nudozurdo + Antonio Arias – Joy Eslava (Madrid)
Nudozurdo hace tiempo que dejaron de ser una gran promesa para convertirse en una realidad tremebunda. Pocas bandas, por no decir ninguna, pueden competir en el panorama nacional actualmente ante directos tan abrasivos y compactos.
Y la noche del sábado era la del fin de gira, el broche de oro a una extenuante puesta de largo de las virtudes de Sintética (08) y rescates de un disco homónimo de debut que pide a gritos una reedición habida cuenta del potencial demencial que tienen sus temas en vivo.
Devolviendo el favor de haberles llevado como teloneros en la gira de Lagartija Nick, los madrileños brindaban la oportunidad al gurú por antonomasia del rock interestelar patrio, Antonio Arias, a presentarnos los temas que formarán Multiverso (09), proyecto personal que, con sus habituales inquietudes cósmicas, musica poemas de diversos autores.
Pronto descubrimos que su naturaleza dista poca de ese rock exuberante y musculado de Lagartija. Nos quedamos con temas como “Miriadas” que, con sus juegos de voces, recordaba a Grupo de expertos solynieve y la herencia grunge noventera de “La derrota de Bill Gates”, con letra regalada del mexicano José Emilio Pacheco.
Antonio, excitado y agradecido, hubiese estado mil horas allí encima, pero tuvo que abandonar el escenario por motivos de horario con el telón amenazando en bajar del todo –lamentable-. La suya fue una muralla sónica perfecto anticipo a la fortaleza acorazada que levantó posteriormente Nudozurdo devastando la sala.
Parapetados de unas bellas y oscuras proyecciones, perfecto complemento a su introspectivo universo, el cuarteto arrancó con el bajo de Meta retumbando en nuestro pecho con las cartas más decisivas de Sintética (08), “Mil Espejos” y “Ganar o perder”. Llama la atención como los tics de Joy Division –heredados, espontáneos o involuntarios- lejos de remitir, se acentúan cada vez más, algo que no tiene por qué ser malo, siempre que una personalidad acusada, un sonido rotundo y un repertorio inapelable haga pasarlo por alto dejando sólo rastro el estar ante una demostración de seriedad y talento portentosa. Y así fue.
Saturadísimas surgían las letanías de Leopoldo Mateos ahogadas en un magma sónico que nos derretía con una ensordecedora “Otra vez” y la brutal siempre “Kamikaze”. El bajo perforador de “Utilízame” y la catarsis de “Dentro de él”, mis dos momentazos de la noche, dejaron a las claras que Nudozurdo hace mucho que eran enormes, mucho más de un año.
No les falta además perspectiva para rendir homenaje a héroes subterráneos como El Columpio asesino –versionaron “Cenizas”- y el detalle de invitar al escenario a Antonio Arias en dos temas, consiguiendo una alianza de generaciones que debe servir de ejemplo para dejar de elogiar Casios tocados con dos dedos y tomarnos de una vez en serio la música en este país.