Rhye – Blood (Loma Vista)
Rhye, el proyecto ideado por el canadiense Mike Milosh, se convirtió en tal objeto de culto con su álbum debut que los pocos conciertos que daban en festivales y salas servían como excusa más que suficiente para los que querían coger un avión y hacer un salto de charco importante. Los años fueron pasando y la voz femenina de Milosh en Woman seguía envejeciendo con la más tersa de las pieles, pero aquel disco elitista e irrepetible corría el peligro de no recibir nunca una secuela.
Cinco años después, Blood llega a las tiendas de discos con una portada que vuelve a mostrar el desnudo sutil de una mujer en blanco y negro para seguir confundiendo a los oyentes que aún creen que detrás de Rhye hay una mujer con una voz R&B de texturas similares a las de la nigeriana Sade. La sensibilidad de los relatos de Milosh mantiene su terciopelo con unas melodías acompañadas por una orquesta de cuerdas, vientos y percusiones que disfruta en aguas lentas como las de “Waste”.
“Waste” cambia solamente una letra y pasa a ser “Taste”, con todo el funk orgánico y suave que tan bien sabe fabricar Rhye para que este CD también se convierta en una banda sonora para los que les gusta morderse los labios en el sofá. En Blood volvemos a tener dos espacios diferenciados de intimidad, pero en esta ocasión la ultra sensibilidad que predomina en la mayoría de las canciones es la que se postula como sensación favorita. Es el caso de “Please”, tema que se mece cerca del trip hop en una perfección sensorial sonora con un crescendo final que envuelve a los oídos en un trance sumergido.
Esa delicadeza se desnuda también en “Song For You”, donde escuchamos a Milosh abriéndose en canal con una lírica certera, “me siento agradecido, porque tú eres mi lugar preferido en el que sangrar”. La sangre transporta toda la información de los sentimientos en “Blood Knows”, y el sonido Rhye más absoluto lo encontraréis en los agudos, la melancolía, las cuerdas pellizcadas y los teclados de “Stay Safe”. Y aunque el soul-funk más orgánico aporta un brillante despertar en “Phoenix”, son “Softly” y “Sinful” las que nos recuerdan que la sangre que emana de este LP corre por las venas de una mente reflexiva.
Rhye lo ha vuelto a conseguir. Vuelve a sacar ese corazón encogido que bombea sangre para recuperar uno a uno todos los sentidos dañados por un fracaso amoroso. Blood abraza el dolor, lo pasa por una digestión lenta y lo convierte en una nueva obra de arte monumental. ¿Música para los que lloran tras la cópula? Puede, pero pocas veces el lado femenino y el masculino comparten la sintonía empática y preciosista que escuchamos en este disco.