Luna + Ramírez Exposure (La Rambleta) Valencia 12/10/2017
El jueves era un buen día para recuperar la vieja costumbre casi perdida de ir a conciertos en la capital valenciana. Los que vivimos fuera de la ciudad tenemos que esperar a que se conjuren los astros, tengamos fiesta, el concierto no empiece muy tarde, al día siguiente no tengamos que madrugar… Este jueves 12 de octubre todo se puso a favor, así que pusimos proa a La Rambleta para ver a los renacidos Luna en su gira española, y a los muy recomendables Ramírez Exposure abriendo para ellos.
Ramírez Exposure dieron un concierto notable que bien podría haber sido de sobresaliente sino hubiesen sufrido algunos problemas técnicos. Sus cualidades van más allá de las de un simple telonero, y la colección de canciones que nos ofrecieron en su reciente Young is the New Old (Munster Records, 2017) bien valía llegar a hora para verles sobre el escenario. Cumplieron con las salvedades mencionadas, hicieron saltar al público con sus temas más potentes, y van sobrados, sobre todo su líder, de carisma y personalidad sobre el escenario. Por momentos su pinta (más o menos) mod, sus movimientos ante el micrófono y sus canciones más luminosas («All is well that end well», «Hazel love», «Pipe dream») me recordaron a Álex Cooper. Cuando se quedó a solas para interpretar dos versiones a solas con su guitarra eléctrica, «Suddenly sunshine» de su productor Mark Johnson y sobre todo «Thirteen» de Big Star, consiguió que a algunos nos recorriera la espalda un calorcito agradable, a pesar de algún arranque en falso. Una banda más que recomendable con un directo que nos gustaría volver a presenciar en mejores condiciones y sin incidentes.
En cuanto a Luna, poco puede decirse a estas alturas. Dignos herederos de la tradición de la Velvet y los 70 neoyorquinos, aunque ni Dean Wareham ni Britta Philips sean oriundos de la Gran Manzana. Pero el aroma que desprenden sus canciones, sobre todo interpretadas en directo, debe ser hoy en día lo más parecido a ver alguna de las grandes actuaciones del CBGB en sus mejores tiempos. Tardaron algo en entrar en calor, pero para eso están esos instrumentales que ejecutan al principio del concierto, para calentar. Esta vez le tocó el turno a «GTX3», el tema que abre también su último EP con canciones originales, todas ellas instrumentales, A Place of Greater Safety. A Dean se le veía algo despistado, pero ya sabemos que él es así, está cómodo sobre las tablas interpretando ese papel de sabio distraído y tímido, muy a lo Woody Allen. Las filigranas (no todas, él también sabe hacer milagros con su guitarra y sus pedales) y la comunicación con el público las suele dejar al otro guitarrista, Sean Eden, que fue el más hablador. No obstante no les hacía falta hablar cuando tienen canciones como «Sideshow by the seashore», la segunda de la noche y la primera que verdaderamente arrancó aplausos y aullidos de entusiasmo. Y de Britta, ¿qué más puede decirse? Hierática, pendiente del mástil, con alguna mirada al público y alguna sonrisa furtiva, y sobre todo esos dedos que recorren las cuerdas a una velocidad increíble y sin dudar lo más mínimo.
La fiesta se desató definitivamente con «Malibu love nest», y ya no decayó gracias a la apisonadora sonora que son Luna en estos momentos, y también por supuesto gracias a su extenso y adorable repertorio. Una tras otra sonaron casi todas sus grandes canciones: «Hey sister», «Tracy I love you», «Lost in space», «Friendly advice» y una «Still at home» interpretada con gran solvencia por Sean Eden, lo que hace que nos preguntemos por qué no se prodiga más como vocalista con Luna. Por supuesto «Chinatown» fue el punto culminante de esta primera tanda de canciones, se nota que había muchos fans en la sala pero que todos, lo fueran más o lo fueran menos, conocían ese mítico tema que figuraba en su no menos legendario disco de 1995, Penthouse.
En esta fase de grandes éxitos eché de menos dos favoritos de siempre como «Slide» y «Anesthesia». Pero en fin, me imagino que cada uno echaría de menos las suyas y no daba tiempo a que sonaran todas. Más aún cuando había que hacer un hueco para las versiones que aparecen en su (otro) reciente álbum, A Sentimental Education. Entre ellas destacó una brutal «Let me dream if I want to», de Mink DeVille, que hizo temblar las paredes de la sala y nos mostró su faceta más potente, más gamberra, más Velvet en definitiva. Una faceta, la de la potencia, el ruido y el desmelene guitarrero, que ni mucho menos estuvo ausente el resto de la noche. Quienes tengan a Wareham y los suyos por un grupo de ambientes oníricos y canciones lentas e introspectivas estarán en lo cierto pero solo en parte. Cada vez que alargaban alguno de los temas y lo llevaban a girar sobre sí mismo durante un par de minutos, flotaban por la sala multitud de espíritus hipnotizadores con la cara de Tom Verlaine. Aunque ellos saben hipnotizar por igual con ruido y con susurros, con la cadencia casi psicodélica de su versión de «Car wash hair», de Mercury Rev, y con el final brutal de «Friendly advice» con la que cerraron el grueso de su actuación.
Su vuelta fue breve pero intensa. Tras dejarle el micrófono a Britta para que interpretase uno de los temas de su álbum en solitario, echaron el cierre definitivo con una «23 minutes in Brussels» estratosférica, casi dolorosa. Creo que a nadie le hubiese importado lo más mínimo que durase los 23 minutos que promete desde su título. Cada vez que se perdían en frondosidades instrumentales y volvían a acercarse a los micrófonos para retomarla, provocaban el éxtasis entre los presentes. Brutal es decir poco, un final perfecto a una gran noche dentro del ciclo Popular Songs: Transatlanticism que se está celebrando este mes de octubre en la capital valenciana y que tantas alegrías nos ha dado, y nos seguirá dando, a los aficionados de por aquí.