Punk In Drublic (Wizink Center) Madrid 14/05/2019
La llegada a Madrid de la jornada festivalera del Punk In Drublic desató una buena dosis de skate punk, punk melódico, neopunk o como lo queramos llamar de la mano de un cartel muy reconocible. El género en sí no tardó mucho en dividirse entre los agraciados por la lotería de la popularidad, comandados por unos Green Day o The Offspring acostumbrados a grandes escenarios, y aquellos que, aun teniendo cierto reconocimiento, no dieron el salto a la fama multitudinaria quedándose en un área quizá más confortable. Ese es el caso de Bad Religion, NOFX y Lagwagon, los tres platos del menú de este festival itinerante que congregó a acólitos e incondicionales.
Antes del menú, comenzaron los aperitivos a cargo de los madrileños Wild Animals, que llegaban con su último trabajo The Hoax, y una buena dosis de ska punk entre los conciertos de los floridanos Less Than Jake y de los californianos Mad Caddies, recordando la importancia de este estilo dentro de la construcción y popularización del revival punk de los noventa.
Allanado el terreno, saltaron a escena Lagwagon, unos viejos conocidos de los espacios españoles que no han dejado de visitarnos nunca, en gran parte por la calidad de un público fiel que, como durante toda su actuación, no cejó en su empeño de festejar y empatizar en cada acorde que sonó. Cuarenta minutos en una actuación de los de Goleta dan para mucho. Algunas piezas gozaron de coreografías sincronizadas, demostrando que se lo debían estar pasando pipa hasta que un hielo alcanzó a Chris Flippin. El impacto no fue impedimento ninguno para que se llegase a una especie de cénit con “Alien 8” encadenada con “To All My Friends”, demostrando que son las columnas vertebrales de Double Plaidinum, el que quizá todavía sea su disco más celebrado. Y Cierre acertado con “Razor Burn”, sobre todo porque dejó todo atado y bien atado para Bad Religion.
Bad Religion fueron, son y seguirán siendo los padres del asunto. Ellos fueron quienes pusieron todo esto en el mapa con su posición temporal, demasiado tardía para eclosionar en los primeros ochenta, pero demasiado pronto para lo que vino en la década posterior. Por eso más de uno gritaba “Bad Religion, cabeza de cartel”, sin atender a los motivos evidentes de por qué no lo eran. Los angelinos han sufrido permutaciones en su formación desde su origen, lo que no ha impedido que cada concierto suyo tenga un sello personal y, con el paso del tiempo, de madurez. Por eso dio lo mismo lo que sonase: “Generator”, “Recipe For Hate” o, incluso, las nuevas como “My Sanity” pusieron patas arriba, literalmente, al público, que todavía no había asimilado parte de la metralla cuando se entró de lleno en un bloque dominado enteramente por sus grandes himnos. Encabezado por “I Want To Conquer The World”, por ahí pasó la ironía de tener que ver decenas de móviles grabando “21st Century (Digital Boy)”, y “Los Angeles Is Burning”, además de una sorprendente y merecida interpretación de “How Could Hell Be Any Worse?”, esa joya creada en 1981 y publicada en su primer elepé. Sin apenas descanso, Mr. Graffin se dedicó a disparar sin piedad “American Jesus” (increíble comunión con el público, como es habitual), “Infected”, “Sorrow” y, cuando parecía que aquello se había acabado, “Punk Rock Song” dejó claro que la banda pasa por un muy buen momento de forma.
Tras la pausa reglamentaria, saltaron los cabezas de cartel, que para eso el tinglado se llama Punk In Drublic. A NOFX le pasa lo contrario que a Bad Religion: su aparente inmadurez no va con la lógica de cumplir etapas en los escenarios. Fat Mike es un tipo con el pelo teñido para esconder las canas y que está al frente de un patio de colegio (y de un porrón de negocios) en el que, como de una pandilla juvenil se tratase, todos se retroalimentan. Poco les hace falta para que entren en una espiral de verborrea que precede a “Murder The Government”, un cambio de ritmo a pie cambiado que se agradece por la intensidad y por abrir la veda. “Champs Elysees” es una canción adecuada para afianzar la confianza con la audiencia, sonando casi perfecta, hasta que un nuevo proyectil impacta en Fat Mike, al que se la trae todo al pairo porque es feliz y se sabe el rey del mambo. Sin embargo, la energía de “Linoleum” y los ritmos jamaicanos de “Radio” y de “Eat The Meek” no parecieron ser antídoto para las pausas provocadas por tanta conversación innecesaria y a los que se sumaron algunos problemas técnicos y de seguridad. Tanto fue así que el tiempo corría contrarreloj y, aunque “I Don’t Like Me Anymore” fue todo lo rápida que tiene que ser, se llegó casi con la lengua fuera a esa declaración de principios que es “It’s My Job To Keep Punk Rock Elite” y al cierre con “Kill All The White Man”, un tema ideal para resumir lo que fue NOFX durante la noche: punk y ritmos jamaicanos a partes iguales, la fórmula perfecta del éxito de un género que, visto lo visto, ya es atemporal.
Hola!
Lagwagon no encadenó «Alien 8» con «Making friends» (no con to «All my friends»). De hecho hacen está dupla habitualmente en todos los conciertos… Saludos,
Hola. Tienes razón,y lo peor de todo es que lo sé perfectamente, pero a la hora de redactar sé me debió traspapelar mentalmente con la otra del mismo disco. Ya está corregido. Gracias.