Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo
El punk surgió a mediados de los setenta como respuesta al fracaso del sueño hippie, en contraposición de las canciones largas y aburridas de los dinosaurios del rock y actuando de revulsivo a la (ya entonces) anquilosada y elitista industria musical. En el aspecto musical fue la vuelta necesaria a los años del básico rock&roll: canciones que te daban un puñetazo en la cara a base de dos minutos de gloria, ejecutados por jóvenes no necesariamente experimentados en el arte de rasgar cuerdas, golpear tambores o tocar teclas. Pero no sólo fue un revulsivo en lo tocante a lo musical: entre 1975 y 1979 esos mismos jóvenes y sus círculos de conocidos montaban tiendas de moda, fanzines, galerías de arte improvisadas o performances de usar y tirar. El punk trascendió el plano musical para colarse en el arte a diferentes escalas.
Ahora el Centro de Arte dos de mayo, también conocido como CAM2 de Móstoles (Madrid), en su continua e incansable misión de poner a disposición del público la creación artística de toda índole, acoge hasta el 4 de octubre del 2015 una exposición sobre la influencia del punk en el arte contemporáneo. En la misma se pueden ver instalaciones y obras de diferentes artistas supuestamente influenciados, e incluso emparentados en algunos casos, con dicho género.
La exposición está dividida en dos plantas y a su vez en seis partes, cada una de ellas tiene una acertada introducción, todas ellas realizadas por el comisario de la exposición David G. Torres, en las que se establecen analogías entre situaciones arquetípicas en la historia del punk con algunas de las obras expuestas.
Se pueden ver obras de más de cincuenta artistas. Se nos hace imposible enumerarlos todos pero es que además os invitamos a que visitéis la exposición con los menos spoilers posibles. Entre los más interesantes, destacamos los siguientes:
Jamie Reid. Británico nacido en 1947, es el creador del célebre grabado «God Save the Queen» para ilustrar la canción de los Sex Pistols, coincidiendo con el 25 aniversario del reinado de Isabel II. La provocación total, punk en estado puro. La exposición cuenta con el grabado original de la época.
El artista Christian Marclay realizó en el año 2000 su célebre vídeo «Guitar Drag«, en el cual enchufa una guitarra Fender a un amplificador situado encima de una camioneta. El video muestra 14 minutos de sonidos e imágenes producidos a partir del arrastre de dicha guitarra por diferentes carreteras y pretende ser un experimento que explora los diferentes sonidos aleatorios que… bla bla bla para unos, un simple jeta para otros.
Esto último debió pensar el artista alemán Janis Elias Müller cuando realizaba su obra paródica de ¿homenaje? al «Guitar Drag» de Marclay, hábilmente colocada enfrente del vídeo de este último, en la expo.
El fetichismo y el sadomaso estuvieron muy ligados al punk de los 70 en lo estético, como lo está en la obra del artista catalán Joan Morey, que también participa en Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo con una pequeña instalación audiovisual que no deja indiferente.
Como tampoco lo harán las fotos y vídeos de la siempre provocadora Tracey Emin, los dibujos y collages de Antoni Hervás o la instalación en forma de muros pintados del griego Bill Balaskas.
También hay sitio para las proyecciones audiovisuales creadas para subvertir la cotidianidad y provocar reacciones en el espectador, como la que provoca la protagonista de «No Future», de Jordi Colomer que, armada con un tambor, va despertando a los vecinos de varias localidades a tempranas horas de la madrugada, viajando en un automóvil que reza precisamente eso, «No Future». O las imágenes de Itziar Okariz pertenecientes a su obra «Mear en espacios públicos y privados«, con las que busca romper el tabú femenino que no suele existir en el género masculino.
En Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo se pueden ver fotos y pinturas así como escuchar música, pero también te puedes sentir estafado, como aquellos asistentes al último concierto de los Sex Pistols en San Francisco en el 78. Que te tomen el pelo, te des cuenta, pero a pesar de todo te guste y regreses una y otra vez: la historia sempiterna del punk.
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