Reivindicando a Daniel Johnston, el antihéroe que nos hizo soñar
Daniel Johnston ha fallecido a los 58 a causa de un ataque cardiaco. Músico de culto, tipo peculiar donde los haya que influyó a un gran número de artistas. La mejor manera de que tenemos de recordarle es a través de sus canciones y con este bonito texto escrito por nuestro compañero Pere Francesch Rom hace pocos años.
¿Quién es Daniel Johnston? Para todos aquellos que no lo conocen o que jamás han oído hablar de él, Jeff Feuerzeig dirigió el increíble documental The Devil and Daniel Johnston en el año 2005, una obra que está a la altura del documental Searching for Sugar Man de Malik Bendjelloul sobre el cantante Sixto Rodríguez. Johnston es un músico y un cantautor norteamericano muy peculiar, un genio, un freak, un nerd, un fanático, un depresivo, un hombre enorme en el cuerpo de un niño, un sentimental con una débil salud mental, un atormentado con una voz aflautada que ha dejado para la historia de la música una vida llena de luminosidad, pero también de grandes sombras.
Daniel Dale Johnston nació el 22 de enero de 1961 en Palm Spring (California) y tuvo una infancia aparentemente normal. Una de sus pasiones era grabar vídeos caseros, dibujar cómics y tocar el piano y la guitarra. Fan de The Beatles y sobre todo de John Lennon, Johnston comenzó a finales de los 70 a grabar sus canciones en un radiocasete, en las que canta con una guitarra acústica (una de sus constantes) al amor desesperanzado, a una chica de la que se enamoró perdidamente llamada Laurie, al fantasma Casper y a otra de sus pasiones los cómics. «Si escucháis mi música, seréis felices«, solía decir Daniel, tal y como contó una amiga suya en el documental.
Ya iniciados los años 80, dos de sus discos o casetes más importantes fueron Yip/Jump Music (1983) y Hi, How Are You (1983). Unas obras muy naif, que consiguen golpear por ser unas grabaciones muy caseras que a muchos amantes del lo-fi ya les gustaría destilar en sus trabajos. En sus primeras escuchas uno no sabe si se trata de una broma o si lo que está escuchando va realmente en serio. Sin embargo, hay algo que va calando y atrayendo de su música tocada en un piano, un órgano y una guitarra acústica.
El mundo de la música comenzó a conocer el nombre de Johnston cuando en 1985 consiguió aparecer en un programa especial sobre la escena musical en Austin de MTV. Con una cara de emoción e inocencia pura, Johnston recomendó su cinta Hi, How Are You. A partir de eso, varias tiendas de discos ubicadas fuera de Texas comenzaron a vender sus casetes. Daniel, que por aquella época trabajaba en McDonalds, lo había conseguido.
Sin embargo, Johnston dará muestras claras de ser una persona enferma mentalmente, oscura y atormentada, que padecía bipolaridad. De hecho, el documental de Feuerzeig da muchas muestras de ello en el momento que cuentan que sufre múltiples ataques. Destacan, por ejemplo, la noche que probó ácido en 1986, una mala experiencia que le cambió la vida. Siguió una etapa en la que tomó muchas drogas y cambió por completo e incluso llegó a atacar físicamente a su manager. La historia más dura fue cuando iba en un avión pilotado por su padre y se le fue tanto la cabeza que quitó las llaves del avión y las tiró por la ventanilla del piloto. Quería que su padre y él saltaran y volaran como Casper. El avión se estrelló, pero ellos milagrosamente salieron ilesos. Pasó mucho tiempo hospitalizado en centros psiquiátricos y sometiéndose a un duro tratamiento con una medicación que llegaron a dejarle largas temporadas sin fuerzas para tocar.
Johnston se convirtió en una especie de fanático religioso y desarrolló una enfermiza obsesión con Satán y con el número 9, basado en la surrealista canción de The Beatles «Revolution 9» que cierra de The White Album. Al mismo tiempo, su figura y su leyenda fueron creciendo. A ello ayudó y mucho el hecho de que Kurt Cobain luciera la camiseta del disco Hi, How Are You de Johnston en muchas sesiones de fotos de Nirvana. ¿Quién era ese Daniel Johnston? se preguntaron muchos seguidores del grupo de Cobain. Eso hizo incrementar el interés hacia su figura.
A pesar de pasar muchos períodos sin tocar por la medicación o su hospitalización, Johnston seguía componiendo. El cantante publicó en 1994 el disco Fun con el sello grande Atlantic Records. No obstante, la discográfica lo despidió poco tiempo después de su primer trabajo por las malas ventas del disco. Una de sus oportunidades más importantes le llegó cuando estuvo a punto de fichar para el sello Elektra Records. No obstante, Johnston estaba convencido que era un sello demoníaco porque la banda Metallica trabajaba con ellos. En el documental, se cuenta como Daniel temía por su vida. Pensaba que los miembros de Metallica le iban a matar. Declinó la oferta.
Esta es la historia de la lucha constante de un hombre que se enfrentó a si mismo para seguir adelante gracias a su mayor pasión: la música. Y en parte se puede decir que lo consiguió. Johnston no se hundió y siguió con su música y su vida. De hecho, ya entrado el siglo XX, ha seguido publicando discos como Rejected Unknown (2001), Fear Yourself con Mark Linkous (2003), Lost and Found (2006), Is and Always Was (2009) y Beam Me Up! (2010). O Space Ducks banda sonora editada en 2012.
Los últimos años de vida de Daniel Johnston fueron menos activos. En 2014 lanzaría su último EP, Flower y en 2017 anunció su retirada definitiva de los escenarios, por agravarse sus problemas de salud.
Descanse en paz.
Bonito artículo. DEP
DEP