Sou Edipo – Podría ser en cualquier lugar (Arindelle Records)
Cuando Quique Carrica, cantante y alma de Sou Edipo, estableció en el 2003 su residencia en París, el cambio dio pie a razonables dudas sobre la pervivencia futura del grupo. Más aún cuando posteriormente la mayoría de los demás miembros de la banda se embarcaron en distintos proyectos personales alejados de la matriz del grupo. En su recuerdo dejaban un disco, (D) Composición (2002), y un EP, Diálogo (2003), con los que se habían forjado un nombre muy respetado en la escena madrileña.
La espera, que es la parte más difícil, duró hasta el 2007 cuando escenificaron su regreso en la Sala Caracol en el concierto de reencuentro con su público de la capital. El llenazo que consiguieron esa noche quizás les reafirmó en la convicción que sus seguidores más fieles no les habían abandonado y que incluso todavía les demandaban un nuevo disco. Así pues, tras casi dos años de gestación, nos presentan a su nuevo retoño.
Podría ser en cualquier otro lugar no se trata de un disco fácil y accesible a la primera escucha, casi parece dirigido exclusivamente a la tropa que tanto les esperó repasando durante años sus discos de principios de la década. Su obra, que se mueve entre el rock más clásico y el progresivo y con destacados virtuosismos técnicos y un logrado aire experimental, necesita de una profunda inmersión en sus canciones e impetuosas repeticiones para lograr vislumbrar todo lo que éstas ofrecen. Hay que ser consciente que no es un disco que tenga canciones con una respuesta inmediata ni tiene melodías que se nos enganchan en el cerebro. Por contra, cada nueva escucha revela detalles que no se habían advertido previamente y que solo hacen que enriquecer un resultado final que no defraudará a quienes los escuchen por primera vez.
De todos modos quizás el disco peca en algunos momentos de una cierta indecisión que descoloca al oyente. Canciones de casi 9 minutos se entrecruzan con breves canciones instrumentales de menos de dos minutos. Alguna vez que otra nos preguntamos si algunos pasajes son necesarios para completar canciones que quizás de otra manera mantendrían su presencia intacta. Pero quizás estemos siendo demasiado quisquillosos, no siempre tenemos que esperar que el viento sople en la dirección que a nosotros nos gustaría. Porque en el fondo, al acabar el disco, la sensación que nos queda es que sí, que siete años fueron demasiados.