Ryoichi Kurokawa (Teatros del Canal) Madrid 7/4/23
Recalquemos de primeras que, a veces, uno no sabe cómo aislar la parte musical de una propuesta íntegra de A/V y música experimental. Bueno, es que de eso se trata, de que sean partes indivisibles de un solo. El japonés Ryoichi Kurokawa, afincado en Berlín y al que veremos en los próximos meses en algunos otros escenarios españoles, presentaba subassemblies, estilizado nombre para un proyecto audiovisual que versa sobre las relaciones del hombre con su entorno.
A pesar de los problemas iniciales de software, con flechita de ordenador visible y retraso en la entrada de las imágenes, pronto quedó claro que esa relación audiovisual iba a tener una repercusión casi visceral en la audiencia, cuando las vertiginosas imágenes construidas sobre termografías, módulos y rénders, ofredieron una fascinante visión oscura de lo más tenebrosos de la naturaleza. Si de por sí las proyecciones eran vertiginosas, tanto hasta sentir mareo, su propuesta musical, a caballo entre la contención, el sustrato drone en su linealidad y una cuidada sincronización, acompañaba la experiencia.
Cabe aquí preguntarse si en este tipo de iniciativas, a caballo entre instalaciones, arte visual y sonoro y conciertos, la música (o el sonido) cobra un papel relevante o de mero acompañamiento. Kurokawa parece optar más por lo segundo, donde esa rítmica del sonido, de su interpretación musical, dota de volumen sonoro una creación previa, más que al revés, aunque al final sean indisolubles.
El avance de las creaciones tridimensionales, de oscuro a tétrico, de natural a artificial, fueron el camino seguido para confrontar con acierto una disposición de ruidos cuidados, de aceleración sintética casi orgánica, de cierta transmisión de los artificial a lo natural y viceversa. Para quien guste de la música minimalista, extrema o experimental, actuaciones como la del japonés son una auténtica delicia, aunque siempre quede la sensación de que cada parte podría dar todavía más.