Sopela Kosta Fest – Plaza Ayto. / Playas / Plaza Jauregizar (Sopelana (Bilbao))
La primera edición del Sopela Kosta Fest ha nacido este año como una jornada de un fin de semana con el espíritu de fomentar la naturaleza, la música y el deporte por excelencia de la costa vizcaína: el surf. A la postre sirvió para que la plaza del ayuntamiento de la localidad de Sopelana acogiese dos jornadas de conciertos que en más de una ocasión recordaron a noches pasadas del rock en las que el desenfreno y la gloria casi podían palparse con las manos. Smile, Coronas, Belako y Zea Mays fueron los nombres ilustres que acompañaron a otros como Hey Mr Neken, Yellow Big Machine o Clarisse. Dos veladas maravillosas en las que hubo momentos inolvidables y música a raudales.
Los primeros en abrir el escenario levantado bajo la carpa frente al ayuntamiento de la localidad costera de Sopelana fueron los locales Hey Mr Neken, que amenizaron la tarde noche del viernes con un concierto plagado de versiones de artistas como Adele o The Beatles. Un concierto llevado con buen pulso y experiencia y en donde destacó por encima de todos el batería de la formación Pedro Casanueva. Quien fuera antiguo batería de Los Clavos (banda histórica por excelencia del llamado Getxo Sound), se mostró seguro a las baterías dando pie al resto del grupo para que interpretase con maestría temas míticos como «Come Together», y otros más contemporáneos como «Rolling In The Deep».
Su actuación dio paso al concierto de los bilbaínos Yellow Big Machine. La banda es joven y sin embargo ya puede tenérsela en cuenta como uno de los nombres fijos del underground vizcaíno. Por si fuera poco, en las últimas fechas se les ha podido ver salir a la superficie en citas como estas o como teloneros de León Benavente durante la pasada semana grande bilbaína en el Kafe Antzokia de Bilbao.
El suyo es un noise rock potente que no hace desprecios a sonidos más luminosos recordando por momentos a grupos históricos del género como Pixies. Los mismos de los que pudo escucharse alguna versión tanto en la prueba de sonido como durante el concierto. Una propuesta sencilla que sin duda tiene su raíz en el rock de principios de los noventa que practicaran en su día formaciones como Cancer Moon, los propios Clavos o incluso El Inquilino Comunista cuyos miembros aún siguen regalando conciertos a cuentagotas por la zona cuando la situación lo requiere. En definitiva el suyo fue un concierto purista que supo sacar la mejor cara a una música alimentada de ruido y pasión. El aperitivo perfecto para lo que estaba por venir.
Belako siguen arrasando. Ese podría ser el titular con mayúsculas que coronó un éxito más de los muchos que la banda de Mungia lleva acumulados. Tantos como conciertos tiene el grupo podría decirse. Los jóvenes integrantes de la formación saben sacarle a cada concierto el máximo partido y explotar su energía sobre un escenario que prácticamente devoran con pasión. Josu, Cris, Lore y Lander nunca defraudan en un directo y menos en aquellos en los que hace falta levantar los ánimos del público.
Y es que, como habitualmente sucede en los conciertos de pase gratuito, las bandas teóricamente consagradas han de enfrentarse a un público donde la mayoría de los asistentes son aquellos que se acercan «porque les pilla cerca de casa». Y fue por esa razón por la que el cuarteto tuvo que sacar todas sus armas (que no son pocas), y empezar desde cero para ganarse a un público exigente. Tirando de repertorio clásico y de los dos nuevos EP´s «AAAA!!!!», y «Bele Beltzak Baino Ez», el grupo supo hacer responder al público hasta el punto de convertir la plaza de Sopelana en un auténtico aquelarre.
Temas como «Zaldi Beltza», «Haunted House», o «Sea Of Confusion», que ya en disco se defienden bien solitos en directo cobran nueva vida para convertirse en auténticos revientapistas. Por si fuera poco los últimos compases del concierto se dibujaron con una gran parte del público subido sobre el escenario. Un acto a medio camino entre premeditado e improvisado y que sirvió para poner en evidencia el poder motivacional de Belako… y las nulas medidas de seguridad. Sólo cuando el grupo pidió amablemente a la gente que abandonase el escenario pudo quedarse de nuevo la banda sola para dar carpetazo a otro conciertazo.
Aún quedaba noche por delante cuando Zea Mays saltaron al escenario. Y también sorprendieron. Acostumbrados a verles girar de pueblo en pueblo de la geografía vasca, la banda logró en Sopelana demostrar a los asistentes que no son el clásico grupo verbenero y que son capaces de integrar en su espectáculo una variedad de estilos tan ecléctica como divertida, pasando por el pop rock más clásico, al indie-rock o incluso a Daft Punk.
La jornada del sábado se inició con el concierto de Clarisse que estuvo protagonizado por la falta de público debido al partido que enfrentaba al Athletic de Bilbao con el Eibar. Y es que ya se sabe, cuando en Bilbao hay futbol en San Mamés… no sucede nada más.
Algo que se notó también durante el concierto de Amparo Sánchez. El número de gente fue subiendo a medida que el concierto avanzaba. Aunque en esta ocasión no hubo momento «remember», de Amparanoia con «Que te den», y aún así la artista supo arrancar un baile y una sonrisa a todos los que se pasaron por la carpa para verla con su mezcla de ritmos latinos y melodías delicadas pero firmes.
Un concierto de Los Coronas está lejos de ser un espectáculo denso de guitarras. Ellos son la demostración de que la voz no es la respuesta a todo y que puede transmitirse mucha diversión con dos guitarras, un bajo, batería y una trompeta. Si a eso se le suma la colección de anécdotas, chistes y bromas que se fueron entretejiendo entre canción y canción, el concierto se convirtió en una diversión continua gracias además a versiones tan dispares como las clásicas bandas sonoras surferas de Tarantino o temas de Marisol y Muse. La banda sabe divertirse sobre el escenario y sabe contagiar ese espíritu al público. Imperdibles.
La guinda del festival vino con los getxotarras Smile, quienes lo tuvieron más fácil para levantar al público gracias a la gran cantidad de amigos y conocidos que se agolpaban en las primeras filas. La banda jugaba en casa y quiso demostrarlo tirando de cercanía y sabiendo ganarse al público con su música absolutamente positivista y luminosa. Smile llegaron a la villa de Sopelana presentando su último trabajo Out of season, disco que aúna la magia de la música playera clásica de la banda con esa mágica nostalgia pre otoñal que se respira cada vez que se retira el verano. Unas fechas más que acertadas para dar vida sobre las tablas a un disco que se defiende solo y que gracias a hits como «City Girl», logra levantar el show a cotas que no siempre se ven sobre un escenario.