Meanest Man Contest – Merit (Plug Research)
Seguramente, a casi nadie le sonará este grupo. Ni a los que acostumbran a escuchar hip hop, ni a los que han descubierto esta música a través de sellos como Anticon, Lex o Def Jux. Pero a veces las más gratas sorpresas aparecen así, cuando no conoces ni el qué ni el cuándo.
Así, Meanest Man Contest es un grupo que podríamos encuadrar fácilmente en eso que se llama indie-rap. Indie por ser independiente de las corrientes principales del hip hop. Y rap porque cuando el cantante habla, lo hace a la ma-nera del rap: rimando. Y, además, proceden del lado descono-cido del interior de los EE.UU, ése difuminado y escondido terreno del cuál también surgieron Sonic Youth o Underground Resistance, dos bandas americanas que no parece que “sean de allí”.
Este es, pues, un producto diferente: es la unión entre Quarterbar, un guitarrista de Oakland que anterior-mente tocó en el grupo de rock Jim Yoshii Pile Up, y MC Eriksolo. Y, seguramente, algunos le negarán la categoría de hip hop a esto, por el mero hecho de no adscri-birse a las leyes generales del movimiento. Aunque, sin du-da, esto es hip hop, por sonoridad general (beats+ciencia sampledélica); un hip hop tranquilo, otoñal y reposado, con un MC que busca transmitir serenidad, un concepto este que también forma parte del rap, desde que éste existe, aunque generalmente no se haya percibido así. Una serenidad, por otra parte, de la que carecen los MC’s que interesan al sis-tema (o sea los que salen por la MTV), que sólo saben hablar de materialismos varios.
Musicalmente, además, Meanest Man Contest es un grupo mucho más instrumental que lírico. Las bases son a todas lu-ces excelentes. Un compendio de sonidos orgánicos y cinema-tográficos, con profusión de guitarras bluesificadas, que resultan altamente satisfactorios. Canciones, en fin, que tienen más que ver con un «state of mind» etéreo, a la mane-ra de un Miles Davis, que no con un tema en concreto.
En un primer momento, da la impresión de que siguen la es-cuela iniciada por DJ Krush, en cuanto a excelencia y atemperamiento musical. Y, sin duda, se mueven bien dentro de esa instrospectiva escuela. Sin embargo, Meanest Man Contest resultan más orgánicos y menos misteriosos que el japonés. Incorporan mucha instrumentación real, un hecho que está haciendo evolucionar –y mucho- al hip hop: la coli-sión entre instrumentos varios y electrónica, aplicados am-bos desde la perspectiva musical creada por el hip hop, está dando como resultado una música nueva e imprevisible. Hay cuerda para rato, con genialidades como esta, porque en el hip hop, las novedades sonoras las acaban haciendo suyas los artistas que sólo piensan en una palabra: evolución. Gran disco.