The Delines – Mr. Luck & Ms. Doom (Decor Records)
No es sencillo explicar mi entusiasmo con The Delines, una de mis bandas favoritas de la última década. No lo es porque su propuesta a primera vista resulta plana, monótona, invariable a lo largo de sus últimos tres discos que, sin embargo, me parecen imprescindibles. Claro que para ello tienes que enamorarte de la voz de Amy Boone y de las historias de Willy Vautlin. Justamente el origen del grupo se encuentra en la fascinación de Vautlin, miembro de Richmond Fontaine y también escritor de novelas, por la voz de Amy. De hecho el grupo se forma exclusivamente para grabarla cantando las historias al margen de la ley de perdedores, de gente abollada como decía Fernando Alfaro.
Si te aburriste con The Imperial (2019) y The Sea Drift (2022), casi te aconsejaría que dediques los 40 minutos que dura Mr. Luck & Ms. Doom a otra cosa. No sé, ordenar tu colección de sellos, ver un documental de urogallos o escuchar otro disco, que por falta de lanzamientos no será. Si por el contrario, como me sucede a mí, consideras ambos discos (especialmente el primero) obras cumbres de un cierto estilo narrativo, muy americano y cinematográfico, que musicalmente transita entre el folk noir y el country soul, The Delines son para ti y este nuevo disco no te decepcionará. Imposible hacerlo, podría ser un The Imperial parte III y no pasaría nada porque estas canciones no agotan. No podemos evitar sumergirnos una y otra vez en sus historias incluso sabiendo que casi nunca acaban bien. Hasta cuando se proponen hacer una canción medianamente feliz, como la que da título al disco, los protagonistas son gente con vidas nada convencionales: él es un criminal retirado, ella es criada en la mansión de un ricachón.
Solo en el arte, principalmente en el cine y las canciones, los perdedores resultan románticos y hasta envidiables. No nos cambiaríamos por ellos, desde luego, pero admiramos su altanería, sus burlas a lo establecido, su resiliencia y su capacidad para levantarse una y otra vez, incluso cuando lo hacen para volver a caer. De todo ello hablan estas canciones: de muchachas que siempre se enamoran del tipo inadecuado; de asesinatos, de gente que huye sin saber de qué ni hacia dónde dirigirse; de proxenetas, de traficantes, de carreteras perdidas que suelen acabar abruptamente. La voz de Amy Boone es perfecta para transmitir la fragilidad, la soledad, la melancolía y el dolor, y sin embargo también la dignidad, de esas vidas rotas. No importa que una canción como “Left hook like Frazier” suene animada y feliz, échale un vistazo a la letra y cambiarás de idea. De hecho es una excepción dentro del disco, donde lo que abundan son los pianos solitarios, las guitarras tristes, los inquietantes zumbidos sintéticos y la percusión suave, casi rutinaria. “Don’t miss your bus Lorraine”, aunque cuenta con unos apacibles vientos, no se sale demasiado de la hoja de ruta.
Decir que The Delines hacen música agradable sería quedarse solo con la mitad del pastel. Este Mr. Luck & Ms. Doom hay que engullirlo entero, paladeando bien cada contraste, cada sonido, cada silencio. La experiencia es profunda, y eso es algo que hoy en día, en tiempos de prisas y superficialidad, no se encuentra fácilmente. Ni se busca, todo hay que decirlo, la vida nos empuja a ir corriendo en todas direcciones y en ninguna en concreto. Nosotros sin embargo os animamos a degustar despacio este manjar sabroso pero turbador, elegante pero siniestro, absorbente, hipnótico y apocalíptico.
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