Pshycotic Beats – The Black Sea (Log Lady Records)
Hace unos días solté en redes sociales una de esas afirmaciones provocadoras tan de moda, en parte por no perder comba en la absurda competición por ver quién la dice más gorda y se lleva más likes, clics o lo que sea. Concretamente afirmaba que Andrés Costureras, la mente detrás de Pshycotic Beats, era el Marc Almond español. No obtuve respuesta: fracasé, por lo tanto, según la normativa vigente. Pero no, la comparación no era para nada gratuita ni una simple boutade. Andrés, en su encarnación como Pshycotic Beats, acaba de poner la última piedra (The Black Sea, Log Lady Records 2017) a una trilogía que arrancó hace un lustro con Rexer Flash (autoeditado 2012) con parada en el inquietante Dormihcum (Log Lady Records, 2013). Tres discos grandiosos de los que se podría extraer una recopilación que no tendría nada que envidiar a los mejores álbumes del ex Soft Cell.
Además Andrés ha soltado su voz, desde aquellos primeros y tímidos intentos, hasta convertirse en un gran vocalista que domina todos los registros, que puede sonar al propio Almond o a Scott Walker en una canción y a Jimmy Sommerville en la siguiente. Si añadimos su facilidad para dotar a sus interpretaciones de una teatralidad nada forzada, heredera de artistas como los ya mencionados pero que podemos extender a gente como Bowie y Jacques Brel, o incluso remontarnos a la época de la copla y el bolero, obtenemos como resultado que cada una de sus canciones es una aventura, un desafío, un viaje y una fantasía que no puedes dejar de escuchar una y otra vez, descubriendo matices nuevos en cada ocasión.
En The Black Sea encontramos una temática más oscura, si cabe, que en trabajos anteriores. La locura y los trastornos del sueño dan paso a una macabra paz, a un tránsito hacia un final suponemos que trágico, del personaje que Pshycotic Beats creó para que deambulara por los barrios más peligrosos de nuestra mente. Desde el recitado inicial, que da continuidad a la historia, hasta la explícita “My death is yours”, el fatal desenlace parece inevitable. Por el camino, paradas para recordar a los ídolos caídos (“Planet nine”), darse algún capricho extremadamente ecléctico (“The knives”) y rendir homenaje al sonido electrónico de los 70, con Giorgio Moroder a la cabeza. Sorprende que entre tanta oscuridad asome la cabeza una joya de dance music como “From disco section to house foundation (Confined to your music)”, un canto al hedonismo y al mismo tiempo un grito de hastío, de disconformidad con los tiempos que corren. La reacción: volver a los garitos donde se fraguó la Disco Music, recordar artistas olvidados como Cerrone o Sylvester, recuperar aquellos bajos cardíacos de Bernie Edwards para Chic. Una explosión de luz que contrasta con la plácida y trágica belleza de la sobrecogedora y enigmática “Surrender”.
En estos tiempos en los que el 90% de los grupos son intercambiables, donde una canción cualquiera escuchada al azar podría pasar por perteneciente a no menos de una veintena de bandas, es un lujo tener a alguien como Andrés / Pshycotic Beats que hace de su personalidad un arte y cuya música resulta reconocible de forma instantánea, tanto por sus interpretaciones vocales como por sus cuidadas y personales producciones. No hay muchos como él, y lamentablemente solo nos daremos cuenta cuando se le hinchen las pelotas, nos suelte un “I don’t like your music” y nos mande a todos a freír espárragos.