Discos

Sonoko – Les Anges, Les Bonheurs (Stroom)

Una de las mayores sorpresas de la temporada ha sido el descubrimiento de esta artista nacida en Kyoto cuyos misteriosos sonidos han mantenido, tras el paso de los años, intacto su poder de fascinación, casi irreal, tras debutar en el prestigioso sello belga Crammed Discs con el sensacional “La Débutante” (1987). Un perfecto engranaje propulsado por delicadas, sutiles, vaporosas, y serpenteantes melodías de pop que buscaban la inspiración tanto en la literatura decimonónica francesa, los cuentos de hadas, así como en la estética de Oscar Wilde, en los paisajes oscuros e industriales del primer David Lynch, y hasta en los bellos arabescos de The Durrutti Column y el susurro del catálogo de Les Disques Du Crépuscule. Un seductor canto de sirena que vio a la luz gracias a Marc Hollander (capo de Crammed), y que sirvió para que la artista japonesa y Colin Newman se pusieran de acuerdo para tejer este quebradizo y ondulante collage que, posiblemente, inspirara a la posterior Julie Cruise de su obra maestra “Floating Into The Night”.

El no menos excelso catálogo del sello Stroom (belgas también) son ahora los responsables de recuperar cuatro temas inéditos de Sonoko, los cuales iban a formar parte de un ep frustrado. Les Anges, Les Bonheurs(Stroom, 2018) fija un expresionismo de trazo iridiscente que esculpe la enorme “Aoi Tori (Dai Go Maku) inspirada en el músico Maurice Maeterlinck, y su moroso devenir crea círculos concéntricos alrededor de unas líneas melódicas de sintetizador, repetitivas, alucinadas, cuyo magnetismo enturbia los sentidos.

“L’enfant Du Paradis” se recrea en la fantasmagoría de los rostros difuminados por el tiempo, y en los fotogramas de las películas de Marcel Carné y Jean Cocteau, mientras las notas de su piano homenajean a Erik Satie.

En “Danse Avec La Tristesse” la voz de Sonoko va descifrando el enigma de un poema de Victor Hugo, y lo hace mostrando su lado más operístico, acolchando el latido de su spleen con sintetizadores que van trenzando un sortilegio que a bien seguro le hubiera gustado a Alan Vega.

Cierra este EP “L’Oiseau Bleu”, que me recuerda a Young Marble Giants y a unos T-Rex oceánicos salidos de una caja de música.

Escucha Sonoko – Les Anges, Les Bonheurs

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