí en Madrid, que no respeta los silencios y es horroroso porque el silencio es la nota más importante». (Chema)
«También es difícil porque somos un grupo de rock y a veces tenemos que encontrar ese contraste en canciones potentes que al oxigenarse hace que las canciones sean más efectivas». (Fino)
¿Y eso también alimenta al ritmo?
«Naturalmente, la música es silencio y sonido, las dos cosas». (Josele)
«El silencio da importancia a lo que ha venido antes y a lo que vendrá después. Es importante. Fíjate, sólo te das cuenta del ruido de la nevera cuando se para». (Chema)
«Sí, por ejemplo es importante el sonido en la batería, entre caja y caja». (Fino)
«Tienes que cuidar las canciones, hay algunas que son más delicaditas que otras, las muy jodidas». (Josele)
Llevando ya varios años de carrera, y hablando de rock, ¿cómo lo veis en este momento?
«Hay bandas con valor, buenas. Lo que pasa es que el rock ha sido mayoritario durante mucho tiempo y ya no lo es. También ha dejado de ser patrimonio de la juventud. Pero sin actitud y sin huevos no hay rock que valga, tal cual». (Josele)
«Hay gente que quiere tener la actitud pero no tiene la energía o la capacidad. Se viste de actitud, pero no tiene huevos». (Chema)
Hacer un nuevo disco, después de un tiempo de pausa, también puede suponer lanzarse un poco al vacío. Como empezar de cero.
«Es una aventura y, en cierto modo, sí que tienes que empezar de cero. Cuanto más limpio entres de prejuicios mejor, tienes que borrar el «tengo qué, tengo qué» porque las canciones son las que mueven el cotarro. Es una aventura porque tenemos una carrera que está muy bien como está y la podemos joder, cabía la posibilidad de que fuese así. Entonces le hemos dado muchas vueltas y todo está muy ensayado, sino no habríamos entrado a grabar». (Josele)
«Sentimos que estamos sacando un nuevo disco, después de nueve, pero la sensación es como si estuviésemos sacando un primer disco de una nueva etapa de Los Enemigos. Es una sensación muy potente, estamos orgullosos, las canciones son buenas y hemos trasladado la esencia del local al estudio, todo ha sido muy orgánico». (Fino)
¿Eso implica mantener ese punto, por decirlo así, de suciedad, de que no todo esté acabado al cien por ciento?
«Claro, de que no esté pulido, de hecho el otro día lo comentaba, después de escuchar por enésima vez el mastering de las canciones, que el resultado mantiene la esencia de lo que hicimos. Eso es satisfactorio». (Fino)
Quizás eso sea uno de los símbolos en vuestras canciones, ese punto de crudeza.
«Eso es porque desde que hemos podido hemos procurado grabar los cuatro a la vez. Porque creemos que es como mejor se transmite la sensación que había en el local de ensayo». (Josele)
¿Creéis que a la par habéis desarrollado una relación con los instrumentos?
«Te puedo decir una cosa, como toco el bajo con Los Enemigos no lo hago con mis proyectos en solitario, con Cris (refiriéndose a Clovis o Los Eterno) o en mis colaboraciones con Corcobado. No se trata de los arreglos sino de la forma definida de tocar». (Fino)
«Los Enemigos tocamos medio tono más abajo pero luego ninguno en sus otras historias lo hace». (Josele)
¿Y por qué lo de afinar medio tono más abajo?
«Pues no sé, creo que nos hemos acostumbrado». (Fino)
«Supongo que tenemos unos códigos ya establecidos que son los que nos definen». (Josele)
Josele, y todo esto, ¿es aplicable a tu manera de cantar en el grupo y fuera de él?
«La canción es la que manda, pero claro, también cuenta cómo la interpretas. Si estás sólo con la acústica es distinto, pero no tanto. Los acústicos te curten para afinar, para encontrar huecos. Pero la técnica de cantar no varía». (Josele)
«Cuando estamos juntos nos sale nuestro deje Enemigo, cuando estamos con otra gente sale una voz similar pero no es la misma». (Chema)
Viendo el paso del tiempo, ¿es importante tener técnica?
«Es importante, no es un fin pero es un medio muy importante». (Josele)
«Lo bueno es poder traducir lo que tenemos en la cabeza. Eso con la experiencia es más fácil». (Manolo)
Todo eso luego da pie a poder improvisar cuando os apetezca.
«Eso mismo, la técnica te ayuda a tocar más relajado y a interpretar la intuición, el pulso que le das a las cosas. Todo eso lo notamos mucho porque nos conocemos». (Fino)
«Claro, cada uno tiene sus utilidades como músico. Yo, por ejemplo, no trabajo mucho la improvisación, voy a piñón fijo». (Josele)
«Pero cuando improvisas lo haces bien». (Manolo)
«Sí, pero no en directo». (Josele)
«Es que en directo solemos llevar todo muy ordenado, más contundente». (Josele)
«Es que tú, además, estás más condicionado porque cantas». (Manolo)
¿Alguna vez os habéis sentido como un grupo que no estaba en tierra de nadie?
«Al principio no sabían dónde colocarnos. En los primeros noventa se confundía la actitud con la militancia». (Josele)
«Nosotros ni éramos punk, ni éramos garage, y, aunque nos movíamos en la órbita del Agapo, teníamos claro que íbamos a nuestra bola». (Fino)
«Fíjate que en el Agapo tocó desde Pata Negra hasta los Exploited. Pero con el tiempo nos ha venido bien todo esto, que después de muchos años nuestras canciones no estén asociadas a ningún movimiento, ni a ninguna intención estética o ideológica. Las canciones tienen un valor de por sí». (Josele)
Así se consigue ser atemporal.
«Ahh sí, da mucho gusto porque al final todos acabaremos sucumbiendo al paso del tiempo, pero pegarle estos vaciles da mucho gusto». (Josele)
«Por eso se pueden tocar canciones como «El Jergón» o «La Cuenta Atrás» y siguen vigentes». (Fino)
¿Y vuestro nombre, os sigue diciendo algo?
«A mí me está empezando a gustar (risas)». (Josele)
«Ya es parte de nuestra piel, porque ya está asociado a un montón de horas, vivencias, historias, conciertos que ya son parte de nuestra vida». (Fino)
«Una vez me dijo una persona «¡parece Fino de Los Enemigos por cómo va vestido!!» Me quedé alucinado (risas)». (Fino)
«Es un nombre que sonaba como muy a grupo. Antes de tocar en directo ya lo teníamos y sonaba a grupo ya hecho. Entonces nos confundían con Los Rebeldes o Los Elegantes«. (Josele)
«Era gracioso porque en México nos presentaban como Los Enemigos de España«. (Fino)
«Pero sí que es cierto que intentaron meternos en el saco del rock duro o del rockabilly. Y ya en los noventa, imagínate, parecíamos unos dinosaurios». (Fino)
Pero en vuestras canciones se nota que hay referentes de muchas cosas.
«Es que sólo hay dos tipos de música, la buena y la mala. Dentro de la buena entran todos los estilos que te pueden servir para hacer algo. Si te mantienes firme en tus convicciones eso, al final, te hace sobrevivir y te mantiene». (Chema)
«Somos un grupo que ha cogido de muchos lados y que nos sentimos orgullosos de poder tener la posibilidad de apreciar otros estilos». (Fino)
«El rock´n´roll, como lo entendemos nosotros, es bastante amplio». (Josele)