Stars – No One Is Lost (GET PAID RECORDS)
Escuchando «From The Night», la canción que abre el último disco de los canadienses Stars, a uno le resulta difícil entender los motivos de la escasa repercusión que dicho trabajo ha generado. Son seis minutos y medio de perfección hecha canción pop. Su emocionante progresión y su explosión en forma de estribillo para la posteridad le otorgan la etiqueta de clásico moderno que todo el mundo debería escuchar para recordar que alguna vez quisieron dejarse llevar por un momento, una situación de la que quizás nunca hubieran querido regresar y en la que desearían haberse quedado a vivir para siempre.
Si hacemos uso de memoria, debemos irnos a 2004 para encontrar el momento clave de su carrera. Su tercer disco, el excelente Set Yourself On Fire, les puso en el mapa musical independiente gracias a una incansable sucesión de canciones que transitaban entre la dulzura de sus melodías y la punzante melancolía de unas letras a punto de quebrarse de tan dolorosas. A partir de ahí, como tantas veces ha ocurrido con grupos a los que se ha ensalzado puntualmente pero se ha olvidado a las primeras de cambio, la crítica pareció darles la espalda. Cierto es que ninguno de sus posteriores esfuerzos llegó a la altura de tamaño logro pero siempre encerraron momentos válidos para guardar en la retina.
No parece haber sido este No One Is Lost (15) el que les de ese espaldarazo definitivo, pero desde luego no será por méritos. Aquí consiguen recuperar la frescura perdida en los densos e irregulares The Five Ghosts (10) y The North (12), ya que aunque la ya mencionada cumbre inicial marca un listón imposible de superar, lo cierto es que las bondades de este notable retorno se prolongan, por ejemplo, en las consecutivas «This Is The Last Time» y «You Keep Coming Up», que funcionan como perfectos singles pop, concisos y efectivos, dianas de las que hacía tiempo que no facturaban. La dulce y melosa «Turn It Up», con esos coros irresistibles, es otra sorpresa que suma.
Se agradece indudablemente la levedad de un cancionero con el que se quitan de encima una molesta sensación de estar haciéndose mayores que les perseguía desde hacía tiempo. Resulta enternecedor ver cómo siguen cantándole al amor de una forma tan transparente, inocente y despreocupada, con textos tan obvios y entrañables. La alternancia de voces entre Torquil Campbell y Amy Millan, tan característica, y los arreglos de cuerda que adornan los números más calmados siguen resultando irresistibles y remiten a los mejores trovadores pop, desde Prefab Sprout a Belle and Sebastian. Son motivos todos ellos los que invitan a una escucha detallada a tan agradecido retorno a la mejor forma de un grupo al que añoraremos cuando no estén entre nosotros.