The Charlatans – La Riviera (Madrid)
Apenas medio aforo de La Riviera para ver a The Charlatans el pasado viernes en Madrid. Llevábamos tiempo sin disfrutar de ellos en la capital, pero el puente, Villa Manuela y Monkey Week hicieron mella. Aún así, nos deleitamos durante hora y cuarto (sí, muy escaso) de ese pop de aires retro, con toques de psicodelia y electrónica con el que nos han acompañado ininterrumpidamente desde hace 25 años.
Centrando su actuación en Modern Nature (2015), quizá su disco más convincente en una década y en algunas de las canciones que todos esperábamos, nos hicieron disfrutar gracias a un sonido impecable y a la implicación de un Tim Burgess muy comunicativo, que con su pelo oxigenado y ese aspecto de eterno adolescente, fue desgranando con oficio cada uno de los temas de la noche.
Abrieron como en el disco, con «Talking in Tunes», para enseguida trasladarnos en el tiempo con la bailable «Weirdo» y la melodía evocadora de «North Country Boy». En las primeras filas la gente se venía arriba pidiendo «How High», a lo que enseguida Burgess replicó que iba a ser que no, arrancando con la contundente «Oh! Vanity», justo antes de volver a su reciente trabajo con la hipnótica «So Oh».
La simple presentación de «Just When You´re Thinking Things Over» ya arrancó una ovación previa al revuelo que causó, gracias a ese toque de piano, que enlazó con el de «Trouble Understanding» y también, con el de la acelerada «Blackened Blue Eyes», quizá momento más destacado de aquél discreto Simpatico (2006), que dio paso a otros dos temas de 2015, «Led The Good Times Never Ending» y «Emilie». Pero no nos engañemos, porque lo mejor de la noche vino de la mano de dos infalibles, «One To Another» y el esperado himno «The Only One I Know», apuestas ganadoras ambas. «Come Home Baby» cerró la actuación apenas sesenta minutos después de haber comenzado.
El concierto podría haber sido memorable simplemente tirando de repertorio, pero nos dejaron con un raquítico bis que supo a muy poco. Se abrió con «This Is The End», canción que cerraba You Cross My Path (2008) y la consabida «Sproston Green», con la que se despidieron dejándonos con ganas de mucho más.