Los Planetas – La Riviera (Madrid)
Meses después de su lanzamiento, Los Planetas presentaron ayer de forma oficial en Madrid su último disco, Una Ópera Egipcia. A pesar de que el octavo disco de grandinos levantó en su momento una agria polémica, La Riviera se llenó hasta la bandera con más de 2.500 personas rendidas ante J y los suyos.
Abrieron la noche Los Punsetes, reuniendo bastante público, planetero y también propio, a una hora absolutamente intempestiva (20:30). Los madrileños, repasando en formato reducido lo mejor de sus dos discos, demostraron una vez más su magnífico estado de forma y su capacidad para generar himnos como «Tus amigos».
A continuación, Los Planetas, diez minutos antes del horario previsto, saltaron al escenario con cierta sensación de urgencia, que terminó impregnando el resto del concierto. Como viene siendo ya habitual, dividieron su actuación en dos fases, la primera dedicada a su dos últimos discos «flamencos», y la segunda a sus grandes éxitos y alguna rarezas que cambian de gira en gira. Ni que decir tiene que buena parte del público soporta con estoicismo la primera parte, para desmelenarse en la segunda. Sin embargo, ayer Los Planetas ofrecieron la cara más lúdica de su vertiente andaluza, por lo que el concierto se animó desde el principio. Comenzaron con «La llave del oro», y continuaron repasando las canciones de su último disco en el mismo orden en el que han sido impresos en el plástico, y con Ariadna Punsetes como estrella invitada en «No sé cómo te atreves». «Ya no me asomo a la reja» hizo hueco a La Leyenda del Espacio, y «Alegrías del incendio» cerró el primer acto de la ópera de Los Planetas.
Tras el primer receso, «La Caja del Diablo» (una pena que la toquen tan poco) abrió un combo irrepetible formado por «Corrientes Circulares en el Tiempo», «Rey sombra» (otra rareza en directo), «Santos que yo te pinté» (karaoke a lo Love of Lesbian), «Segundo premio» y «David y Claudia». Después otra breve parada y un guiño de Eric, «el concierto con una pizca de Coca Cola», nueva ronda de apresurada artillería para jolgorio general, «Un Buen día», «Devuélveme la pasta», «Canción del fin del mundo» y la clásica apoteosis de «Pesadillla en el parque de atracciones», que fue tan celebrada, saltada y coreada, que generó un tercer y triunfal bis, «De viaje».