Ólöf Arnalds
Me resisto bastante a etiquetar mi propia música. Lo único que puedo admitir es que soy una cantante. De momento.
Es innegable la fascinación que ejerce sobre nosotros la música que viene de Islandia. Cada cierto tiempo, hay un nuevo nombre que añadir a la lista de descubrimientos que nos llegan de esta remota isla. Esta vez, su nombre es Ólöf Arnalds y tras dar un primer toque de atención en 2007 con su disco Við Og Við, este 2010 ha acabado de convencer con Innundir skinni. Su mezcla de candidez y encanto va más allá de sus canciones e impregna las respuestas de la charla que mantuvimos con ella en Barcelona.
Para empezar esta entrevista, nos gustaría que nos despejaras una duda. Hemos leído informaciones contradictorias acerca de tu participación en el colectivo Múm. Unas dicen que en el pasado colaboraste con ellas, otras dicen que aún formas parte de Múm.
Antes sí, pero desde el 2008 ya no participo en el colectivo Múm. Tienen una lista de artistas de mucho talento y yo he estado muy ocupada desde entonces con mi propia música y mi hijo. Pero todos en Múm son buenos amigos y no veo que haya nada que nos impida volver a trabajar juntos en algún proyecto en el futuro.
Hablando específicamente de tu último trabajo, Innundir skinni, cuáles son las principales diferencias que hay con el disco anterior Við Og Við?
Cuando empecé a trabajar en el nuevo disco, no estaba muy segura de la dirección que iba a tomar este disco. Quería que el proceso fuera muy abierto y quería dejar que las propias canciones decidieran el camino que iban a tomar los arreglos. Við og Við es un disco más conceptual donde todo era muy simple, básicamente yo y mi voz y nada más, así que es muy tranquilo y preciso. En el nuevo disco hay ideas musicales más diversas y los arreglos son más elaborados.
Toco una buena parte del disco yo misma, pero además ha venido otra gente a tocar. Quería hacer las canciones sobre la base de grabaciones en directo. Así que normalmente en cada tema aparezco yo cantando y tocando algún instrumento, y de una a tres personas más tocando conmigo. En directo y grabado en una sola toma.
Mientras que en tu primer disco todas las letras estaban escritas en islandés, para este segundo trabajo te has atrevido a cantar también en inglés. ¿A qué se debe?
Creo que las canciones y las melodías tienen una historia en sí mismas, tengan o no tengan letra. Y creo firmemente que uno puede comunicar esa historia aunque el que escucha no entienda las palabras. Cuando estoy sobre el escenario me veo a mi misma como un narrador y me gusta interactuar con el público de la forma más cercana posible. Fue mi curiosidad por las diferentes posibilidades de acercar los temas al público lo que me llevó a escribir un par de canciones en inglés. Me gusta ser capaz de comunicarme con mi audiencia en varios niveles.
En el pasado tocabas música tradicional islandesa y esto parece tener una cierta influencia en tu propia música, más marcada en este segundo trabajo. ¿Estás de acuerdo?
No creo necesariamente que mis canciones estén directamente influenciadas por ninguna música en particular. Y no me veo a mi misma como una cantante folk. Escribo mis canciones y las canto y resulta que las toco mayoritariamente en instrumentos acústicos. Pero no estoy muy interesada o preocupada por los diferentes estilos de mi música. Me fascina todo tipo de música por el simple hecho de que nosotros, como humanos, la hacemos. Y siento que crear música es un experimento constante, lleno de sorpresas.
El disco está producido por Kjartan Sveinsson y Davíð Þór Jónsson y cuenta con invitados como Sküll Sverrison o Bjork. ¿Cómo ha salido cada una de estas colaboraciones?
Todas las colaboraciones están basadas en la amistad y en la pasión mutua por la música. Además he tenido la suerte de que trabajar con toda esta gente fuera un proceso muy orgánico y basado en la inventiva y la curiosidad.
Aunque se te haya etiquetado (quizá demasiado rápido) como una cantantautora de música folk, es difícil encontrar similitudes entre tu música y la de otras artistas con las que compartes esta etiqueta. ¿Cómo describirías tu música con tus propias palabras?
Me resisto bastante a etiquetar mi propia música. Lo único que puedo admitir es que soy una cantante. De momento.
¿A quienes citarías como influencia en tu música?
Desde niña, siempre he estado expuesta a mucha música clásica y siempre he sentido mucha curiosidad por la música folclórica, especialmente la música vocal de diferentes partes del mundo. He cantado y tocado música toda mi vida, pero tengo que admitir que no soy una gran coleccionista de música. Normalmente conozco nueva música a través de amigos que me enseñan algo que creen que podría gustarme. Todas estas cosas se juntan y se mezclan, así que es difícil decir con claridad cuáles son mis principales influencias.
En los últimos años ha habido un interés creciente por la música que viene de Islandia. ¿Te sientes parte de la «escena islandesa» o de algún tipo de sonido o comunidad de tu país?
Vivo en Islandia, así que me imagino que, por defecto, soy parte de la escena islandesa. Estoy muy agradecida de que yo, y el resto de mis compatriotas músicos, podamos beneficiarnos del éxito conseguido por las bandas islandesas más famosas. Aún así, siento que me gustaría romper con esa idea de que mi música está ligada a mi nacionalidad, porque me veo a mi misma como una más de las innumerables cantantes que hay en todo el mundo. También creo que el sonido de algunas de las bandas islandesas más conocidas tiene más que ver con su individualidad, trabajo duro y creatividad que con el hecho de ser de Islandia.
¿Qué recuerdo te llevaste de tu última visita a nuestro país, donde estuviste tocando en directo?
Nos gustó mucho tocar en España porque los escenarios eran muy bonitos y nos trataron muy bien. Además nos encanta la comida.
En tu nuevo disco hay un tema titulado Madrid. ¿Por qué?
«Madrid» es un lamento por un amor que no pudo ser. El escenario de la canción es Madrid en otoño.