Mad Professor – Sala Apolo (Barcelona)

El reggae-dub, pese a su aparente repetitividad, esconde un sinfín de recovecos creativos, que siempre consiguen sorprender la imaginación. Es una música espacial y harmónica, que invoca a la fraternidad, al amor universal y a toda una serie de tópicos que nunca conviene olvidar (y menos a día de hoy).

Abdenegus, un colectivo forjado alrededor del selectah Ragnampiza, un importante activista del reggae barcelonés, suele organizar, periódicamente, agradables veladas, gracias a las cuales hemos podido disfrutar de la presencia de mitos de la música jamaicana de la talla de Max Romeo, Big Youth, Mad Professor o Dub Syndicate.

Y agradable volvió a ser la velada, esta vez. El Rumbero Jamaicano, primer grupo telonero, demostró que la rumba puede casar con el reggae perfectamente. Su propuesta es modesta, todo hay que decirlo, pero su falta de medios es suplida por unas enormes ganas por hacer danzar a la audiencia. Lo mismo podríamos decir de African Simba, aunque el concepto de estos fuese más matizado y singular. A saber: DJ japonés con apego al micro (como manda la tradición) y divirtiendo de lo lindo; y cantante nigeriano, espectacular, de cara aleonada, voz profunda y vestido con túnica verde. Cundieron mucho.
Pero el plato fuerte de la noche era la actuación del capo de Ariwa Sounds, Mad Professor, autor de incontables álbumes y mundialmente conocido gracias a sus remezclas para Massive Attack.

Nuestros oídos esperaban un viaje de pequeñas sinfonías caribeñas instrumentales, de ecos que franquean todas las barreras espaciales posibles, y de bajos muy saturados. Y esto obtuvieron. El viejo Mad Professor, apareció sólo con sus máquinas, y disparó sus últimas remezclas y paranoias rítmicas. Se le vio contento e inspirado por el público, hasta el punto de que se negó a acabar el concierto a la hora convenida, a petición de los responsables de la sala. Hizo dos bises y se mostró dispuesto a hacer un concierto de 10 horas. Material para hacerlo no le falta, puesto que su hiperactividad creativa, plasmada a lo largo de casi treinta años, es ilimitada, para gozo de los amantes del dub, una de las mejores músicas que sobre la faz de este bendito planeta existen.