PJ Harvey – I Inside The Old Year Dying (Partisan Records)
En la actualidad existen pocos artistas que tras décadas de trabajo aún tengan esa voluntad de sorprender al oyente. Sin duda alguna la de Dorset es una de las carreras artísticas más fascinantes que se conocen en el rock contemporáneo, y ahí sigue, espero que por muchos años más.
PJ Harvey es una artista polifacética que ha cimentado su carrera siempre teniendo claro que los márgenes de maniobra los marcaba ella, siendo en muchos casos algo difícil ya que sabemos cómo va esto de la industria de la música. Mejor dicho, cuando existía esa industria y querían hacer de ella una copia de Patti Smith, o tenerla como estandarte del feminismo mainstream hasta que Polly dijo que su cuerpo y la manera de representarlo en su escenario y en unas letras era agencia únicamente de ella. Y así hasta devenir en un clásico de la música pop-rock manteniendo su negociado alejado de formalismos y arquetipos. Ella es única y lo lleva con solvencia hasta día de hoy, que alejada del foco mediático hace lo que le sale en gana marcando sus tiempos.
El camino recorrido desde su último disco oficial, The Hope Six Demolition Project (2016) hasta la actualidad está jalonado de mucha actividad: obras pictóricas, bandas sonoras, viajes y colaboraciones, así como una vieja afición por la poesía que tuvo su debut oficial con Orlam (Picador, 2022), un poema en verso en la que Harvey narra la infancia de Ira en un pueblo imaginario llamado Underwhelem. Los que han leído la obra dicen que es un homenaje a su Dorset natal, a las fantasías góticas y el realismo mágico, a la Biblia y a Elvis Presley, y en donde nuestra artista mezcla un atávico dialecto local de Dorset en unos versos influenciados por Shakespeare, preñados de misterio y visceralidad.
Pues once de los doce poemas de este poemario están arreglados para ser canciones en este notable I Inside The Old Year Dying (Partisan Records, 2023) que cuenta con sus habituales Flood y John Parish en labores de producción. Aún no habiendo leído la obra que tiene como leitmotiv este trabajo, y teniendo en cuenta lo laborioso que es entender su trama por su atrevimiento formal, este disco es una bella fantasía que cuenta con unas texturas abstractas de gran hermosura. Los sonidos tienen bastante de hauntológicos, en ese pulso fantasmático de representar un pasado en el que reencontrarnos con historias familiares (el recuerdo a una orografía que es una segunda piel, su Dorset natal), o fábulas locales que de niño escuchábamos en boca de algún familiar y incitaban a imaginar otros mundos posibles. Como queda claro en las experiencias que PJ Harvey fue experimentando en primera persona junto a Seamus Murphy, y que los dos dejaron plasmado en su libro The Hollow of the Hand, la Historia no ha hecho sino cimentar la destrucción de las utopías y del potencial emancipador de las personas, y qué mejor forma de alejarse de este dolor espacial y temporal abriendo brechas en un pasado inquietante.
Un disco grabado sin reverb y que uno se enfrenta a su escucha deslizándose por las sinuosas cadencias de “Prayer At The Gate”, tema que lo abre, con una PJ Harvey que pone a prueba, de nuevo, la tesitura de su voz. La respiración mientras entona, la batería suspendida en el espacio, y una atmosfera en general de ensimismamiento acaba por desarmar. El blues siempre tendrá a alguien que lo pervierta como en las excitantes “Autumn Term” o “Lwonesome Tonight” cuya cadencia me recuerda a “To Bring You My Love”.
Un fingerpicking más primitivo lleva en volandas la canción titular, mientras que en la extática “All Souls” la línea melódica la lleva un sintetizador que envuelve la imponente interpretación de Harvey a la que se une Parish. Los ruidos de aves revoloteando suenan agitando a nuestros sentidos, y unos tambores abren el paso para que entre una guitarra enfurecida en la pieza final, “A Noiseless Noise”, un correoso punto final para otro disco que es otra vuelta de tuerca a su peculiar manera de entender el rock.