Robyn Hitchcock
aún estoy aprendiendo a hacer las cosas que siempre he hecho. Cuando ya no las pueda hacer será cuando lo haya aprendido todo
Uno de los músicos británicos más prestigiosos de las últimas décadas, que ya ha asomado sus respuestas por estas páginas y al que hemos dedicado escuchas apasionadas, vuelve a pisar suelo español para dar una tanda de conciertos con su banda actual, unos Venus 3 tan veteranos como él que intentarán que el legado de los Soft Boys, el grupo con el que supimos de su capacidad para hacer canciones conmovedoras, se perpetúe en una amplia trayectoria en solitario que empieza a dar sus frutos entre los aún no conversos a su religión.
Esta fue nuestra charla con el imprescindible Robyn Hitchcock.
Recientemente nos llegó la noticia de tu próxima visita a España para dar una serie de conciertos. Pareces muy aficionado a nuestro país, e incluso podemos ver una chaqueta roja sobre la botella de «Tío Pepe» en el vídeo de «Ordinary millionaire». ¿Es una especie de guiño a tus fans de aquí?
Sí, vale! Es un guiño a González, de Valencia, su novia se llama Interestina. Me gusta salir de gira donde hay buena comida, y España tiene la mejor comida del mundo para salir a la carretera: Aceitunas, tortilla, patatas bravas, merluza, huevos psicodélicos… todo es adorable.
Muchos de esos fans tuvieron la primera referencia de tus canciones por la fantástica versión de «Heaven» que hicieron hace unos años los Surfin Bichos. ¿Llegaste a escucharla?
Creo que sí, pero había mucha gente que nos vio en 1987 en Otto Zutz, en Barcelona, y siguieron nuestra carrera después. Muchas de aquellas personas viven todavía.
Esta es una nueva oportunidad para disfrutar uno de tus conciertos, aunque tu música aún no sea mayoritariamente conocida por estos lares.
Yo soy «El Zorro», la berenjena enmascarada, en realidad nadie me ve en ninguna parte. ¡Solo mi sombra!
Cuatro fechas que incluyen Barcelona, Donostia, Zaragoza y Madrid, y unos conciertos en los que te respaldarán Venus 3, que cuentan con Peter Buck y Scott McCaughey, dos miembros de R.E.M. ¿Cuánto tiempo lleváis girando juntos?
No giramos muy a menudo, pero llevamos años tocando juntos. Incluso antes del citado concierto en Otto Zutz, Peter y Scott eran amigos míos. Nos haremos viejos en el escenario y actuaremos con trajes de lentejuelas y bandas doradas.
Tu ultimo disco, «Love from London», acaba de editarse. ¿Es el amor lo más auténtico y sincero que puede ofrecer un tipo de sesenta años?
Estás más cerca de entender el amor a los sesenta que cuando eres más joven. Por eso el disco no se titula «Sex from London».
Una carrera como la tuya es un ejemplo perfecto de cómo alguien puede pasarse la vida contando historias y buscando la manera adecuada para expresar sus sentimientos. ¿Aún estás en proceso de aprendizaje?
Sí, aún estoy aprendiendo a hacer las cosas que siempre he hecho. Cuando ya no las pueda hacer será cuando lo haya aprendido todo, pero tener veinte, cuarenta, sesenta, ochenta años… eso no te hace ser mejor artista, solo son cambios en las agujas del reloj.
Quizás los experimentos psicodélicos del pasado parecen haber pasado, o por lo menos cambiado de alguna manera, como si tuvieses todo mucho más claro y quisieras concretar más.
Oh, mis discos a veces llevan ropajes psicodélicos, pero nunca fueron experimentos psidodélicos: paso de lo acústico a la superproducción y vuelvo al principio, como un limpiaparabrisas. «Love from London» tiene más de superproducción, pero el próximo álbum será acústico y estará producido por Joe Boyd, espero.
Recuerdo una de tus mejores canciones, aquella maravillosa «I used to say I love you», y no puedo dejar de preguntarme si te estás convirtiendo en una especie de crooner romántico después de todos estos años.
He sido un crooner romántico desde 1983, cuando escribí esa canción. Es cierto que tu ánimo se apacigua con la edad: tengo que mantener a gente más joven en el escenario para acelerar un poco las cosas.
¿Por qué las percusiones suenan tan ochenteras? Esas programaciones y samplers no son algo que esperaríamos escuchar normalmente en una producción tuya.
¿Por qué no? De todas formas, nunca toco la batería: en este disco, Paul Noble fue quien programó las baterías, lo cual siempre se asocia con los ochenta. Aunque en este caso la mayoría son sampleados de baterías reales, así que suena mucho menos sintético de lo que lo hacían sus ancestros de la década de los ochenta.
Sin embargo, si escuchamos con atención, también podríamos decir que suenas muy próximo al brit-pop tradicional (nos vienen a la cabeza los Charlatans, por ejemplo). ¿Te sientes afín a esas bandas en algún sentido?
Bandas de rock con peinados de diseño y guitarras eléctricas… no hay mucha diferencia. Todos los ingredientes están ahí, como en una paella: gambas, pimientos, micrófonos SM 58, Telecasters y todo lo demás. Es difícil sonar a algo nuevo, o viejo, o diferente… esto es solo una tradición, ¿no?
Puede que así sea, pero también le das importancia al piano y a los arreglos de cuerda. Mi favorita es «Harry´s song», a lo mejor por el contraste con esos sonidos más «sintéticos».
Gracias. Es un tema muy sencillo, pero también sintético. Paul se pasó dos días intentando afinar el sonido de mi piano para que pudiera tocarlo a tiempo. Jenny Adejayan toca el cello en el disco, una artista genial que espero traer a España en alguna ocasión.
Creo que tu trabajo es distribuido por Yep Records desde hace años. ¿Tienen pensado publicar parte de ese material «escondido»: caras B, demos o directos?
Todo mi material está escondido, pero finalmente sale a la luz. Así ha sucedido con la mayoría de esas cajas tan completas que Yep Roc ha editado durante los últimos años.
Muchas gracias por dedicarnos estos minutos. Seguiremos esperando noticias tuyas.
De nada. Hasta pronto.