Matt Elliott – Drinking Songs (Acuarela Discos)
Bastantes cosas han cambiado en la vida de Matt Elliott desde que en el año 2003 rompiera esquemas entregando un trabajo denso, sombrío, turbador y excitante como lo es el poliédrico The mess we made, pero el principal cambio ha sido el traslado de residencia a Francia, lo que a la postre le ha servido para romper su relación con el sello Domino y comenza ra trabajar directamente para sellos más modestos en el fondo, pero posiblemente más apasionados en la forma, como Ici d’Aullieurs y Acuarela.
Definitivamente el de Bristol se ha entregado a la oscuridad del piano y la guitarra acústica, así en Drinking songs olvida totalmente los flirteos electrónicos y los beats acelerados del drum n’ bass que tan bien domina. Aquí lo que marca el ritmo (cansino) es el folk terminal, casi enfermizo y las voces fantasmales que aparecen, se multiplican y desaparecen, acompañando al omnipresente piano, auténtico protagonista de toda la grabación, con el que Matt Elliott trata de crear ambientes opresivos, claustrofóbicos y hasta agónicos, y a buen seguro que lo consigue, de hecho, se pasa… Las comparaciones con The mess we made son inevitables y el ritmo trepidante de éste y las sorpresas en forma de ráfagas de beats, en Drinking songs ni se atisban. Unicamente en «The maid we messed», el tema que cierra el disco, aunque tal y como explica el propio Matt en el libreto, esta canción no forma parte realmente de Drinking songs, es la adpatción al estudio del corte con el que el británico suele cerrar sus conciertos, añadido como un extra, y sin un estrecho nexo con el resto del album; aun así, es precisamente en «The maid we messed» donde el piano y las maquinas se fusionan, el tempo se acelera y las combulsiones rítmicas se disparan, sí algo así como bailar con lágrimas en los ojos.
Intenso, emocionalmente muy duro, difícil, sí, Drinking songs tiene muchas cualidades, pero decepciona, el listón estaba muy alto.