Robert Forster (Teatro Lara) Madrid 29/05/24

El destino quiso que, apenas unos días después de que Mick Harvey visitase Madrid, fuese otro veterano músico australiano –también sexagenario, de idéntico corte distinguido y coordenadas estilísticas cercanas– el que pasase por la ciudad. En este caso era el turno de Robert Forster quien, de la mano de SON Estrella Galicia, encontró perfecto acomodo para su concierto acústico en ese precioso y recogido Teatro Lara sito en Malasaña. Hay una teoría que dice que, si una canción es realmente buena, debe mantener pegada en su versión desnuda. En el caso del ex The Go-Betweens, este formato no sólo aguanta el peso de las composiciones, sino que realza su misma esencia con exquisito gusto y sensible poderío.

Robert Forster dejó a su paso una muestra de poder en toda regla, con hora y media de concierto sencillamente espléndida en la que colmó plenamente el escenario con una presencia intachable, desarrollada al amparo de un repertorio igual de exquisito. El de Brisbane firmó una actuación tan emocionante como en realidad poderosa, demostrando ser un tipo al que la elegancia se le cae de los bolsillos, cercano y comunicativo, pero al mismo tiempo sobrio y alejado de cualquier aspaviento que osase rasgar la magia. Una cita aprovechada también (y de alguna manera) para rendir tributo a algunos de sus ídolos confesos, en forma de influencias de Jonathan Richman, David Byrne, Lou Reed o David Bowie. Son referentes que supuran en canciones recuperadas de su lustroso repertorio como “I Can Do”, “Always”, “Inferno (Brisbane In Summer)”, “When I Was A Young Man” o “She’s A Fighter”.

Una selección a la que añadir ese generosísimo picoteo de entre el catálogo de los reverenciales The Go-Betweens, caso de “Was There Anything I Could Do?”, “Born To A Family”, “Clouds”, “Spring Rain”, “Here Comes A City”, “Part Company”, “Rock And Roll Friend”, “I’m All Right” o esa descomunal “Karen” que sirvió para finiquitar la velada. Una noche mágica, en la que el respeto (en forma de silencio) y la admiración (en forma de ovación al término de cada canción) fueron las dos caras de una misma moneda: la de la satisfacción derivada del encuentro con un mito como Robert Forster que, a su vez, tuvo a bien mostrar su mejor cara. Oro puro.

Robert Forster foto

 

(Fotos: Blanca Orcasitas)

 

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