Owen Pallet + The Hidden Cameras (La Nau) Barcelona 20/03/23
En la sala La Nau de Barcelona pudimos asistir al hermanamiento de dos figuras de la escena indie canadiense: Joel Gibb de The Hidden Cameras y Owen Pallett son amigos desde hace más de veinte años –Pallett fue miembro de la banda de Gibb-, y ayer compartieron escenario en un tramo de este excelente concierto. Sin duda fue una velada especial. En la zona de merchandising, un Owen Pallett entre afable y tímido firmaba con corazones los discos que vendía. Siempre una sonrisa, y dándote su email de estudiante de instituto si le querías pagar por Paypal. A su vez, Joel se paseaba por la sala todo de blanco, con ese porte de galán de película soft porn de rictus travieso.
La noche empezó con un Joel Gibb parapetado con un doble micro y una acústica, entonando con su preciosa voz canciones que tienen mucho de la sensibilidad de Stephin Merritt. Jugando con los pedales, entonaba la preciosa “Redemption”, y los ecos de Arthur Russell inundaron la sala.
Pallett se unió al set de The Hidden Cameras aportando las preciosas sonoridades de su violín para celebrar el vigésimo aniversario del mítico The Smell Of Our Own (2003). Sonaron excelentes las tomas de “Ban Marriage” o “Boys of Melody”. Estupendo y muy divertido.
Se despedía el risueño líder de los The Hidding Cameras, y acto seguido aparecía un Owen Pallett que es algo así como un hombre orquesta. Jugando con loops que extraía de su violín y de la guitarra, ofreció un cancionero de alto voltaje emocional que unas veces recordaba a Nick Drake, y a otras a sonidos ambient con drones mutantes. Su pop de cámara deslumbró con temas como “The Butcher” y “The Poos Clouds”, en donde también se alternaban colchas sonoras rugosas que invocaban escenarios de belleza industrial.
El canadiense estuvo muy atento con su público: nos explicó algunas anécdotas de su confinamiento y como éste había afectado a su cuenta corriente, se olvidaba de alguna línea melódica y lo saldaba invitando a alguien del público para que le ayudase, y hasta guiñó un ojo a su época grunge con “Lewis Takes Off His Shirt”, y todos nos desgañitamos cantando el estribillo “I’m never gonna give it to you”. Un gran concierto.